Al borde del default soberano, Argentina se encuentra aislada de los mercados internacionales. Una paradoja es que este estado marginal fue beneficioso para los activos domésticos, en un mundo en alerta por el avance del coronavirus y las consecuencias que puede traer para la economía global.

Como muestra basta recordar que el índice Dow Jones de Industriales de Wall Street cedió desde sus máximos históricos y perdió un 1,3% en la semana, a la zona de los 29.000 puntos. Y que el real brasileño descendió a valores mínimos, por la salida de los flujos de capitales de las economías emergentes.

Las acciones y los bonos argentinos fueron inmunes a los factores externos. El panel líder S&P Merval de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos) registró una ganancia semanal de 2,8% en dólares, recuperación que se replicó en la mejora promedio de los ADR de compañías argentinas que se negocian en Nueva York.

Desde que comenzó el 2020, el Merval resta en promedio un 7% en pesos y un 14% en dólares. “En tiempos de mayor incertidumbre, sobre todo si se está en el piso, muy poco hay para bajar y demasiado, mucho, para subir”, resumió Jorge Fedio, analista técnico de Clave Bursátil.

En cuanto a los bonos, tuvo impacto que el miércoles la misión del Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo en un comunicado que “la deuda argentina no es sostenible” y pidió una contribución de los acreedores privados.

Aunque en primer término la comunicación generó un nuevo descenso de precios de la renta fija y un salto del Riesgo País por encima de los 2.100 puntos, luego las cotizaciones se reacomodaron, con un efecto semanal neutro. Claro, que en valores todavía muy deprimidos sin definiciones concretas sobre la propuesta de reestructuración con acreedores privados.

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En ese contexto, será de vital importancia la participación del ministro de Hacienda, Martín Guzmán, en el encuentro del G20 de este fin de semana en Riad, Arabia Saudita, donde se reencontrará con la directora gerente del Fondo, Kristalina Georgieva.

El índice de Riesgo País de JP Morgan finalizó la semana en los 2.058 puntos para la Argentina, un peldaño por encima de los 2.029 enteros del viernes anterior.

Los bonos soberanos operados en el Mercado Abierto Electrónico (MAE) rebotaron un 1% en dólares, con lo que redujeron las pérdidas acumuladas en la semana a un 0,5 por ciento.

El Banco Central argentino aprovechó los rigores del control de cambios para aplicar una suba moderada del tipo de cambio y ajustar a la baja la tasa de política monetaria, ahora en el 40% anual para la referencia de las Letras de Liquidez (Leliq).

La caída de rendimientos se transmite a las tasas que perciben los ahorristas por dejar su dinero en el banco. Los plazos fijos a 30 días rinden en promedio poco más de 30%, una tasa real que podría llegar a ser negativa si la inflación se resiste a bajar, pero que consigue aceptación por la imposibilidad de dolarizar el excedente de pesos.

Por este motivo tampoco hubo una disparada del dólar. La divisa se exhibió bajista para las paridades bursátiles, estable en el mercado libre o blue y con ligera alza en la plaza formal, con la intervención del Banco Central.

El economista Gustavo Ber explicó que “la política monetaria de una más acelerada reducción en la tasa en combinación con la expansión de los agregados monetarios sigue sorpresivamente -al menos por el momento- sin despertar a las brechas”. Agregó que “tanto el MEP como el contado con liqui continúan calmos a pesar de la alicaída demanda de pesos e incluso han achicado el canje entre ambos hasta ubicarse flat”.

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El “contado con liquidación”, el tipo de cambio implícito en el arbitraje de acciones y bonos argentinos en la Bolsa local y en el exterior, resta un 6% en febrero, por debajo de los 81 pesos, movimiento que contrasta con un dólar mayorista que cerca de los 62 pesos se aprecia un 2,5% en febrero, ritmo que los analistas prevén que será mayor a la inflación.

Es así que mientras los operadores bursátiles esperan el desenlace de la novela por la negociación de la deuda pública, el dólar al público volvió a posicionarse otra vez como el de precio más alto del mercado, cerca de los 83,20 pesos por la aplicación del impuesto solidario del 30 por ciento.

“La actividad económica aún no da señales de mejora y difícilmente la demanda se amplíe desde la inversión mientras que la reestructuración de la deuda no esté resuelta, dado que el Riesgo País elevado y la incertidumbre en materia cambiaria e inflacionaria atentan contra el desarrollo de nuevos proyectos”, puntualizó un informe de Invecq Consultora Económica.

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