La operación se realizó en Francia. Se trata del primer trasplante de estas características de la historia.
De todos modos, este electricista islandés de 48 años, a dos semanas del trasplante realizado en el hospital Edouard Herriot, en Francia, confiesa que se siente bien, especialmente esperanzado en un futuro mejor.
Este «injerto bilateral de brazos y hombros», duró 15 horas y «requirió la movilización de numerosos equipos médicos y sanitarios públicos y privados del territorio», indicó Hospicios Civiles de Lyon (HCL).
Acompañado de su esposa Silvia, Félix debe pasar otras tres semanas en el hospital antes de ser trasladado a un servicio de reeducación física y de rehabilitación neurológica, cerca de Lyon, en Francia.
El 12 de enero de 1998, Félix Gretarsson, de 26 años, estaba trabajando en una línea eléctrica de alta tensión cuando una sobretensión de 11 mil voltios le quemó las manos y lo arrojó al piso helado.
Por la descarga eléctrica, sufrió múltiples fracturas y lesiones internas.
Debido a ese accidente laboral, estuvo en coma durante tres meses y al salir de ese estado le amputaron ambos brazos.
Además, tuvo que someterse a varias operaciones más, entre ellas un trasplante de hígado.
Para encontrar donantes para un doble trasplante de brazos y hombros adecuados se necesitaron años.
Durante ese tiempo, unos 50 miembros del personal médico se involucraron en los preparativos de la operación.
El 13 de enero, cuatro equipos de profesionales se dedicaron a trabajar sobre ambas extremidades. Hicieron reconstrucción ósea, revascularizaron las extremidades y finalmente, se dedicaron a hacer la delicada tarea de conectar músculos, tendones, nervios y piel.
Según su propia percepción, su evolución, poco tiempo después de la cirugía, es “muy buena”. Desde su habitación del servicio de trasplantes, comenta: “Tomo muchos analgésicos pero siento que cada día avanzo”.
Félix Gretarsson se muestra optimista ante la posibilidad de recuperar cierta movilidad en sus extremidades, aunque puede que no gane ninguna. El hombre asegura que empieza a apropiarse de sus brazos. “Me gustan mis manos, se parecen a las de antes”, indica.
