El estudio indicó que las pequeñas partículas que integran la familia de los bioaresoles se separan de la materia fecal y pueden subir tuberías arriba o bien contaminar el mismo baño si se aprieta el botón con la tapa abierta.

Cuando todo lo referido al coronavirus parecía conocerse, un estudio chino confirmó que el hecho de tirar la cadena o pulsar el botón del inodoro es una nueva amenaza para contagiarse de COVID-19.

Esta afirmación se debe a que cuando vamos al baño y luego tiramos la cadena, el agua del inodoro y todo lo que arrastra corre tuberías abajo hasta estaciones depuradoras que filtran el agua, que luego vuelve a su medio natural, libre de contaminación.

Pero las partículas pequeñas de heces que integran la familia de los bioaresoles se separan de la materia fecal y pueden subir tuberías arriba o bien contaminar el mismo baño, si se aprieta el botón con la tapa del inodoro abierta.

Con la sospecha del papel que juegan los aerosoles fecales en la transmisión del síndrome respiratorio agudo severo coronavirus 2 (SARS-CoV-2), los investigadores Kang Min, Wei Jianjian y Yuan Jun realizaron un estudio científico para investigar las distribuciones temporal y espacial de 3 familias infectadas en un edificio de departamentos de gran altura, y examinar las variables ambientales asociadas para verificar el papel de los aerosoles fecales.

Publicación del estudio

Generalmente, estos aerosoles son inofensivos y vivimos mejor sin considerar su existencia, pero el estudio publicado la semana pasada en la revista Annals of Internal Medicine sugiere que 9 personas se infectaron de COVID-19 por esta vía en distintos pisos de un bloque de viviendas de la ciudad china de Guangzhou a comienzos de año. Allí también se estudiaron 193 residentes y 24 miembros del personal de administración del edificio que dieron negativo en el estudio.

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Desde el inicio de la pandemia, la comunidad científica en general ha apuntado que este virus respiratorio contagiaba principalmente a través de partículas de saliva que contienen el coronavirus mediante el habla, la tos o el estornudo. Pero una vez confirmado que las heces o la orina también portan el patógeno y sus partículas son igualmente contagiosas al ser inhaladas, la visión de la contagiosidad del virus, se amplió.

“Cuando alguno de los pacientes usó el retrete y tiró de la cadena, el desagüe de la bañera en el mismo cuarto de baño podría haber permitido a los bioaerosoles portadores del virus volver a filtrarse en el ambiente y en otras habitaciones conectadas con el sistema de drenado”, explicó el artículo.

Pero estas micropartículas infectadas con el coronavirus no solo se habrían trasladado a través del sistema de drenado de la propia vivienda, sino que podría haber pasado a otros pisos superiores mediante lo que los científicos chinos han definido como un “efecto chimenea”.

Tres familias, centro de la investigación

La investigación identificó 9 pacientes infectados en 3 familias. La primera familia tenía antecedentes de viajes al epicentro de la enfermedad del coronavirus en Wuhan, mientras que las otras 2 familias no tenían antecedentes de viajes y los síntomas aparecían más tarde. Y no se encontró evidencia de transmisión a través del ascensor o en otro lugar. Lo que sí se advirtió es que las familias vivían en 3 pisos alineados verticalmente conectados por tuberías de drenaje en los baños principales.

“Los bioaerosoles de un tamaño suficientemente pequeño pueden haber sido transportados por el aire a través de las tuberías y los conductos de ventilación durante horas y haber sido succionados en otros cuartos de baño cuando se cumplieran unas condiciones adecuadas”, confirmó el estudio.

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Y agregó: “Tanto las infecciones observadas como la ubicación de las muestras ambientales positivas son consistentes con la propagación vertical de aerosoles cargados de virus a través de estas pilas y conductos de ventilación”.

El contagio mediante partículas fecales ya había sido registrado en la epidemia generada en 2003 por el SARS-CoV-1, pariente cercano del actual coronavirus. En ese momento, 321 vecinos de una urbanización de Hong Kong llamada Amoy Gardens se infectaron y 42 de ellos murieron después de que un solo visitante contagiado y con diarrea severa utilizara un baño de uno de los edificios, cuyo sistema de ventilación estaba en malas condiciones.

 

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