“Todo esto es inaceptable, incomprensible e inadmisible”, declaró a los medios de comunicación el presidente Marcelo Rebelo de Sousa, manifestando el “asombro” de las autoridades portuguesas ante los “ataques lanzados en primer lugar contra la TAP, pero también contra Portugal y sus responsables”.

“Es un acto poco amistoso hacia Portugal, un país con equilibrio y capacidad para hablar con todos”, destacó, en tanto, el ministro portugués de Asuntos Exteriores, Augusto Santos Silva.

El lunes, Caracas suspendió por 90 días las operaciones de la compañía aérea portuguesa TAP hacia Venezuela, afirmando que había permitido a Juan José Márquez, tío del presidente interino Juan Guaidó, llevar explosivos a bordo de un avión.

Márquez, quien viajó con su sobrino de vuelta de una gira internacional en Estados Unidos y en Europa, fue detenido arbitrariamente por las fuerzas del régimen chavista el pasado martes a su llegada a Venezuela.

Según el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC) chavista, Diosdado Cabello, considerado el número dos del régimen, Márquez transportaba explosivos ocultos en diversos objetos.

Por su parte, Cabello también acusó a la aerolínea TAP de violar las “normas internacionales” al permitir a Márquez “llevar explosivos” y, además, ocultar la identidad de Juan Guaido, reconocido como presidente interino de Venezuela por casi sesenta países, entre ellos Portugal, en la lista de pasajeros.

“La TAP no comprende las razones de esta suspensión”, reaccionó afirmando que se veía perjudicada por una medida que perjudicaba a sus pasajeros y lamentaba no haber tenido la oportunidad de defenderse.

La mayoría de líneas empezaron a suspender sus vuelos en 2012 cuando el gobierno comenzó a retacear a las compañías los dólares a cambio de los bolivares que recibian por la obligación de vender pasajes internacionales en moneda venezolana.

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