“La aplicación de políticas neoliberales hace que en algún momento los países reaccionen”, dijo en un panel que organizó el año pasado la Universidad Nacional de Río Cuarto la embajadora María del Carmen Squeff, actual subsecretaria del Mercosur de la Cancillería argentina y designada al frente de la representación ante las Naciones Unidas, según confirmaron voceros del Ministerio de Relaciones Exteriores. Reemplazará a Martín García Moritán, que estuvo cuatro años en las oficinas de la avenida 1, en New York, frente al cuartel central de la ONU.

Squeff es una diplomática de larga trayectoria, santafesina de excelente vínculo con el gobernador Omar Perotti y, en su momento, con el actual ministro de Defensa Agustín Rossi, considerada en su patria chica como “viva, formada y estudiosa”. Peronista, es especialmente respetada entre sus pares en forma independiente a su filiación política por su profundidad para abordar cada uno de los temas que tuvo entre manos, desde el diálogo con Francia en tiempos del virtual aislamiento de la Argentina con el mundo hasta la limitada relación de nuestro país con Africa cuando le tocó hacerse cargo de la embajada en Abuya, Nigeria.

Desde que cambió el Gobierno se sabía que Squeff tendría otro destino, no sólo por su compromiso político con el Frente de Todos, sino porque es una de las pocas embajadoras de género femenino, un perfil especialmente valorado en estos tiempos en las cancillerías de todo el mundo. Sin embargo, su nueva designación se fue demorando.

En la gestión de Jorge Faurie fue designada como subsecretaría del Mercosur y Negociaciones Económicas Internacionales y así continuó con el cambio de Gobierno, cuando Alberto Fernández designó a Felipe Solá al frente de la Cancillería. “Es que ella no tenía apuro y eligió quedarse para que todo se pusiera en marcha”, dijeron cerca del Canciller, dando muestras de la confianza que se generó entre ambos.

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Incluso, hay quienes consideran que ejerció un rol estratégico en la reorientación de la política exterior saliendo de lo que suele llamarse “alineamiento automático” con los intereses de los Estados Unidos, sin ponerse en las antípodas. “Es delicada y precisa, enemiga de las sobreactuaciones”, fue uno de los elogios que en la Cancillería le transmitieron a Infobae.

Licenciada en Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario, ingresó al servicio exterior en 1991, y ejerció funciones entre 1995 y 2000 en la sección comercial de la misión argentina ante la UE y entre 2005 y 2011 en la FAO. Entre 2011 y 2014 fue subsecretaria de Política Exterior, donde tuvo la oportunidad de impulsar la cooperación Sur-Sur con varios países africanos.

A pesar de eso, ya con Faurie como canciller, Mauricio Macri la designó al frente de la embajada argentina en Nigeria en setiembre de 2018, de donde tuvo que regresar anticipadamente por motivos de salud.

En ese panel del que se habló más arriba, Squeff también dijo que “hay que reinsertarse en el mundo, de una manera inteligente, sin prejuicios. Hay que hacerlo dentro de nuestra dimensión y con nuestras características. Tenemos mucho para dar y ofrecer, y eso es lo que debe retornar”.

Curiosamente, también la gestión anterior hablaba de “reinserción inteligente en el mundo” para destacar las relaciones con China y Rusia que fueron fortalecidas por los gobiernos kirchneristas y continuaron con Macri como política de Estado.

“Me llamó la atención que, cuando se supo el ofrecimiento que me había hecho el Presidente y mi aceptación, no se analizara ese aspecto. Es una señal muy fuerte a favor del diálogo y la búsqueda de los consensos”, agregó el designado embajador en España.

Sostuvo que esperaba “poder cumplir con éxito la tarea» que le encomendó Alberto Fernández y «estar a la altura de las circunstancias para el beneficio de todos los argentinos porque necesitamos tener la mejor relación con todos los países del mundo, con la Unión Europea, y en particular España, que es el segundo país en inversiones en la Argentina”. Castro no habló con la prensa.

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