Las variantes de la vacuna, los países más avanzados, la situación en Argentina

China, Rusia, Canadá y el Reino Unido ya están vacunando a parte de su población. Estados Unidos y la Unión Europea prevén comenzar en los próximos días. Argentina espera recibir las primeras dosis esta semana. El rol de la plataforma Covax.
La vacunación masiva ya se despliega en algunas naciones y en otras está por hacerlo. ¿Cómo les está yendo a Estados Unidos, Reino Unido y Rusia? ¿Qué falta para que Europa comience a proteger a sus ciudadanos? ¿Qué resta destrabar para que Argentina haga lo propio? ¿Qué hay de los Estados más pobres y qué rol jugará la plataforma COVAX, el espacio creado por la Organización Mundial de la Salud? El comienzo del fin está más cerca, pero el procedimiento no será tan sencillo. Las vacunas, por el momento, son tecnologías escasas y las potencias utilizan su poder para asegurarse las dosis suficientes y más.

América del Norte

La Administración de Medicamentos y Alimentos de Estados Unidos (FDA), en primer término, aprobó el uso de emergencia de la vacuna desarrollada por las farmacéuticas Pfizer (EE.UU.) y BioNTech (Alemania) y ya comenzaron con la aplicación de 3 millones de dosis. A esta primera fórmula debe sumársele la variante de Moderna, que el viernes recibió su autorización. El propio Donald Trump anunció que «la distribución empezará de inmediato». La candidata de Moderna ya había recibido el visto bueno del Comité Asesor de Vacunas y Productos Biológicos. Este paso sirvió como antecedente para la decisión final que recayó, como es natural, en la la FDA. Según se espera, su distribución iniciará la próxima semana y se sumará a la de Pfizer y BioNTech. Las buenas noticias surgen cuando los contagios y la cifra de muertos son alarmantes. EE.UU. es la nación más perjudicada por el coronavirus, ya que superó los 17 millones de contagios y se acerca a las 320 mil muertes. Las prioridades al momento de distribuir las dosis están claras y puede verse un orden similar en el mundo. Estados Unidos no será la excepción y primero inocula al personal sanitario y a los adultos mayores.

Canadá comenzó a vacunar a sus habitantes a mitad de semana con la variante desarrollada por Pfizer y BioNTech. 30 mil dosis fue la cifra simbólica que arribó como primera partida a suelo canadiense, aunque recibirá cerca de 250 mil antes de que culmine 2020 y 20 millones más a partir del primer trimestre del 2021. Un dato a destacar es que el gobierno de Justin Trudeau ha sellado acuerdos con 7 firmas proveedoras de vacunas distintas y se ha asegurado la llegada de un total de 414 millones de dosis, lo que equivale –si se considera una población que ronda los 38 millones– a la mayor cifra de dosis per cápita del planeta. En efecto, le alcanzaría para inocular varias veces a cada uno de sus ciudadanos.

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Reino Unido y Unión Europea

En Inglaterra, Escocia, Gales e Irlanda, la variante de Pfizer y BioNTech fue aprobada por la Agencia Reguladora de Medicamentos y Productos Sanitarios el 3 de diciembre. En Inglaterra nada más, ya son más de 50 las instituciones de salud que inoculan a ciudadanos que componen los considerados “grupos de riesgo”. Desde el gobierno británico ordenaron 20 millones de vacunas y 4 millones, según los cálculos, llegarán antes de que culmine este año. Uno de los temas más recurrentes durante las primeras semanas de procedimiento fue el de las reacciones adversas que la sustancia activa generó en aquellas personas con un historial severo de alergias. Dos trabajadores que pertenecen al Servicio Nacional de Salud afrontaron reacciones (un cuadro anafilactoide) y, a partir de allí, comenzó a recomendarse no inocular esta vacuna de ARN a individuos con esta trayectoria clínica. Una reacción alérgica similar provocó en dos personas que fueron inoculadas con la variante en Estados Unidos. Además de la de Pfizer y BioNTech, Reino Unido ha informado que aprobará la vacuna de AstraZeneca y la Universidad de Oxford. Según prevén, la autorización se realizará entre el 28 y el 29 de diciembre.

A comienzos de semana, se espera que la Agencia Europea del Medicamento, dé luz verde para que la vacuna desarrollada por Pfizer y BioNTech comience a ser inyectada en personas que habiten en todos los países de la Unión Europea en simultáneo. La reunión había sido pautada para el 29 de diciembre pero el gobierno alemán insistió para que se concretara antes de las fiestas. La aprobación de la de Moderna, mientras tanto, podría realizarse el 6 de enero y, de allí, aguardar unos días para que las dosis viajen desde los laboratorios hacia los centros de salud que se encargarán de suministrarla.

Rusia

Fue la primera nación que ordenó el comienzo de la inoculación masiva, el 5 de diciembre. Esperan que entre 6 y 7 millones de ciudadanos reciban la droga en los próximos meses. En el presente, Sputnik V está siendo aplicada a militares y personal sanitario, entre 18 y 60 años, en 70 instituciones de salud desperdigadas por su territorio. En este sentido, los dichos de Vladimir Putin estuvieron enredados en una nueva descontextualización por parte de los medios hegemónicos. El mandatario dijo que se vacunaría «sin falta apenas sea posible», porque tiene más de 60 años y todavía no lo tiene permitido. “Escucho las recomendaciones de los especialistas y por tanto, aún no lo he hecho, pero está claro que lo haré apenas sea posible”, dijo Putin. Y luego dejó en claro que la variante diseñada por los equipos de expertos y expertas de su país “era segura y eficaz”. No obstante, algunas voces que procuran desacreditar la vacuna rusa promovieron la idea de que el propio presidente desconfiaba de la variante fabricada en su territorio. En rigor de verdad, aún no se inoculó porque tiene 68 años y los mayores de 60 años comenzarán a ser vacunados cuando, finalmente, el Centro Gamaleya presente los resultados de la fase clínica 3 con adultos mayores. Se estima que será en los próximos días.

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Al mismo tiempo, Gamaleya, a cargo de la investigación y de los ensayos clínicos, le ofreció al Laboratorio AstraZeneca, que trabaja en colaboración con la Universidad de Oxford, combinar sus preparados a fin de que la candidata de las instituciones británicas (que también servirá para inocular a los argentinos a partir de marzo) pueda mejorar su eficacia. Vale destacar que había alcanzado una eficacia media del 70 por ciento, promedio que se extraía entre dos líneas de investigación distintas, mientras que la opción rusa había conquistado nada menos que el 91,4 por ciento. Lo llamativo es que la variante de AstraZeneca y Oxford es la que mejor venía y quedó un poco relegada en el tramo final.

China

El gigante asiático cuenta con nada menos que cuatro variantes en la última fase de ensayos clínicos. A las dos líneas de investigación que lleva adelante la empresa estatal Sinopharm, también debe sumarse la fórmula de los dos actores privados CanSino Biologics y de Sinovac. A diferencia de los vectores adenovirales que combina el Centro Gamaleya y de las de ARN mensajero que emplean Moderna y Pfizer, los chinos optaron por una metodología más tradicional. Decidieron inocular virus inactivado, una técnica que se emplea en vacunas para la gripe aviar o la polio; y, además, no requiere de ningún refrigerador específico para que la sustancia activa siga confiriendo protección a las personas que la reciban. Por este motivo, se ahorrarían todos los impedimentos logísticos que las tecnologías de las corporaciones de Estados Unidos podrían ocasionar en países semiperiféricos sin tanta infraestructura.

Hasta el momento, la vacuna fabricada por Sinopharm (cuyos ensayos clínicos se llevan en cabo en muchos países, entre ellos Argentina, a través de la Fundación Huésped) fue suministrada a más de un millón de personas para su uso de emergencia y no se ha reportado ninguna reacción adversa. Según ha trascendido, el gobierno podría poner a disposición 600 millones de vacunas y el presidente argentino estaría viendo con buenos ojos la chance de cerrar un acuerdo para recibir 15 millones en marzo.

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Argentina

Alberto Fernández informó que, tras el contrato con el Fondo Soberano de la Federación Rusa, 300 mil dosis llegarían antes de fin de año y a partir de 2021 arribarán las dosis suficientes para vacunar entre enero y febrero a 10 millones de argentinos. Carla Vizzotti, la secretaria de Acceso a la Salud, está en territorio ruso junto a expertos y técnicos de Anmat con el propósito de realizar todas las evaluaciones correspondientes y cerrar los detalles de la logística de los vuelos con las primeras vacunas que podrían llegar la próxima semana, con precisión el 23 de diciembre. Los miembros del personal sanitario y de seguridad serán los primeros en recibir las inoculaciones. Los adultos mayores constituyen el otro gran grupo, por eso, la delegación argentina aguarda que Rusia apruebe la aplicación de la Sputnik V en mayores de 60 años. Mientras, el Ministerio de Salud presentó ante la ANMAT un pedido de «autorización de emergencia» de la vacuna rusa, para acelerar los trámites y que pueda empezar a aplicarse en cuanto lleguen las primeras dosis al país.

Hay muchas naciones que ya iniciaron los trámites para la aprobación de la vacuna de Pfizer y BioNTech luego de la inoculación masiva comenzada en Reino Unido y en Estados Unidos. Algunos de ellos en los que el proceso logístico iniciará pronto son: Bahréin, Arabia Saudita, Costa Rica, México, Ecuador, Chile, Israel, Singapur. La OMS, por su parte, ha prometido la llegada de 2 mil millones de vacunas para los países en vías de desarrollo que, de otra forma, tendrían más difícil su acceso a la tecnología. Según los cálculos de la Organización Mundial de la Salud se distribuirán durante el primer semestre de 2021. Será a través de la Plataforma COVAX, un fondo de acceso global cuyo aval fue firmado para nada menos que 172 naciones. El propósito es que las vacunas lleguen con independencia del poder adquisitivo de cada uno de los países. Argentina forma parte del espacio que procura reunir a gobiernos, organizaciones de salud, laboratorios, científicos, filántropos y organismos del sector privado y la sociedad civil. Como primera medida, COVAX se propone que al menos el 20 por cierto de la población de cada una de las naciones pueda estar protegido. Con ello, los grupos de riesgo podrían contar con defensas y disminuir la letalidad del patógeno, que suele ocasionar más problemas, sobre todo, en aquellos sitios cuyos sistemas de salud se hallan más desguarnecidos. Es el comienzo del fin, pero todavía falta.

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