En marzo, cuando el gobierno realizó las cuentas del nuevo programa de crédito con el FMI, las tasas de interés rozaban el cero por ciento, hoy se ubican en 3,1 por ciento. Son niveles récord que no se veían desde el año 2008, previo al estallido de la crisis financiera mundial de la hipotecas subprime. Los pagos al FMI crecerán en unos 1000 millones de dólares este año debido al incremento de tasas, según confirmaron fuentes oficiales.

La llamada tasa marginal de interés que cobra el FMI por sus préstamos tiene un componente variable que ahora la empuja hacia arriba. En marzo ese componente era del 0,25 por ciento, a lo que se sumaba 100 puntos básicos como margen fijo sobre aquel y 300 puntos básicos en concepto de sobrecargos. Así la tasa marginal llegaba a 4,25 por ciento anual y la preocupación del entonces ministro de Economía era lograr una rebaja de los sobrecargos. Con dicha tasa marginal los pagos en concepto de intereses al FMI se estimaban en 1.600 millones de dólares promedio anual hasta 2027.

Pero la coyuntura financiera internacional cambió desde entonces. Asustados por una inflación que se acelera y toca máximos en décadas, los principales bancos centrales del mundo aumentaron bruscamente las tasas de referencia, lo cual influyó sobre el interés que cobra el FMI. Calculada a noviembre de este año, la tasa marginal asciende a 6,64 por ciento según fuentes especializadas. La tasa base ahora suma 364 puntos básicos mientras los sobrecargos se mantienen en 300.

La situación es delicada a escala global porque se espera que la Reserva Federal de Estados Unidos continúe subiendo la tasa el año próximo (se estima la llevará arriba del 5 por ciento), lo cual acarreará una recesión en el país del norte y en el mundo entero. Varios especialistas coinciden en señalar que 2023 y 2024 serán años recesivos y hacia adelante se espera un período de estancamiento que también afectará a todos los países.

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¿Qué firmó Argentina?

Es tanta la información que circula y se consume a diario que hechos trascendentes como la firma de este acuerdo parecen haber sucedido mucho más atrás en el tiempo. Hace apenas ocho meses Argentina conseguía un nuevo programa crediticio con el FMI llamado de Facilidades Extendidas (EFF) y destinado a cubrir los vencimientos derivados del anterior programa Stand By firmado en 2018. Ese último se mantendría vigente e inalterado en su cronograma de pagos, solo que ahora contábamos con el financiamiento necesario para realizar los pagos.

A su vez, dado que parte de la deuda del Stand By se había amortizado en los últimos meses de 2018 (por un monto de 4.400 millones de dólares), un remanente del nuevo préstamo sería destinado a apoyo presupuestario. El EFF totalizaba aproximadamente 44.400 millones de dólares, que terminarían de pagarse en un lapso de once años. Casi una década destinada a pagar una deuda que se comunicó en menos de cinco minutos de un vídeo pregrabado. Los desembolsos del EFF son trimestrales y están sujetos, como es sabido, a la aprobación de metas macroeconómicas comprometidas por un plazo de dos años y medio.

Actualmente el stock de deuda argentina con el FMI alcanza unos 40.700 millones de dólares, de los cuales menos de la mitad corresponden al nuevo crédito de EFF. Tras su firma, a comienzos de este año un informe de la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) estimaba vencimientos de intereses y capital con el FMI por 17.900 millones de dólares entre marzo y diciembre. En promedio, y con una tasa marginal de 4,25 por ciento, se estimaban pagos en concepto de intereses por 1.600 millones de dólares promedio por año hasta 2027. Esos números han trastabillado.

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En tanto, los desembolsos previstos totalizarán unos 24.300 millones de dólares este año, dejando todavía un financiamiento neto positivo para el país.

Negociaciones

La tasa marginal que cobra el FMI se compone de una tasa base y de eventuales sobrecargos que se aplican al deudor cuando este excede ciertos límites. Si supera el límite equivalente a 187,5 por ciento de la cuota del país en el FMI se aplican 200 puntos básicos sobre ese saldo deudor excedente, y si ese saldo se mantiene por encima del límite durante 3 años para los Stand By el sobrecargo se incrementa otros 100 puntos básicos, que es lo que le pasó a Argentina en noviembre de 2021.

Martín Guzmán rogaba que esos sobrecargos disminuyesen, y consiguió en la cumbre de Roma de febrero que el G20 instara a la revisión de los sobrecargos del FMI así como a evaluar nuevos mecanismos de asistencia para los países más afectados por la pandemia. Como los sobrecargos constituyen una de las principales fuentes de financiamiento de la estructura propia del FMI, los reclamos por esa vía no avanzaron pero sí se logró que el Fondo diseñara un mecanismo que permitiese canalizar voluntariamente las asignaciones de los países miembro más ricos hacia los más pobres y vulnerables.

En agosto de 2021 el FMI había puesto a disposición de sus miembros un extra de 650.000 millones de dólares para financiar los enormes gastos de asistencia sanitaria por la Covid 19. Argentina recibió unos 4.400 millones de dólares según su cuota parte. En mayo de 2022 el organismo creó el Fondo Fiduciario de Resiliencia y Sostenibilidad (FFRS) con el objetivo de asistir a países de ingresos bajos y medios en problemas de mediano a largo plazo como los vinculados con el cambio climático.

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Necesidades de financiamiento

El stock total de deuda pública asciende al 79 por ciento del PBI, según datos actualizados de la OPC. Esto es deuda en moneda local y extranjera, con acreedores privados, públicos y organismos multilaterales y bilaterales de crédito. Puntualmente la deuda en moneda extranjera representa el 54 por ciento del PBI, 20 puntos porcentuales menos que en la época del macrismo.

Los vencimientos de esa deuda pública (la amortización y los intereses) suman un total de 4452 millones de dólares solo en noviembre de este año. En tanto que el Congreso ya aprobó la estructura del nuevo financiamiento que buscará obtener el Estado para costear su normal funcionamiento, es decir, el déficit y los repagos de la deuda pasada. Ese endeudamiento, que se planifica cada año y se aprueba junto con el Presupuesto, se denomina Programa Financiero, y estipula que para el año próximo las necesidades de financiamiento ascienden a un monto equivalente al 20,3 por ciento del PBI. No es barato para Argentina refinanciar su deuda.

En orden de importancia los principales usos de esos fondos serán: amortizaciones por deuda previa en 8,8 por ciento del PBI, el déficit primario estimado en -2,5 por ciento del PBI y pagos al FMI por igual cuantía, e intereses por -1,8 por ciento del PBI. Allí se encuentran computadas las nuevas tasas.

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