El 15 de julio de cada año, se celebra la sanción de la Ley N° 26.618 en Argentina, conocida como Ley de Matrimonio Igualitario, con esta ley se modificó la norma de Matrimonio Civil en el país y se garantizó el derecho a que las personas puedan contraer matrimonio independientemente de su sexo y género.
Cabe destacar que este hecho constituyó un hito político y social ya que Argentina fue el primer país latinoamericano en reconocer este derecho, hasta entonces negado a las personas LGBTIQ y a diferencia de lo que sucede en otras latitudes, este reconocimiento se dio en las mismas condiciones que tienen las parejas y familias heterosexuales.
De esta manera, adquirieron los mismos derechos que el resto de las personas, tales como el acceso a previsiones sociales, derechos de herencia y adopción e inscripción conjunta de las niñas y niños nacidos en el marco del matrimonio igualitario, entre otros.
Esta ley fue producto de una ardua lucha por parte de las organizaciones LGBTIQ y de conquistas legales previas, como la unión civil de la ciudad de Buenos Aires (2002), también primera ley sancionada en Latinoamérica al respecto.
Por otra parte, esta ley concretó el compromiso de Argentina en la implementación de políticas de igualdad, inclusión y construcción de ciudadanía, por lo tanto, fue un antecedente para la sanción de otras leyes como la Ley N° 26.743, de Identidad de Género, el Decreto de Necesidad y Urgencia N° 1006/2012 de Reconocimiento Legal de Hijos e Hijas de familias comaternales nacidos antes del matrimonio igualitario y la Ley N° 26.862 de Reproducción Medicamente Asistida, al igual que la institucionalización de diversas áreas y programas en materia de diversidad sexual en gran parte de los ministerios nacionales, provinciales y municipalidades de todo el país.
Es importante señalar que en 2010, cuando se dio el intenso debate en torno a la sanción de esta norma, fueron los activistas y la población argentina quienes dieron el nombre de Ley de Matrimonio Igualitario, bajo la idea de que esta norma significaba el reconocimiento igualitario de un derecho que estaba siendo negado, sustituyendo denominaciones utilizadas hasta ese momento como matrimonio gay, matrimonio homosexual y matrimonio entre personas del mismo sexo. Bajo esta perspectiva, esta ley significó un avance en términos de derechos al establecer la igualdad jurídica para todas las personas que deseen contraer matrimonio y permitió promover así una sociedad más justa e igualitaria. Esta denominación, pero sobre todo este modelo para pensar el matrimonio desde la noción de igualdad, han sido retomados en otras partes de Latinoamérica.