Los cascos salvan vidas al evitar o amortiguar golpes y heridas en la cabeza, devastadoras y discapacitantes. Los motociclistas que no usan casco tienen más alto riesgo de muerte o de sufrir lesiones permanentes.
Por tal motivo se profundizan los controles para exigir el uso de casco al conducir, extendiendo el cumplimiento de la normativa hasta las estaciones de servicio para no permitir la venta de combustible a quienes no lo estén utilizando, acción que se enmarca dentro de la Ordenanza 4272 establecida desde el año 2010, que prohíbe la comercialización de combustible en estaciones de servicios para quienes incumplan la norma.
En este sentido, el motociclista debe colocarse el casco acorde a su talle, debidamente sujeto debajo de la barbilla para tener una buena visión y la parte delantera quede alineada con la mandíbula.
El cumplimiento de esta normativa refuerza el compromiso comunitario que contribuye al cuidado de la integridad física de los ciudadanos que transitan por la ciudad.
