Racing de Nueva Italia se merece disputar este partido con River por Copa Argentina. Nos lo ganamos, nadie nos regaló nada. Clasificamos a este certamen. Vamos a enfrentar a un gran rival y haremos un partido digno”, han sido las últimas expresiones del presidente albiceleste, Manuel Pérez.

¿Quién puede discutir la dimensión que adquiere este partido de 32avos de final para la Academia? El duelo ante un “grande” es soñado para los jugadores, los dirigentes, el cuerpo técnico y los hinchas. Desde los expertos, como Emanuel Giménez -capitán académico- o Leonardo “Cali” Rodríguez, pasando por cualquiera de los más de 15 refuerzos que llegaron a la Academia y terminando por los pibes que se formaron en el club y han visto las imágenes de aquellos Racing de oro de la década del 80, protagonistas de verdaderas lecciones de fútbol ante esos grandes. Si lo sabrá Carlos Gustavo “Pichón” Bossio, surgido en Las Palmas para poder librar esas batallas con Belgrano ante River, Boca, Independiente, Racing y San Lorenzo. De la misma manera que la comisión actual, cuyos miembros fueron hinchas de esos equipos albicelestes que tan bien jugaban.

Habrá disfrute y fascinación antes del partido en el increíble estadio Madre de Ciudades de Santiago del Estero, por los 32avos de final del torneo federal, en la temporada regreso de la Academia a la Primera Nacional, después de 17 años.

Lo que Racing también seguirá mostrando, más allá de la envergadura de este partido, es la condición de alumno aventajado y de lecciones bien aprendidas. Esas mismas que durante décadas ignoró, que lo llevaron a un estado casi de abandono. La búsqueda de un resultado deportivo lo era todo. Pero fue la nada misma. Un Racing dividido entre dirigentes, oposición, jugadores y DT, exfutbolistas, entrenadores y dirigentes; hasta llegar a los hinchas. Aquel que sufrió las “plagas” de Egipto, estaba concursado y hasta con una intervención judicial. Así vivió, hasta que todos sus estamentos entendieron que solamente era posible un solo Racing, indivisible. Costó casi los mismos años que llevó su degradación.

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La vuelta a la Primera Nacional no fue inmediata sino una consecuencia de una administración total. O casi. Con garantías ante los malos resultados. Porque también los hubo en el duro camino del regreso. Racing ascendió al Federal A y también descendió, volvió a la categoría, jugó dos finales para llegar a la Primera Nacional y, al final, fue campeón. En el camino recuperó casi todos los deportes, arregló inmuebles, los puso en valor (como el predio René Gorreta), sumó inversores, posibilidades de negocios y hoy llegó a una masa societaria de 10 mil personas. Esa masa también asumió la responsabilidad de apoyar y de controlar. Es apenas el comienzo.

El club no paró por los vaivenes deportivos. Ni debe hacerlo. Así se podrá seguir diciendo o escribiendo que se vive la era de un solo Racing.

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