Por Antonio Las Heras

Cada quien forma su mundo según la forma en que piensa puesto que vivimos ésta existencia de acuerdo a los esquemas mentales que utilizamos

Un sordo (que no quería aceptar que era lo era) entró a un teatro buscando disfrutar de la audición del concierto que estaba por comenzar. Tomó asiento en las butacas del fondo de la enorme sala y – al iniciarse la función – advirtió que nada oía. Entonces –incomodando a quienes ya estaban ubicados – fue a sentarse a las filas del medio.

Pero allí tampoco logró su propósito. Luego, perturbando a otros más, fue a situarse bien cerca de la orquesta. Pero seguía sin notar el más mínimo sonido. Finalmente, visiblemente irritado, se arrimó al violinista. Pero seguía oyendo nada. Fue entonces cuando decidió retirarse del teatro protestando a la vez que afirmaba que la orquesta era malísima y que el teatro tenía una acústica fatal.

Conclusión: Cada quien forma su mundo según la forma en que piensa puesto que vivimos ésta existencia de acuerdo a los esquemas mentales que utilizamos. Si nuestra forma de analizar la realidad tiene fallas, nuestros actos serán defectuosos y así continuarán siéndolo hasta que corrijamos nuestra manera de pensar.

“Todo es de acuerdo al color del cristal con que se mira.”

Pero si bien los esquemas de pensamientos nocivos son habituales entre las personas normales, también hay que tener en cuenta que cada uno tiene la capacidad necesaria para provocar cambios que le permitan generar pensamientos nuevos y diferentes, originales, con los que encontrar la manera adecuada para resolver los conflictos, imprevistos y problemas que – a diario – acontecen en la vida cotidiana.

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Las barreras que le impiden a la gente la concreción de tales modificaciones son los estados anímicos. Obstáculos psíquicos que limitan la aptitud para resolver problemas. Mientras se suponga que tales causas son difíciles de eliminar, por supuesto que no habrá de conseguirse el objetivo positivo.

Las cosas no son fáciles, ni difíciles; sólo aparecen así a la consciencia tal como un sediento ve espejismos en medio del desierto. La vida consiste en lo que un ser humano construye mentalmente durante todo el día. Si piensa en el éxito, crea el clima que favorecerá al éxito. Cuando piensa en el fracaso… ya está a dos pasos de él.

Bien afirmó el sabio Carl G. Jung, creador de la Psicología de los Arquetipos: “Finalmente nada sucede en el mundo exterior que, previamente, no esté preconfigurado en la mente de la persona.”

Los malos estados de ánimo que deben superarse son, básicamente, cinco: la falta de confianza en uno mismo, el resentimiento (¿cuántas veces se ha creído que el autor todos los males es – exclusivamente – otra persona?), la culpa, (no se puede avanzar mientras se cargue con este pesado saco a cuestas), el remordimiento y la preocupación (que como el término claramente designa, implica empezar a ocuparse antes de tiempo, lo que es una manera de malgastarlo.)

La preocupación es como un hilo persistente de agua turbia que recorre todo el tiempo nuestros vericuetos mentales. Si continúa, genera una corriente tan fuerte y descontrolada que arrastra a todos los pensamientos.

Siempre hay quienes se dedican a decir que habrá una nueva guerra que acabará con todos así como otros conjeturan que, posiblemente, se enfermen de cáncer porque su abuela acaba de morir de lo mismo. La mayor parte de los desastres y calamidades que tememos quizá nunca lleguen, pero lo que sí es seguro que pensándolos y martirizándose en modo alguno se contribuye a prevenirlos.

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El secreto del triunfo no consiste en no caer, sino en levantarse siempre después de cada caída. Un exitoso es quien cayó 90 veces y se levantó 91. La diferencia con el fracasado es poca. Éste último cayó 90 veces… ¡y no volvió a levantarse!

La felicidad es un estado mental que no depende de los demás, sino de uno mismo y está directamente vinculada a la concreción de cada uno de los deseos positivos de vida que albergamos. Tener serenidad en el espíritu y ejercer el razonamiento consciente, es haberse convertido en sabio para lograr una comprensión vital de las cosas del mundo y la Naturaleza. La serenidad es la verdadera potencia, es el secreto de todas las cosas y sólo a partir de ella puede conseguirse el logro de todo lo que se ha decido alcanzar.

«Somos tal como vamos siendo construidos por nuestros pensamientos; por lo tanto, cuidado con la forma en que pensamos y con aquello sobre lo que pensamos. Los pensamientos tienen vida… y llegan lejos», afirma Swami Vivekananda.

Antonio LAS HERAS es doctor en Psicología Social (UAJFK), parapsicólogo,

filósofo y escritor. e mail: alasheras@hotmail.com

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