El tiempo pasa y la querella de Cristina Fernández de Kirchner tuvo que volver a pedir en la causa sobre su intento de magnicidio que se secuestren y periten todos los celulares y otros dispositivos electrónicos de Gerardo Milman. El puntapié  fue la decisión de la Sala II de la Cámara Federal de Casación Penal de rechazar un planteo del diputado de Juntos por el Cambio que pretendía impedir esa medida. El escrito presentado después del fallo reclama también el acceso a un informe de las prestatarias de telefonía que tiene datos sobre las llamadas entrantes y salientes así como los números con los que intercambia mensajes de texto (SMS). Este material fue guardado por la jueza María Eugenia Capuchetti en la caja fuerte de su juzgado, sin dar acceso a las partes. Allí también tiene un teléfono que Milman entregó para que quedara «a resguardo» y mostrar voluntad de colaborar. Sin embargo, los abogados de la vicepresidenta denunciaron que era un modelo de Iphone que no existía al momento de los hechos y que el exjefe de campaña de Patricia Bullrich utilizó diez semanas después. Su abogado defensor reconoció que tiene cuatro líneas en total.

El gran factor que provocó las demoras en lo que atañe a la llamada «pista Milman» tiene nombre, y es la propia jueza Capuchetti. El paso del tiempo, como en cualquier expediente, atenta contra la preservación de pruebas y el descubrimiento de la verdad. El fiscal Carlos Rívolo había pedido el secuestro de los aparatos del diputado en mayo, después de que una de sus secretarias, Ivana Bohdziewicz en su tercera declaración como testigo, revelara que la habían llevado a una oficina de la ahora candidata presidencial Bullrich donde un perito borró el contenido de su celular. También dijo que el experto «manipuló» el de Milman y que a su compañera de trabajo Carolina Gómez Mónaco la mandaron a comprar otro Iphone y cambiar su clave para impedir el acceso al contenido. Se compró el mismo modelo que entregó su jefe. Estas dos mujeres son las que estaban con él en el  bar Casablanca de la esquina del Congreso dos días antes del atentado cuando el testigo Jorge Abello lo escuchó decir «cuando la maten yo estoy camino a la costa».

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Los «no» de Capuchetti

* La jueza rechazó aquel pedido del fiscal Rívolo para analizar las comunicaciones y contenido de celulares de Milman. La discusión pasó a la Sala I de la Cámara Federal, que con los votos de Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, le dio la razón al fiscal. Hasta la Cámara de Diputados aprobó la medida. Como era esperable Milman apeló y ahí pasó el tema a la Casación, que rechazó por inadmisible y carente de fundamentos el reclamo del diputado.

*Después del fallo de la Cámara Federal, el 22 de agosto el defensor de Milman, Manuel Barros, entregó al juzgado un celular para que quedara resguardado hasta una decisión definitiva. Después dijo que en realidad su cliente tenía cuatro líneas. Rívolo pidió a las prestatarias de telefonía que informen el tráfico de IMEI (el código que identifica a cada aparato) de los celulares de Milman. Le avisó a la jueza que con eso vendrían las llamadas entrantes y salientes y los mensajes de texto. Eso permitiría saber con quién se comunicaba el diputado, más no el contenido de las comunicaciones. La información llegó y la jueza empezó con nuevas vueltas. Con el reporte en la mano, le dijo al fiscal que le debía pedir a las empresas que aclararan que esa información era enviada sí o sí con los IMEI y se guardó esos registros en el juzgado .

*Los abogados de la querella, José Manuel Ubeira y Marcos Aldazabal, denunciaron que el celular que la jueza había recibido era un Iphone 14 Pro Max que Milman no había usado antes del atentado ni hasta diez semanas más tarde, con lo cual difícilmente podría aportar información alguna. Para peor, dijeron los letrados, «no puede ser abierto con la tecnología disponible actualmente sin que se conozca la clave (que Milman no aportó)». Es un modelo que salió al mercado con posterioridad al 1 de septiembre, día del intento de asesinato. El equipo apareció vinculado una línea del legislador el 18 de noviembre. Una fecha coincidente con la que Bohdziewicz «situó la maniobra de ocultamiento de información de Milman y su perito». El Ante esta situación, que se perfilaba como un intento de posible de obstaculizar la investigación, tanto los querellantes como la fiscalía volvieron a pedir que se incauten todos los dispositivos de Milman. La jueza otra vez lo rechazó. 

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*Como antecedente, Capuchetti había rechazado ya el año pasado (el 26 de octubre) secuestrar los celulares de las colaboradoras de Milman, pese a que en su primera declaración testimonial mintieron y entraron en contradicciones. Negaron haber estado en Casablanca el 30 de agosto pero estaban las cámaras que las mostraban con el diputado por la tarde de ese día. Recién entregaron sus teléfonos el 1 de diciembre por decisión de la Cámara Federal: Gómez Mónaco dijo que tenía un celular nuevo y Bohdziewicz que había borrado lo que había en el suyo (no dijo en ese entonces que no lo había hecho en forma voluntaria). En el de esta última se recuperaron algunos chats con un grupo de asesoras donde les decía, un día antes de Casablanca «borren todo».

A la espera

En el escrito de cinco páginas, al que accedió este diario, los abogados de CFK dicen que tras el fallo de Casación «corresponde secuestrar inmediatamente todos los dispositivos electrónicos en poder del diputado». «Entre esos dispositivos –precisan– debería haber, al menos, dos celulares que Milman sí tenía activos al momento del atentado y entre los meses anteriores y posteriores». Volvieron a cuestionar el pedido en este sentido que no sólo habían hecho ellos sino Rívolo. Su argumento, señalaron, había sido que había que esperar a la resolución del recurso de Casación presentado por Milman, algo que ahora ya está resuelto. ¿Habrá una nueva excusa para seguir haciendo tiempo?

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