La guionista y escritora Liliana Escliar está trabajando junto a Florencia Etcheves y Soledad Vallejos en un proyecto de miniserie sobre el múltiple femicida Ricardo Barreda que busca correr el foco mediático que lo ubicó como personaje víctima o consagración de mal para desandar esa figura desde otra perspectiva y concentrarse en las cuatro mujeres que asesinó y de las que poco o nada se conoce.
 

La miniserie narra el múltiple femicidio en el que el odontólogo asesinó a su esposa, sus dos hijas y su suegra.

La miniserie narra el múltiple femicidio en el que el odontólogo asesinó a su esposa, sus dos hijas y su suegra.

Iniciativa de la nueva productora de Armando Bo, About Entertainment, en asociación con Néctar Films y Marvista Entertainment, la miniserie todavía en pleno desarrollo de guiones y sin fecha de estreno retoma uno de los casos policiales más espantosos: el múltiple femicidio cometido por el odontólogo Ricardo Barreda, quien asesinó con una escopeta a su esposa, sus dos hijas y su suegra en la casa donde vivían de La Plata.

El triángulo narrativo con Florencia Etcheves y Soledad Vallejos -dos autoras feministas, impulsoras del Ni Una Menos contra las violencias de género- promete una lectura compleja sobre el asesino que de la monstruosidad también supo despertar jocosamente bromas de pacto entre caballeros. La figura de Barreda, para la historia criminal del país, se convirtió en objeto de comparación, chiste y dramatización del horror. De su biografía se sabe mucho pero ¿qué sabemos de las víctimas que asesinó?

«No es un caso excepcional o aislado en un país en el que hay un femicidio cada 24 horas, cuando se discute si una nena de 12 años tuvo o no sexo consensuado», advierte Escliar (Buenos Aires, 1959), escritora y guionista colaboró en series famosas como «Mujeres asesinas» junto a Marisa Grinstein-, con una buena trayectoria para pensar lo policial y criminal desde una perspectiva comprometida y de género.

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Pero Escliar además de guiones escribe libros de ficción: por su primera novela, «La arquitectura de los ángeles», recibió el premio Planeta en el año 2000. Mas tarde fue convocada a escribir sobre el mal a partir de un protagonista llamado Parodi y siguiendo esa consigna se convirtió en la guionista de la serie «Malicia», que fue emitida por la Televisión Pública en 2015, pero ese criminólogo pasó de la pantalla a los libros en «Los motivos del Lobo» y «Tumbas rotas».

Télam: Estás trabajando en un guión sobre el caso del femicida Ricardo Barreda ¿que podés adelantar del proyecto?
-Liliana Escliar: Trabajo en el guion de Barreda con tres potencias de la naturaleza: escribo con Florencia Etcheves y con Soledad Vallejos (que además hizo la investigación periodística) y las tres nos sometemos a la supervisión creativa, amorosa y divertidísima de Mercedes Reinke. Es un Barreda contado por mujeres, estamos avanzando en el proyecto, tenemos una sinergia milagrosa y la estoy pasando muy bien.

-T: Ricardo Barreda es un personaje sumamente complejo cuya judicialización no estuvo exenta de controversias y su tratamiento mediático tampoco, sabemos mucho de él y poco de sus víctimas. ¿Qué dificultades supone la construcción de un personaje tan siniestro, perverso y público?

-L.E: El desafío, y lo que más nos interesa, es darle voz a las víctimas, asesinadas una y otra vez por la sociedad que, en su mayoría, aceptó la versión del dentista. Le dedicaron canciones, imprimieron estampitas de San Barreda, le pedían selfies… pasaron 30 años y la versión de «Barreda víctima» todavía tiene aceptación de la sociedad y prensa.

Y en un país en el que hay un femicidio cada 24 horas, cuando se discute si una nena de 12 años tuvo o no sexo consensuado, no es un caso excepcional o aislado. Entonces, como solemos conversar con las otras autoras, si todavía se culpabiliza a las víctimas de violación o femicidio porque «mirá cómo me ponés», se preguntan cómo estaba vestida, se argumenta «se hizo pegar» y un largo etcétera, volver a escribir sobre Barreda desde esta otra perspectiva es imprescindible.

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T: Barreda fue leído como la consagración de un personaje del mal y en tanto del mal venerado por algunos ¿cómo se trabaja en esa delgada línea ética para contar la vida de un asesino sin espectacularizarlo?
-L.E: La propuesta de escribir Barreda por mujeres es exactamente eso. Tratamos de centrarnos en Adriana, Cecilia, Beba y Ababa, las muertas de las que nadie sabe nada. Tratamos de contar y desmontar, gracias a la investigación de Soledad, cómo se construyó esta versión del dentista pero sin poner el foco en él.

– T: Escribís guiones y libros ¿cómo surgen y cómo se diferencian?
-L. E.: Los guiones suelen ser a pedido y, en cambio, los libros no siempre. Sin embargo, en tanto ambos dependen de una plataforma para existir, sea editorial o productora, en algún lugar estoy condicionada a la aprobación de mis eventuales «jefes».

Son lenguajes muy distintos desde la técnica. Los guiones (no los diálogos pero sí las acotaciones) podrían eventualmente prescindir de la buena escritura. Por otra parte y por suerte, los libros no tienen ninguna restricción de producción: un tsunami, que en un audiovisual costaría millones de dólares, en una página de novela es gratis.

– T: Y en el caso del guión para audiovisual ¿cómo experimentás esa traducción a la pantalla?
-L.E: Hay más mediación. Entre el guión y la realización hay una infinidad de intervenciones y cada una aporta lo suyo. Desde la persona que elige la locación o el vestuario, el musicalizador, el actor, el fotógrafo, el director o el montajista, cada profesional se involucra y cuenta la escena desde su perspectiva que, seguramente, no va a ser la que yo imagino cuando la escribo. Cuando trabajás con buenos equipos de gente, el resultado siempre es mejor.

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-T: ¿Y crees que en el terreno de la escritura hay una responsabilidad en la construcción de sentido social? ¿Debe tener límites la ficción?
-L.E: Creo que la obligación es no mentir en lo sustancial pero sí permitirse asumir y recrear lo que seguramente pasó. En ese sentido, es una operación bastante similar a la que hacíamos con Marisa Grinstein con los guiones de «Mujeres Asesinas». Creo que el quid está en la construcción de los personajes, que en general no son ni santos ni monstruos y tratar de reconstruir el camino que terminó en el crimen.

-T: En alguna oportunidad dijiste que el policial es el que mejor cuenta nuestra sociedad ¿seguís creyendo lo mismo?
-L.E: Tal vez ahora, en plena pandemia, te diría que lo que mejor cuenta a nuestra sociedad es la literatura que plantea escenas distópicas pero sí, el policial es una como una biopsia del tumor que crece en la sociedad.

-T: ¿Y de qué modo intervino la perspectiva de género en las formas de narrar/contar del policial?
-L.E: La perspectiva de género interviene en el policial porque quienes escribimos literatura negra estamos muy involucradas con esta perspectiva. Somos mujeres en este momento histórico de reclamos y reinvindicaciones. Pensamos y escribimos desde ese lugar.

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