El juicio por las rutas en Santa Cruz

Se trata de Juan Chediack que supo ser presidente de la Cámara Argentina de la Construcción. Afirmó que su empresa no hizo obras en Santa Cruz y que el empresario Lázaro Báez no fue socio de la cámara empresaria.

En apenas dos minutos, el empresario Juan Chediack destrozó la acusación del juicio más trascendental de la era Kirchner: el de la construcción de rutas en Santa Cruz. “Quiero hacer unas aclaraciones antes de empezar –le dijo Chediack a los jueces–. Mi empresa no hizo ninguna obra en Santa Cruz, pero fui presidente de la Cámara Argentina de la Construcción, de la cual Austral Construcciones, la empresa de Lázaro Báez no es socia. Nunca recibimos en la Cámara ninguna denuncia de que hubiera irregularidades en las licitaciones de Santa Cruz”. Los dichos del empresario fueron de máxima importancia porque la imputación justamente era que Báez fue favorecido por el gobierno de Cristina Kirchner y que por eso ganaba las licitaciones. A lo largo de cuatro horas, con firmeza y mucha nitidez, Chediack fue desarmando casi todas las cuestiones planteadas por el abogado que Laura Alonso dejó en la Oficina Anticorrupción, Lucas Trigo, y por el fiscal Diego Luciani.

Cuando Chediack hizo su aclaración preliminar hasta el titular de la audiencia, el juez Jorge Gorini, se dio cuenta que enterró las acusaciones: “Con esa aclaración, usted contestó buena parte de las preguntas que le iban a hacer”, acotó Gorini.

–Por eso lo hice–, le contestó Chediack.

Por Zoom observaban los otros dos jueces del tribunal: Rodrigo Gimenez Uriburu y Andrés Basso.

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Es que el juicio clave por las rutas de Santa Cruz tiene como eje que las empresas de Lázaro Báez ganaron 51 de las 81 licitaciones que se hicieron en la provincia sureña. La defensa del constructor, a cargo de Juan Villanueva, sostiene desde el principio que siempre Báez ganó porque ofreció el precio más bajo y eso pudo hacerlo porque tenía el personal y la maquinaria en Santa Cruz, a diferencia de las demás empresas que debían llevar trabajadores y maquinaria a 1.800 kilómetros de su sede.

Después de la aclaración de Chediack, el abogado de la OA, Lucas Trillo, pareció totalmente desorientado: sus preguntas fueron dubitativas y hasta cometió un lapsus dramático: se refirió a Chediack como “presidente de la Cámara Argentina de la Corrupción…. Digo Construcción”. En realidad, el fallido podría adjudicarse a que la causa de las fotocopias de los cuadernos apuntó, precisamente, al llamado club de la obra pública que integraban los miembros de la Cámara de la Construcción. Las malas lenguas señalan que hace décadas ese conglomerado de constructoras se pone de acuerdo para repartirse las licitaciones. Báez no sólo no integraba la Cámara, sino que empezaba a ser un adversario, sobre todo desde el momento en que empezó a presentarse en licitaciones fuera de Santa Cruz, con precios más bajos. Es un rumor bastante extendido que, por esa razón, los empresarios alentaron la denuncia contra Báez.

En la causa de las fotocopias, Chediack estuvo preso y, como los demás empresarios, terminó declarando como arrepentido. Admitió que se repartían las obras y que por esa razón le pagaron coimas a José López y a Julio De Vido. A López se le encontró dinero en los bolsos que tiró en General Rodríguez y también se detectaron sociedades y cuentas ocultas en quienes habrían sido los dos hombres vinculados al exfuncionario: el financista Ernesto Clarens y el exsecretario de los Kirchner, el fallecido Daniel Muñoz. A De Vido no se le encontró ninguna sociedad ni cuenta escondida ni tampoco bienes no declarados. Y menos todavía a CFK: excavaron en la Patagonia, rompieron las paredes de su casa en CABA, Río Gallegos y Calafate, buscaron bóvedas, cuentas y sociedades y lo que se descubrió era de la familia Macri, no de los Kirchner.

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En la audiencia de este lunes, Chediack también desarmó otras acusaciones:

* Sostuvo que no había desigualdad en los pagos entre unas empresas y otras, pero sí se registraban situaciones inexplicables en las que una empresa tenía el pago retrasado y esa misma empresa recibía otros pagos en tiempo y forma. Tenía que ver -dijo Chediack- con la disponibilidad de fondos.

* Una imputación clave de la fiscalía era que Báez ofrecía los precios más bajos en cada obra pero que después se hacían redeterminaciones de precios por la inflación. Chediack explicó que las redeterminaciones eran muy mal negocio, de pura pérdida, porque se hacía a los índices del Indec de la época de Guillermo Moreno, mientras que los precios de la construcción aumentaban muy por encima de ese índice. Además, en cada trámite se perdía utilidad.

* También explicó que los atrasos fueron y son frecuentes en todas las obras y casi siempre dependen de contingencias climáticas o de expropiaciones de terrenos que se demoran.

* Igualmente precisó que los adelantos –pagos anticipados de parte de la obra– eran habituales y estaban reglados. Muchas veces hasta figuraban en el pliego licitatorio.

* Reafirmó que la capacidad de ejecución de obras fijado por el Registro Nacional de la Construcción sólo regía para obras nacionales, no para la casi totalidad que se hicieron en las provincias y en este caso en Santa Cruz. Pero, además, es sólo un cupo referencial. De las 81 obras de la provincia sureña, únicamente dos fueron nacionales.

Como viene ocurriendo desde el principio del juicio, el nombre de Cristina Fernández de Kirchner no se escuchó. Sucede que las obras se votaron en el Congreso Nacional y luego la licitación, adjudicación y control se hizo en Santa Cruz. Aún así, se supone que es la principal acusada y todas las demás imputaciones contra la exmandataria dependen de este juicio. Es que le adjudican que los Kirchner se quedaron con dinero de la obra pública de Santa Cruz y luego lo volcaron a propiedades que son la base de las causas Hotesur y Los Sauces.

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Este martes debía declarar otro expresidente de la Cámara de la Construcción: Carlos Wagner. Sin embargo, el tribunal decidió postergar su testimonio porque se presentaron certificados que indicarían que tiene problemas de salud y un leve deterioro cognitivo. Los jueces resolvieron analizar la cuestión con más detenimiento. Las audiencias seguirán la semana que viene con más empresarios, entre ellos Eduardo Eurnekian, Enrique Esquenazi y el primo de Mauricio Macri, Angelo Calcaterra.

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