Apenas pasadas unas horas del 2022, La Plata registró el primer crimen del año. La víctima fue Tamara Gómez Coronel (30), una agente de la Policía Bonaerense que fue brutalmente asesinada por su expareja, Nelson Iván Teves (34). Desde un primer momento los investigadores sospecharon que el crimen fue premeditado, ya que el agresor no aceptaba separarse de su ex. Ambos tenían una hija de 8 años.

Según la reconstrucción realizada por los pesquisas, el tema de la separación había generado largas discusiones en las últimas semanas y el domingo 2 de enero se dio la última. Ocurrió en la casa que solían compartir, en 156 entre 529 y 530: según la autopsia, el hombre le inflingió al menos 13 puñaladas en todo el cuerpo, una de ellas fue en el cuello y acabó con la vida de Tamara.

Teves, imputado como autor del delito de homicidio agravado por violencia de género (que establece una pena de prisión o reclusión perpetua) brindó declaración ante el fiscal Juan Cruz Condomí Alcorta. Confesó haber cometido el brutal crimen, pero según fuentes judiciales, también intentó justificarse asegurando que la mujer le había sido infiel.

En su declaración contó que su ex le dijo en medio de la discusión que había estado con otros hombres, frente a lo cual él tomó un cuchillo y empezó a atacarla. Sin embargo, después adujo no recordar nada específicamente del momento y solo haber entrado en razón cuando la hermana de la víctima comenzó a zarandearlo a los gritos. Recién entonces, aseguró, se dio cuenta que la había matado.

Fuentes vinculadas al caso revelaron en tato que Teves podría intentar defenderse argumentando que estaba en un estado de emoción violenta. Gómez Coronel y Teves estaban separados, pero aún vivían juntos en una precaria vivienda de 156 entre 529 y 530, en el barrio Santa Ana de Melchor Romero.

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Según se supo, habían acordado que él se iría de la casa después de pasar las últimas fiestas junto a su hija. Pero no fue así. Después del crimen Teves intentó escapar, pero la policía lo atrapó a pocas cuadras con la ropa llena de sangre y heridas (generadas por los intentos de defenderse de la víctima) en sus manos.

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