Ariel «El Cordero» Díaz degolló a su pareja Natalia Riveros el 28 de febrero de 2015, utilizando un cuchillo de carnicero. Todo ocurrió delante de una hija de la víctima, de 3 años. El autor se profugó aunque meses después resultó capturado, para ser condenado a prisión perpetua en 2018. Desde ese momento, tanto para los familiares de la víctima como para su abogado todo es una constante lucha para que el femicida cumpla en prisión la pena impuesta y no reciba beneficios excarcelatorios. Se trata de un caso testigo en torno a una alarmante situación con tres femicidas liberados cada semana por decisiones judiciales.

El abogado Julio Torrada, integrante de la organización no gubernamental «Vivas nos queremos», precisó que «lamentablemente el promedio de tres femicidas liberados por semana se mantiene, y cabe decir que estas excarcelaciones se registran bajo distintas figuras, como salidas transitorias, domiciliarias, reducciones de penas y otras figuras que favorecen siempre a los asesinos, pero que jamás tienen en cuenta a las víctimas y sus familias».

Para el letrado Torrada, «las situaciones ya no polémicas, sino directamente carentes de cualquier perspectiva de género que propone el Poder Judicial resultan una verdadera afrenta a la lucha que venimos llevando a cabo quienes defendemos todos los días los derechos de las mujeres, en un país con una tasa altísima de femicidios».

«Hay agravantes terribles, con los que también luchamos en la cotidiana de los tribunales, después de fallos que parecen ser contundentes, con penas a prisión perpetua, pero que posteriormente no se cumplen. Trabajamos los profesionales que acompañamos a las familias de víctimas de femicidios para que, por ejemplo, los asesinos no tengan acceso a celulares, tablets y computadoras, elementos que utilizan para seguir causando terror, con amenazas y persecución a las familias, con absoluta impunidad. Esto ya no puede ocurrir. Lo denunciamos permanentemente y no hay soluciones», dijo Torrada, agregando que «los ataques los sufrimos también los abogados que acompañamos las causas con las familias, pero también psicólogos o peritos, entre otros».

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El femicidio descripto al comienzo tuvo como víctima a Natalia Riveros, que tenía 37 años y era madre de cuatro hijas al momento de resultar asesinada por el sujeto. «Una hijita, de 3 años, estuvo presente en el femicidio. Fue testigo de cómo degollaron a su mamá. El femicida se dio a la fuga, tuvimos que buscarlo intensamente hasta que fue capturado. En junio de 2018, el Tribunal 2 de Dolores lo condenó a perpetua. Pero al poco tiempo la Justicia analizó pedidos del femicida para lograr un arresto domiciliario. Por el momento logramos impedirlo, a pesar de fundamentos como el Covid, un supuesto HIV y demás. Pero lo cierto es que hay que estar siempre alerta para evitar que los liberen», contó Torrada.

Para el abogado Torrada, de larga trayectoria en la lucha por los derechos vulnerados de mujeres y disidencias sexuales que padecen distintas formas de violencia machista, indicó que «en el Poder Judicia hay una doble vara, que se puede observar justamente en muchos fallos, porque se le dice a la sociedad que los femicidas reciben penas de prisión perpetua, pero al mismo tiempo empieza a funcionar ese circuito con otros fallos patriarcales, machistas y retrógrados que provocan la posibilidad del acceso a los beneficios para innumerable cantidad de femicidas, a un promedio de tres liberaciones por semana, que hacen realmente mucho daño».

«Se habla mucho, con discursos ampulosos, y la realidad es bien diferente. Es urgente atender lo que sucede con el Poder Judicial», finalizó el abogado Torrada.

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