Unas 100 personas fueron despedidas de Radio Nacional el jueves pasado. La mayoría eran trabajadores precarizades cuyo vínculo laboral con las emisoras de la Radio pública eran contratos mediante la modalidad de monotributo por remuneraciones que, en muchos casos, no alcanzaban el monto del salario mínimo, vital y móvil. Casi ninguna recibió explicación formal respecto de su desvinculación. Trascendidos indican que Héctor Cavallero, el flamante director de la radio pública y sus emisoras, llegó para “barrer con todo”.

Después de no haber renovado contratos de medio millar de personas a principios de año y un día antes de que el presidente Javier Milei soltara por cadena nacional que su intención es cerrar la agencia pública de noticias Télam, el Gobierno nacional volvió a despedir gente en Radio Nacional, hubo una nueva reducción de la planta de trabajadores que sostiene la programación diaria de todas las emisoras de Radio Nacional.

El número de afectades ronda las 100 personas. Algunos –muy pocos– son directores de las emisoras provinciales de Radio Nacional, a quienes, según informó Clarín, la flamante gestión de Cavallero solicitó que presentaran su renuncia, algo que suele suceder con cada cambio de gestión pues los puestos jerárquicos suelen reemplazarse cada vez que asume un gobierno de ascendencia política diferente a su antecesor.

Pero la gran mayoría de les despedides –unes 98– son productores periodísticos, coordinadores de aire y empleades administratives que trabajaban por contrato en diferentes áreas de las emisoras de la radiofonía pública. Y en rigor, lo que sucedió fue que la nueva gestión decidió no renovarles el vínculo laboral con el medio público.

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“Mi contrato se venció en diciembre y me lo renovaron por enero y febrero. La fecha límite era el jueves pasado”, contó a este diario una fuente que desde febrero de 2023 y hasta el fin de semana pasado, se desempeñó como coordinadora de aire en Nacional Clásica. No recibió más noticias de su situación laboral. Cuando intentó averiguar, sus superiores le indicaron que no se presentara a trabajar hoy (por el sábado). Cobraba 120 mil pesos por mes por trabajar los fines de semana.

Los que no fueron renovados son contratos que implican, para el Estado, el desembolso mensual de remuneraciones que ni siquiera se pueden calificar de salario pues no alcanzan al ingreso considerado mínimo para sostener la vida. Y si bien lo que vivían les trabajadores en esta situación era un “fraude laboral”, la ausencia de elles afecta el funcionamiento cotidiano de las emisoras. En muchos casos, por ejemplo, obligará a llenar espacios con programación de Buenos Aires. “Eso es lo que llamamos vaciamiento, un vaciamiento que comenzó en el macrismo con retiros voluntarios o jubilaciones anticipadas que mermaron la planta de trabajadores en un 20 por ciento y que nunca s elogró revertir. Y es lo que venimos reclamando: No se puede tener este nivel de precarización en la radio porque pasan estas cosas”, denunció Micaela Polak, trabajadora de Nacional y delegada de Sipreba.

Cavallero desembarcó en la dirección de Radio Nacional el lunes pasado, embanderado en el discurso que flamea cada integrante del gobierno de La Libertad Avanza cuando se habla de medios públicos: el de la austeridad y el de la rentabilidad. En declaraciones a Radio Nacional Rosario, dijo que su objetivo era “reordenar” a la empresa y “hacerla más rentable”.

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Pasillos adentro del medio, la simpatía se convirtió en motosierra. El flamante director se reunió el mismo lunes con gerentes artísticos de las diferentes emisoras que conforman Radio Nacional –Nacional, Nacional Rock, Nacional Folklórica, Nacional Clásica– y, según trascendidos, aseguró que no se renovaría ningún contrato. Hubo una segunda reunión el martes, con los números sobre la mesa.

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