La Dirección de Investigaciones Contra el Crimen Organizado de la Policía Bonaerense allanó nueve domicilios en la zona Oeste del Conurbano, en busca de los responsables de la droga envenenada que causó la muerte a 20 personas y que según testimonios fue vendida en el asentamiento Puerta 8 de Tres de Febrero.

Según información oficial, son ocho los detenidos. También se secuestraron armas y 15 mil dosis de cocaína con un envoltorio traslúcido color magenta, similar al incautado ayer en la zona donde la peligrosa sustancia fue comercializada.

En el perativo bajo las órdenes del magistrado Juan Manuel Culotta de Tres de Febrero, se detuvo a un posible líder, Joaquín Aquino, “El Paisa”, presuntamente ligado a Max Alí Alegre, alias “Alicho”, un hombre con antecedentes y que, sospechan, también opera en el narcotráfico local. Los procedimientos fueron realizados en Ezeiza, Esteban Echeverría, Villa Loyola y Villa Sarmiento.

“El Paisa” fue arrestado en una casa de la calle Chile en José C. Paz. Le secuestraron una Glock 9 milímetros con la numeración limada y tres celulares. También tenía un pedido de captura pendiente: según pudo confirmar Infobae, le habían concedido una excarcelación bajo caución juratoria en una causa iniciada en 2018, elevada a juicio al Tribunal Federal N°1 de San Martín, o sea que estaba libre de palabra. Pero al no presentarse a la Justicia, fue declarado rebelde.

Se estima que Aquino estaba siendo investigado por la Justicia al menos desde diciembre, cuando la PROCUNAR -el ámbito de la Procuración dedicado a investigar delitos de narcotráfico- presentó una investigación preliminar en la Justicia federal de San Martín. Aquino era mencionado explícitamente en las actuaciones elevadas a la Justicia, y sería el encargado de la recaudación de la banda.

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Aunque hubo rumores de que la droga envenenada respondía a una interna mafiosa (una venganza en donde un traficante intenta correr a otro de su territorio), según un investigador federal involucrado en el caso que dialogó con Infobae, la teoría no cierra: «Como mínimo, tenés que infiltrarle la organización y ponerle un tipo en el lugar del corte. Eso, de por sí, es difícil. Y también tenés que pensar en los adictos. No se van a ir a comprar a otra villa porque la de Puerta 8 está envenenada. No funciona así. Lo que acá pasó, seguramente, es que un estúpido cortó con cualquier cosa«.

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