La atención se traslada a las provincias
«Estamos en la ciudad de Buenos Aires y en el área metropolitana con una meseta y los casos no crecen pero lo que necesitamos es que los casos bajen: por eso le pido a todos la responsabilidad que a cada uno cabe de cuidarnos y cuidar al otro», sostuvo Alberto Fernández en el acto donde presentó obras en el Hospital Churruca junto a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic. Adelantó que firmaría un decreto prorrogando las medidas de cuidado y remarcó: «Por más que se pueda ir a tomar una cerveza o almorzar en la vereda, hay que entender que el riesgo está dando vueltas y debemos cuidarnos mucho: si uno respeta el distanciamiento, las posibilidades de contagio son mínimas y el esfuerzo que cada cada uno pueda hacer es muy importante».
Poco después se difundió el anuncio oficial a través de las redes sociales que, como la última vez, consistió en un spot grabado, pero con la diferencia que en esta ocasión no apareció el Presidente, por lo que también fue más breve. En Gobierno explicaban que como ya había hablado en el acto no tenía mucho sentido que repitiera lo mismo en un video y que el detalle de cómo serían las medidas en cada sitio lo darían los gobernadores y el jefe de gobierno, así que no quedaba mucho más por comunicar. El spot combinó imágenes de reuniones en Olivos, algunos gráficos y postales urbanas de gente con barbijo con la voz de un locutora que informaba de la situación.
Se insistió en la idea de que el aislamiento temprano permitió fortalecer el sistema de salud y salvar vidas pero que lo extenso de la medida y las necesidades económicas llevan a la gente a relajarse y no mantener los cuidados necesarios. «Cuando olvidamos que el riesgo sigue latente crece la posibilidad de contagiarnos y poner en peligro a otras personas. Por eso las medidas preventivas seguirán vigentes en todo el país hasta el 11 de octubre», anunció el spot.
Desde sus respectivas sedes de gobierno, Rodríguez Larreta y Kicillof exhibieron sus distintas miradas. «Los casos nuevos están estabilizados en 1.100 casos», comentó el jefe porteño, a lo que consideró una «estabilidad alta pero alentadora» y que eso permitía seguir sumando actividades. Terrazas y patios de locales gastronómicos, cultos hasta 20 personas, construcción privada, atención médica no urgente y volvió a la carga con las clases presenciales al aire libre para un sector de los alumnos porteños, con lo que indudablemente busca hacer una bandera. Anticipó que habrá una nueva reunión el lunes con las autoridades nacionales en la que se discutirá otra vez la propuesta. Pero, de inmediato, a través de un hilo de Twitter el ministro de Educación, Nicolás Trotta, detalló todas las alternativas que ya le habían presentado a la administración porteña para «garantizar el derecho a la educación de los niños» en un contexto seguro, dando a entender la inviabilidad de la propuesta de la Ciudad. Las clases presenciales se reanudaron en muy pocos lugares del país y ninguno de ellos tiene el promedio de contagios de la CABA. Los gremios docentes, por otro lado, ya adelantaron su rechazo.
«No me gusta decir que el éxito es que los casos no crezcan. El éxito es que los casos bajen. No es una meseta, es como un altiplano», ironizó Kicillof. Detalló que en los últimos días se había producido una leve baja en los 35 municipios del Conurbano pero que se daba en niveles «inmensamente altos». Insistió que la situación seguía siendo grave por lo que no creía que la solución fuera precisamente flexibilizar la cuarentena. La única apertura a la que accedió fue la de las obras de construcción pequeñas o las más grandes que corrieran peligro de derrumbe o de seguridad.
Un elemento nuevo fue la carta que distribuyeron los sanitaristas que vienen asesorando al Presidente desde el inicio de la pandemia. «Una catarsis colectiva», la definió uno de los médicos, que explicó que querían dar una voz de alerta sobre el acostumbramiento que veía en la sociedad a los 12 mil contagios diarios. También a la situación de algunas provincias como Jujuy, Salta, Tucumán, Río Negro o Mendoza, que pese a estar en situación crítica o con el sistema de salud saturado muchas veces no quieren tomar medidas de aislamiento para no pagar un costo político porque, entre otras cosas, «ven en los noticieros nacionales a los porteños sentados en los bares», según definía.