Por el crimen del general Soleimani en enero pasado
Frente a la decisión iraní, llamativamente no se expresaron aún ni el presidente estadounidense ni sus máximos colaboradores. Sólo lo hizo el representante especial de Estados Unidos ante Irán, Brian Hook. «Nuestra evaluación es que la Interpol no interviene y emite alertas rojas que se basan en una naturaleza política», señaló Hook desestimando el pedido iraní.
Durante una conferencia de prensa conjunta con el ministro saudita de Estado para Asuntos Exteriores, Adel al-Jubeir, el funcionario estadounidense destacó que el pedido de captura «no tiene nada que ver con la seguridad nacional, la paz internacional o la promoción de la estabilidad, por lo que lo vemos como es: un truco de propaganda que nadie toma en serio y hace que los iraníes parezcan tontos«.
Soleimani fue una figura clave en la dirección de las acciones militares de Irán en Medio Oriente. Estaba al frente de los servicios de inteligencia iraníes y gozaba de una gran popularidad en su país gracias a, entre otras cosas, haber dirigido la lucha de milicias chiitas contra el Estado Islámico en Irak y Siria. El general iraní fue una de las víctimas de un ataque con drones perpetrado por Estados Unidos, entre las que también figuró el entonces líder de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), una coalición de milicias progubernamentales apoyadas por Irán, Abu Mahdi al Muhandis.
Washington argumentó por aquel entonces que llevó a cabo el ataque «para proteger al personal estadounidense en el extranjero», a raíz de las protestas contra su Embajada en Bagdad que se desataron en repudio a un bombardeo previo en el que murieron 25 miembros de las FMP. Dichos bombardeos fueron a su vez ejecutados en respuesta a la muerte de un contratista estadounidense en un ataque con proyectiles contra una base militar situada cerca de la ciudad de Kirkuk. Los incidentes llevaron a Irán a atacar varias bases militares estadounidenses en territorio iraquí, mientras que el Parlamento iraquí aprobó una moción exigiendo la retirada de sus tropas.
El asesinato del general de la Fuerza Quds y virtual número dos del gobierno iraní fue celebrado por Trump apenas minutos después de que ocurrió. «Matamos a Soleimani, el terrorista número uno del mundo según todas las fuentes. Una mala persona», llegó a decir el mandatario estadounidense, quien en ese momento se encontraba de vacaciones en su club privado de Palm Beach, Florida.