Según reveló una encuesta de Defendamos Buenos Aires, un total de 290 carnicerías cerraron en lo que va de 2019 en Capital Federal y el Conurbano, dejando 2.900 nuevos desempleados

La crisis golpeó con dureza al sector de las carnicerías: en total, 290 locales dedicados a la venta de carne cerraron sus puertas en lo que va del 2019 en Capital Federal y el Conurbano bonaerense, cuestión que, además, conllevó a 2.900 nuevos desempleados.

Los datos fueron dados a conocer por la ONG Defendamos Buenos Aires, con la asistencia del Estudio Miglino y Abogados, a través de una encuesta que midió la actividad económica sobre el desempeño de las carnicerías en el distrito AMBA, y que ayudó a determinar que «de las 1.200 carnicerías que había en enero, subsisten al día de hoy 910».

De esta manera, el estudio reveló que la Provincia de Buenos Aires fue la más afectada, con 180 cierres registrados. Algunas de las zonas afligidas fueron PilarSan IsidroQuilmesLomas de ZamoraBanfieldLanúsAdroguéTemperleyBarrio San JoséAvellaneda, entre otros.

Por este motivo, el director de Defendamos Buenos Aires, Javier Miglino, detalló: «Entre los más golpeados estuvieron Morón, San Martín, Lomas de Zamora, Quilmes y Vicente López, con una pérdida promedio para cada barrio de 10 establecimientos».

En cuanto a la Ciudad de Buenos Aires, se registraron 110 locales de venta de carne menos en lo que va del año, siendo Nueva Pompeya uno de los barrios más azotados por la crisis; además de BelgranoBarrio NorteNúñez, el Centro y Puerto MaderoRetiroRecoletaAlmagroBalvaneraSan TelmoLas Cañitas, y demás.

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«En todos los barrios porteños cerraron al menos tres carnicerías. En algunos como Almagro, Flores, Liniers y Nueva Pompeya, cerraron entre seis y ocho», indicó Miglino, quien añadió: «La profunda recesión que afecta a la República Argentina desde principios de 2018 ha golpeado especialmente a los negocios de carnicería, porque el aumento del insumo principal, la carne, ha sido devastador».

Bajo esta línea, explicó que la crisis «vino acompañado con el tarifazo de luz, indispensable para la maquinaria y las cámaras de frío, como también los aumentos de gas, agua, impuestos e incluso el combustible que resulta fundamental para que la vaca llegue del campo al mercado, de este último al frigorífico y, posteriormente, a la carnicería barrial», por lo que «el consumidor tuvo que colocar, en este 2019, a la carne como un bien suntuario, reemplazando su consumo por pollo, verduras y otros».

«No por nada nuestro país vio bajar su consumo de carne de 90 kilos anuales por persona a solo 48, un nivel similar al que registran países europeos como España, Italia y Portugal, donde la carne es un lujo desde siempre», lamentó el director de Defendamos Buenos Aires, quien se refirió a la cantidad de empleos que se perdieron producto de estos cierres.

Según analizó, al cerrar una carnicería también lo hacen «los canales de distribución e incluso parcial o totalmente los frigoríficos», siendo, en promedio, «10 las personas que trabajan de forma directa e indirecta entre carniceros, fleteros, encargados de cámaras de frío, depostadores y otros».

Por este motivo, Miglino sostuvo que «se perdieron 2.900 puestos de trabajo, un número duro que resultará difícil de revertir en el futuro».

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«La recesión ha sido tan larga y tan dura que son pocos los que aventuran a que recuperarán el nivel de venta de carne en los próximos meses», finalizó.

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