La falsa ola de despidos en frigoríficos y otros inventos

El gobierno se decidió a administrar el comercio exterior y  detuvo el alza de precios internos. Para descalificar la política, se echaron a rodar falsas noticias y lecturas engañosas. ¿Cuáles fueron?

A las complicaciones ya conocidas por la elevada proporción de operaciones «en negro» en la comercialización interna de la carne, a la que luego se agregó la notable cantidad de transacciones «opacas» en comercio exterior que detectó la AFIP, ahora se suma otra notable distorsión: noticias falsas sobre «oleada de despidos» que acusan como origen al «cepo a las exportaciones». No es que no existan problemas en el sector, pero distan de una cuadro de situación de «150 despidos y 10 mil puestos de trabajo en peligro» que lanzó un dirigente gremial de la provincia de Santa Fe diez días atrás y muchos medios, con el infaltable respaldo de la Mesa de Enlace, hicieron circular como verdad revelada. Esta semana, el Ministerio de Trabajo de Santa Fe sentó a una mesa a dirigentes sindicales y cámaras frigoríficas para tratar el asunto y la primera conclusión es que «no hay despidos en el sector, ni siquiera suspensiones informadas», según manifestó el propio titular de la cartera laboral provincial, Juan Manuel Pusineri.

Las medidas de administración del comercio exterior de carnes –el intencionalmente mal llamado «cepo», ya que lejos está de ser un instrumento de tortura– molestan a ganaderos y frigoríficos. A grandes y a chicos. A estos últimos no tanto porque las restricciones vayan apuntadas a su actividad, sino porque son los grandes los que le trasladan muchas veces los costos o las consecuencias, para no resignar su propia rentabilidad. Desde el lado del gobierno, es una medida restrictiva a medias: regula los envíos al exterior, pero no evita que sean los grandes exportadores los que distribuyan (obviamente, con beneficio propio) los costos.

El gobierno dispuso en junio la prohibición de la exportación de cortes de carne vacuna vinculados al consumo interno más masivo, mientras que impuso cuotas a los volúmenes a exportar por mes. Cada frigorífico podrá exportar hasta el 50% de lo que envió al exterior en promedio el segundo semestre de 2020. Excluyó además de las restricciones a las exportaciones de carnes bajo convenios especiales entre gobiernos (Cuota Hilton, Cuota 481, acuerdos contingentes con Estados Unidos y Colombia, y cortes Kosher para Israel).

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El impacto, así, se reduce en  volúmenes exportados, y principalmente para los establecimientos más fuertes (El Consorcio ABC de exportadores), que no sólo son los principales operadores en dichos convenios, sino que además accedieron a las mayores cuotas de exportación conforme al método de reparto definido. Son ellos los «dueños de las cuotas», de las que los frigoríficos medianos y regionales podrán participar en la medida que los grandes le cedan parte de su espacio. Este es un defecto del sistema de administración elegido: de un modo y otro, concentró el negocio en menos manos.

En cambio, el sistema no tuvo defectos en materia de precios al mostrador, ya que logró frenar el alza en forma de estampida de los distintos cortes en las carnicerías a lo largo de casi un año y medio. En julio y agosto se frenó el aumento, incluso con algún leve retroceso (del uno por ciento en cada mes). Se entiende, entonces, el esfuerzo de quienes aborrecen de los controles públicos, por demostrar efectos nocivos de las medidas, aunque sea inventando las consecuencias.

Tras revisar algunas de las manifestaciones de quienes cuestionaron las medidas de administración del comercio exterior de carnes, este diario consultó con especialistas y funcionarios, acerca de la  veracidad o no de aquellas, obteniendo las siguientes explicaciones:

Afirmación 1. «Hubo 150 despidos y riesgo de cierre de plantas por las medidas». «Esta semana convocamos al sindicato de la carne y a las cámaras frigoríficas de la provincia, y  verificamos que no estamos ante un cuadro de despidos ni cierres de plantas», respondió a nuestra consulta Pusineri, titular de la cartera laboral de Santa Fe. «De hecho, no hay ninguna denuncia administrativa por despidos ni suspensiones. El mismo gremio que había denunciado los despidos, aclaró que se trataba de una manifestación sobre los temores existentes, pero que no era un hecho, ni se concretó posteriormente». Falsa.

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Los tres frigoríficos que la denuncia del dirigente sindical Daniel Roa señalaba que habían prohibido el ingreso de los trabajadores, informaron que adecuarán sus jornadas semanales para adaptarse a una reducción parcial de la faena. Se trata de El Recreo (de la localidad homónima), Rafaela Alimentos (con planta en Casilda) y Black Bamboo (Venado Tuerto). La primera pasará a trabajar cuatro días (en lugar de cinco) por semana, en tanto que el último (de capitales chinos) cesará su actividad durante una semana en el mes. Se trata de medidas habituales en planta para ajustarse al ritmo de actividad, que no afectan la estabilidad laboral.

Afirmación 2. «La medida es política, porque se prohíbe exportar a mercados asiáticos que no compran lo que se consume acá» (dicho por dirigentes rurales y de la industria). «Es cierto que China y los mercados asiáticos compran principalmente cortes de vaca conserva o manufactura, el animal más barato en los remates de hacienda. Pero funciona como piso de precios, porque si aumenta mucho su valor, como ocurrió con el salto espectacular de la demanda china el año pasado, saltan todos los precios: el ternero, el novillo, el animal gordo. Ocurrió desde el año pasado, y cuando se fijaron las restricciones en junio, bajó el precio de las vacas conservas y de toda la hacienda en general» (de un reconocido especialista en este negocio). La afirmación inicial descalificando la medida es falsa.

Afirmación 3. «Argentina se pierde de exportar muchos dólares y los ganaderos y frigoríficos van a trabajar a pérdida». Demostrada la vinculación entre el precio de exportación y los precios locales, lo que es necesario definir es a qué costo Argentina va a aumentar sus exportaciones de carne bovina. ¿Al costo de que caiga el consumo de los sectores populares? No es una decisión que convenga dejar en manos de los exportadores o los ganaderos, si se piensa en el interés general. Está claro que los precios locales que seguían el ritmo de la demanda asiática (por más que no sean los mismos cortes) se elevaban a valores prohibitivos para el 20, 30 ó 50% de la población y en proporciones crecientes.

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Tampoco es cierto que estén «perdiendo plata». Lo que dejan de vender al exterior, ahora lo están colocando en el mercado interno, incluso la  vaca de descarte, aunque sin alcanzar los precios que logran exportando. «Es probable que estén ganando menos que el año pasado, pero no trabajan a pérdida». Ambas afirmaciones son Falsas.

Afirmación 4. «Va a caer la producción por falta de rentabilidad». Se están cuestionando medidas coyunturales, como la cuotificación, que no van a tener vigencia, probablemente, por más de seis meses. La producción ganadera no se define como una programación de una fábrica, de un mes para el otro. Es un ciclo de no menos de dos años, con decisiones que impactan en la producción a mediano plazo. «Las condiciones actuales para la producción ganadera en general son buenas (relación precios y costos) y serían mejores si se recupera el consumo y el poder adquisitivo de la población». Es lo que deberían desear, esperar y reclamar los productores de hacienda. Las reacciones cortoplacistas de los dirigentes de las entidades políticamente más fuertes (Mesa de Enlace) no parecen representar esos intereses. Son Falsos.

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