Los suicidios se pueden prevenir con intervenciones oportunas y eficaces  basadas en la identificación y tratamientos tempranos, la formación del personal sanitario y el seguimiento y apoyo de la sociedad; la clave es adoptar un enfoque multisectorial integral.

Con el objetivo de concienciar a nivel mundial que el suicidio puede prevenirse, desde el año 2003, la Asociación Internacional para la Prevención del Suicidio, en colaboración con la Organización Mundial de la Salud ha promovido cada 10 de septiembre el “Día Mundial para la Prevención del Suicidio”.

En Chascomús, desde el Centro de Día dependiente de la secretaría de Salud Pública, se brinda atención en el consultorio de  Salud Mental, abierto de lunes a viernes de 8 a 14 hs. Para consultas comunicarse al 2241-409070 y ante una emergencia, a la línea gratuita 107.

Se trabaja en la prevención articulando acciones específicas con diversas áreas y en la orientación, contención y acompañamiento de familiares, grupos de pares y la comunidad en general en la tramitación del dolor y el trabajo del duelo.

El suicidio es un problema que afecta de manera global a las familias, a las comunidades y a los países. A nivel mundial se suicidan cada año casi un millón de personas, lo que equivale a una persona cada 40 segundos, además, de cada muerte por suicidio se estima que hay 20 intentos. Otro dato preocupante es que el suicidio es la segunda causa de muerte en el grupo de 15 a 29 años de edad.

Es importante  tener en cuenta que la persona que se suicida no desea morir sino que tiene ideas suicidas y está transitando una situación de ambivalencia en su vida, es decir, desearía morir si su vida continúa de la misma manera, pero desearía vivir si se produjeran cambios significativos en ella.

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Se cree que el que dice o amenaza con quitarse la vida, no lo hace, sin embargo, la mayoría de las personas que se suicidan, hicieron saber el propósito de acabar con su vida y que antes de cometer un intento de suicidio evidencia una serie de señales que de ser detectada a tiempo puede ayudar a evitarlo y  no ocurre sólo por impulso.

El suicidio o intento de suicidio puede ocurrir durante un proceso depresivo, abuso de sustancias, esquizofrenia y otros padecimientos mentales, además de comportamientos destructivos y agresivos. Sin embargo, esta asociación no se debe sobrestimar ya que no hay una relación directa entre el sufrimiento que padece quien desea terminar con su vida y los padecimientos o enfermedades mentales.

Cabe destacar que hablar con una persona sobre sus intenciones de matarse no incrementa la posibilidad de cometer suicidio sino que dialogar sobre el tema reduce la posibilidad de cometerlo y puede ser una oportunidad para ayudar a quien está padeciendo y no debe asociarse el suicidio y el intento de suicidio con acciones de cobardía o valentía, tampoco con hechos románticos o heroicos. Asimismo, suele afirmarse que los niños no se suicidan, sin embargo, una vez que un niño adquiere el concepto de muerte puede cometer suicidio.

Por otra parte, la tendencia al suicidio no es hereditaria y lo que sí puede trasmitirse por medio de la educación es la visión sobre el suicidio como una forma de solución a los problemas.

Para prevenirlo, es necesario reconocer los signos de alerta, tales como aislamiento, persistencia de ideas negativas, dificultad para comer, dormir y trabajar; desesperanza, llanto inconsolable y repentino cambio de conducta para brindar apoyo respetando las diferentes expresiones de sentimientos, eliminando prejuicios. El suicidio no es un hecho delictivo, es una situación de sufrimiento, por lo tanto, desde casa, desde la escuela, desde cada espacio, se puede  motivar  a las personas para que hablen sobre cómo se sienten, aconsejarlas a que tengan amistades saludables, que tomen decisiones de manera autónoma y que aprendan a manejar situaciones de estrés y dificultad, que tengan buena autoestima y que desarrollen habilidades e inteligencia emocional para resolver problemas, entre otros, el  estar atentos es la forma de acompañar.

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De esta manera, el diálogo no es un interrogatorio, sino compartir un momento y si la persona no accede a realizar un tratamiento no hay que obligarla sino seguir acompañando y dialogando, mientras uno mismo realiza una consulta con un profesional.

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