Como parte de los ejes de trabajo de la dirección de Políticas de Género, se busca reflexionar sobre los estereotipos, prejuicios, y estigmas, y la necesidad de trabajar en su deconstrucción.
Por tanto, es importante comprender que el concepto de género está basado en reglas de comportamiento o en una normatividad construida por quienes integran una cultura o sociedad. Esto significa que no existe objetivamente una definición de género masculino o femenino, sino que va a depender de una sociedad en un tiempo y espacio determinados.
Los estereotipos de género son aquellas ideas o creencias arraigadas en la sociedad, relacionadas con cuál es o cuál debería ser el rol de los hombres y las mujeres. Son modelos o patrones de conducta que definen cómo deben ser, actuar, pensar y sentir las mujeres y los hombres en una sociedad; y cómo deben comportarse las personas, de manera que, a cada género, se le reconoce un determinado comportamiento, una forma de ser, una apariencia o vestimenta definida, generando de esta manera, situaciones de desigualdad y discriminación.
Deconstruir el género implica, por un lado, abandonar los estereotipos de lo que entendemos como femenino y masculino, entender que el rosa no tiene por qué ser necesariamente “de nenas” y el azul “de nenes”, que el trabajo de la mujer no está ligado a las tareas domésticas o que el hombre no es menos masculino por cuidar de su apariencia o llorar en público. Es reconocer que existe una desigualdad entre los géneros que no es natural.
En este sentido, desde todas las áreas municipales se trabaja para que esta deconstrucción de roles se replique en cada dependencia, incorporando mujeres para realizar trabajos que generalmente desempeñaban solo los hombres.
