«La pandemia está lejos de terminar»

De acuerdo al Comité de urgencia de expertos y expertas que aconseja a la Organización Mundial de la Salud, aún existe una “fuerte probabilidad” de que surjan variantes del Sars CoV-2 “más peligrosas”. En una conferencia de prensa realizada en Ginebra, advirtieron que no había que relajarse porque “la pandemia está lejos de terminar”. De manera que, aunque las campañas de vacunación avancen en todo el mundo, y las hospitalizaciones y las muertes desciendan de manera notable (los ejemplos de Reino Unido e Israel generan particular alivio), con este patógeno es difícil cantar victoria.

“Mientras circule el Sars CoV-2, la chance de surgimiento de nuevas variantes es muy alta. Pueden ser más peligrosas o no, los virus no evolucionan a propósito para incrementar su peligrosidad o bien atenuarla; más bien, es un resultado que se desprende de la interacción con las personas. Por ello es impredecible: no podemos saber si serán más o menos transmisibles, más o menos virulentas”, plantea Carolina Torres, viróloga del Conicet e integrante de Proyecto País (Proyecto Argentino Interinstitucional de genómica de SARS-CoV2).

Luego, continúa con su razonamiento para detallar lo que sucede en el escenario actual. “La única diferencia que tiene este contexto respecto a los anteriores en que surgían las variantes que ya conocemos es la vacunación. En septiembre de 2020 cuando se reportó la de Reino Unido y luego la de Sudáfrica, Manaos e India, la peligrosidad en todos los casos radicaba en la chance de una mayor capacidad para la transmisión”. Y completa: “Ahora bien, si el virus sigue circulando en un marco de inmunización masiva como el que experimentan muchas naciones del mundo, afrontamos el riesgo del surgimiento de variantes que puedan escapar a las defensas que se generan en nuestros organismos gracias a las vacunas”.

Con la “presión vacunal”, señala Torres, se modifica la población viral que circula. Los virus juegan una suerte de “competencia” con el sistema inmune de las personas: si las defensas del cuerpo se robustecen, los patógenos escapan y se siguen transmitiendo. «Lo que siempre está circulando es el virus ‘exitoso’; me refiero al que pasó el filtro del sistema inmunológico. El segundo filtro lo ponen las vacunas, por tanto, aquellos que se multiplican –inclusive– en medio de campañas de inmunización masiva nos preocupan mucho más”, observa. Con la gripe se evidencia con claridad: las vacunas cambian porque los virus cambian. Pero los virus no se modifican porque sí, sino que lo hacen porque se propagan en un contexto de presión inmunológica.

Mirá También:  ANSES. CALENDARIOS DE PAGO DEL LUNES 3 DE MAYO

Vigilar

Al igual que los seres humanos cuentan con su ADN, el Sars CoV-2 tiene un material genético: el ARN. Es algo así como “un manual de instrucciones”, conformado por 30 mil letras, que le indica al patógeno cómo replicarse. A veces, cuando se multiplica al interior de las células del huésped, se producen equivocaciones en la lectura de esas letras. Así es como surgen las mutaciones, que pueden producir cambios decisivos, o no tanto. Lo que sucedió con las variantes de Alpha (Reino Unido), Beta (Sudáfrica), Gamma (Brasil) o Delta (India) es que –a lo largo de estos últimos meses– acumularon diversas modificaciones que le resultaron beneficiosas. Las mutaciones se concentraron en la proteína S (Spike), que opera como puerta de entrada del Sars CoV-2 a las células que ingresa e infecta. Así es como las nuevas variantes hacen que, en definitiva, los nuevos virus sean –al menos en algunas características– diferentes al “original”.

Las modificaciones suelen ser mucho más habituales de lo que se cree. Todos los países realizan una vigilancia genómica y Argentina no está exento. Una de las iniciativas a nivel doméstico se denomina Proyecto País y es liderada por la doctora Mariana Viegas desde el Laboratorio de Virología Hospital de Niños Ricardo Gutiérrez. La otra es coordinada desde el Instituto Malbrán, a partir del trabajo que coordinan Claudia Perandones y Elsa Baumeister.

El asunto es que los cambios en el genoma del virus le confiere características distintas: por ejemplo, puede transmitirse con mayor facilidad, o bien, sortear con mejor despliegue las defensas que generan los organismos a partir de las vacunas. “Mientras haya gente que está protegida y gente que no, podremos afrontar la emergencia de variantes que burlen a las vacunas. Eso nos retrasaría mucho el fin de la pandemia porque aunque actualizar las dosis no sería difícil, sí implicaría todo un cambio en la producción a escala actual”, apunta Torres.

Mirá También:  Se derrumba el sueño de la casa propia: los créditos UVA, por las nubes

Vacunar

Las vacunas fueron realizadas en función de la “cepa original” de Sars CoV-2 reportada en Wuhan, por ello, ante la emergencia de nuevas variantes se realiza un monitoreo activo que permite controlar que las tecnologías no pierdan efectividad para proteger a los organismos. La Delta, en la actualidad, es la que más rápido se propaga alrededor del planeta (ya está presente en más de 100 naciones) y ha provocado nuevos brotes en países con campañas de vacunación muy avanzadas y buena parte de sus poblaciones protegidas. Algunos laboratorios se han pronunciado sobre la efectividad de sus fórmulas frente a ella: AstraZeneca ha informado que alcanza un 71% con una dosis y 92% con dos; mientras que Pfizer llega al 94% y 96% respectivamente. El Centro Gamaleya, a través de su último estudio publicado en la revista Vaccines, por su parte, comunicó que la Sputnik V ofrece una buena capacidad protectora frente a todas las variantes que circulan.

La premisa es sencilla: las mejores aliadas para combatir a las variantes siguen siendo las vacunas. Por este motivo, los especialistas destacan el imperativo de democratizar las condiciones de acceso a una tecnología tan estratégica y escasa por el momento. Mientras que hay naciones que se desprenden de las dosis propias porque cuentan con sobrantes (Estados Unidos), hay otras que aún no han inoculado ni una sola. Sin ir tan lejos, el 98 por ciento de la población africana no fue inmunizada contra el coronavirus; tan solo 52 millones de dosis fueron administradas en 49 países. Si bien han asegurado compras por 270 millones de dosis, algunos territorios (como Tanzania, Burundi y Chad) no comenzaron a vacunar y, según se prevé, no podrían en lo que resta de 2021.

Mirá También:  Córdoba al rojo: dos listas peronistas y en Juntos por el Cambio se sacan los ojos

Gracias al avance de las campañas, los casos continúan altos pero las hospitalizaciones y las muertes disminuyeron. “Lo que se ve hasta ahora con Delta es que cuando ingresó en Reino Unido, Israel y Estados Unidos, sobre todo circuló en personas que no se habían vacunado. Después, por supuesto, cuando los casos se incrementaron mucho, por una cuestión de probabilidad, los inoculados también se contagiaron”, describe la especialista. En Israel, por ejemplo, los primeros brotes se observaron en escuelas, pues los niños y las niñas eran quienes todavía no habían accedido a sus dosis. “Los chicos van a tener que vacunarse porque si no es Delta, será cualquier otra la que se propague. Por ello es tan importante incrementar la cobertura vacunal, incluso en población pediátrica”, sostiene la viróloga.

Argentina inmunizó con una dosis al 46 por ciento de su población y el ritmo de inoculación es notable. Se puede, en este sentido, hacer propia la frase que sintetiza Pedro Cahn, médico y asesor de Alberto Fernández: “La pandemia no se resuelve sin las vacunas, pero con ellas solas tampoco alcanza”.

Deja un comentario

You May Also Like

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *