En el marco del 242° Aniversario de Chascomús, recordamos algunos relatos orales, lo que se dice y no está documentado, fuente de imaginación y conocimiento transmitidos de generación en generación, que hacen a la identidad de nuestro pueblo.

Se dice que hace muchos, muchos años atrás, allá por 1779 los tiempos que se vivían a veces eran muy difíciles, entre los ataques de los indios a los poblados que reclamaban sus tierras y las incansables disputas políticas entre unitarios y federales, obligaban a los pobladores de Chascomús a resguardarse en algún sitio seguro. Es entonces, cuando se comenzó a hablar de la construcción de posibles túneles secretos que comunicaban los diferentes edificios que se encuentran alrededor del casco histórico de la ciudad.

Los vecinos que comenzaron a construir sus casas en esta zona, tuvieron algunos inconvenientes con los cimientos, ya que estos comenzaban a ceder, como si la historia quisiera contar lo que aconteció en esos sitios, hace centenares de años.

Se dice que en algunas de las casas más antiguas que rodea al casco histórico, se pudieron descubrir fosas recubiertas de ladrillos, muy bien armadas y resistentes, se cree que fueron creadas para ser utilizadas de escondites cuando las cosas se ponían bravas, para salvar su vida, o la de algún integrante de la familia que estaba involucrada en alguna revuelta.

Otras de las historias, fue lo que sucedió en la sala de Los Libres del Sur del Museo Pampeano, donde se encuentran armas, cartas, retratos entre otros objetos pertenecientes a los unitarios y federales que lucharon en la Batalla de Chascomús, allá por 1839.

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Se dice que, en dos ocasiones, el piso de la sala se agrietó a la mitad, dividiendo a los unitarios de los federales, no se sabe que fue lo que pasó, todos quedaron sorprendidos por el acontecimiento, tales así que la segunda vez que sucedió, se le solicitó a la iglesia que desparrame agua bendita por el lugar.

La tradición oral es el patrimonio inmaterial de los pueblos, conocimiento conservado desde una época remota que da identidad a la gente, honra la raíz humana y despierta la imaginación. Los rincones de nuestra ciudad guardan muchas estas historias, que merecen ser contadas.

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