Los tres mandatarios no acompañaron, de distintas formas, el DNU presidencial que impuso las restricciones nocturnas y la suspensión de clases presenciales. «Después vienen a pedir respiradores». El especial enojo con el gobernador santafesino. 

En medio del cierre intenso para bajar la circulación de personas y del virus, el gobierno nacional no ocultó su enojo con los gobernadores que no se plegaron al primer DNU en medio de la segunda ola. Omar Perotti, de Santa Fe, Juan Schiaretti, de Córdoba, y Horacio Rodríguez Larreta, de Ciudad de Buenos Aires, pasaron de cuestionar abiertamente al gobierno nacional a cerrar todo, incluso las escuelas. Y  dejaron sin clases virtuales a los estudiantes de primaria de sus distritos.

El gobierno está satisfecho por haber logrado avanzar en la implementación de las medidas sanitarias rígidas en medio de la segunda ola, que tuvo total aceptación entre los mandatarios provinciales pero también entre la población, según evalúan.

También dan cuenta de que la situación en Córdoba, Santa Fe y CABA podría haber sido mucho menos dramática de lo que es ahora. En algunos despachos de la Casa Rosada se oyó criticar de manera especial al gobernador de Santa Fe, Omar Perotti, quien fue el primer mandatario oficialista en salir a criticar las medidas restrictivas del primer DNU. “Después viene a pedir respiradores”, señalaba un funcionario.

Las críticas también llovían para el cordobés Schiaretti y Rodríguez Larreta, aunque con menos ahínco, ya que ninguno forma parte del Frente de Todos.

Según evaluaron, las medidas iniciales funcionaron los primeros días y luego se relajaron, en parte debido a las permanentes críticas de los propios gobernadores, quienes en realidad eran los que debían defenderlas. La judicialización ante la Corte Suprema señala la cabeza de Larreta, quien fue el que más lejos llevó la rebeldía. Pero Perotti y su vecino Schiaretti también fueron aperturistas en medio de la crecida de casos, pero no llegaron a la judicialización.

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Más allá de los números de las encuestas que hicieron dar vuelta en el aire a Larreta, Perotti y Schiaretti, los números que preocuparon a esos mandatarios y a los funcionarios nacionales fueron los casos de contagios y el alto número de muertes.

La situación sanitaria en Rafaela, de donde es oriundo Perotti y donde fue intendente, es límite. Lo mismo pasa en Rosario, el gran Rosario y la ciudad de Santa Fe. Neuquén también está al límite, al igual que muchas zonas del país, en donde el sistema sanitario está tensionado. Sin embargo, no están gobernadas por mandatarios díscolos.

Santa Fe, Córdoba y Buenos Aires acataron las medidas más estrictas de este segundo DNU, con el debate de la ley sanitaria de fondo, que replica los mismos criterios sanitarios de clasificación de zonas según su peligrosidad y las restricciones correspondientes a cada nivel. El giro fue de 180 grados.

Otra estrategia que siguen los tres mandatarios es que en estos tres días de confinamiento ninguno implementó clases virtuales, como sí se hizo en el resto del país. Fue la propia presidenta del PRO, Patricia Bullrich, la que dijo que la ministra de Educación porteña, Soledad Acuña, le había admitido que no estaba preparado el sistema educativo porteño para implementar las clases virtuales. Y Acuña no la desmintió.

La decisión para dar la voltereta en el aire y sumarse a la gravedad del momento, implicó la falta de clases en los tres distritos. Una decisión en favor de presencialidad a ultranza, que por lo menos parece coordinada. La decisión para dar la voltereta en el aire y sumarse a la gravedad del momento, implicó la falta de clases en los tres distritos. Una decisión en favor de presencialidad a ultranza, que por lo menos parece coordinada.

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