El proyecto para reconocer los años de crianza y la moratoria

Cada vez son más las personas en edad de retiro que no consiguen reunir 30 años de aportes para acceder a una jubilación plena. El proyecto para reconocer aportes a las mujeres por los cuidados en la maternidad es un avance clave, pero se necesitan otros.

El 80 por ciento de las mujeres y el 50 por ciento de los hombres en edad de jubilarse no pueden completar los 30 años de aportes para acceder al beneficio. Dos moratorias aún vigentes, aprobadas en los gobiernos kirchneristas, permiten que la mitad de ese universo pueda jubilarse, aunque la efectividad de las medidas va cayendo año tras año por los parámetros fijados para su utilización. Las cosas se pondrán peor hacia adelante, a causa de la pandemia y su impacto en el mercado de trabajo. Así como la devastadora crisis de 2001 requirió de medidas potentes del Estado para ir reparando daños, la descomunal crisis del coronavirus plantea desafíos similares.

En materia previsional, la necesidad de una amplia moratoria que incluya a los que cada vez más quedarán afuera de la jubilación plena es un reclamo creciente. El proyecto de la Anses que se conoció esta semana para reconocer aportes a las mujeres por las tareas de cuidado en la maternidad es un paso trascendente en respuesta a esa demanda, que deberá abrir la puerta a otras medidas en la misma dirección.

Según el proyecto de la Anses, sobre 300 mil mujeres de 59 a 64 años que en este momento no se pueden jubilar, 155 mil podrán hacerlo este año y 30 mil el próximo con la implementación de la iniciativa. En concreto, se reconoce un año de aportes por cada hijo, hasta un máximo de 3, y dos años adicionales para aquellas madres que cobraron la Asignación Universal por Hijo al menos 12 meses. También se computa un año de aportes a las trabajadoras registradas que hayan hecho uso del período de licencia por maternidad y por excedencia. Como se ve, pese a lo valioso de la propuesta, todavía hay 145 mil mujeres que quedarían sin jubilación. Para ellas, entre otros postulantes, es que se necesita una nueva moratoria.

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Los tiempos apremian por lo que se mencionó al comienzo. Son mayoría los trabajadores argentinos que no consiguieron acumular 30 años de aportes en su vida laboral, víctimas de la desocupación o el trabajo no registrado, situación que es mucho peor para las mujeres. El derrumbe económico de los últimos años, primero con el macrismo y ahora con la pandemia, agrava el cuadro hacia adelante.

Las dos moratorias vigentes van perdiendo potencia por los plazos autorizados para completar aportes. En consecuencia, si no se genera una nueva moratoria, año tras año serán más las personas que no podrán acceder a una jubilación plena y deberán resignarse a cobrar la Pensión Universal para el Adulto Mayor (PUAM), equivalente al 80 por ciento del haber mínimo, desde los 65 años. Para las mujeres, eso significa alargar 5 años la edad de retiro. El beneficio creado en el gobierno de Cambiemos tampoco es para todos, sino para quienes cumplen con los requisitos de un análisis socioeconómico que demuestre su condición de vulnerabilidad social.

Las personas que quedan al margen de la jubilación plena y de la PUAM deben esperar hasta los 70 años para gestionar la jubilación por edad avanzada, equivalente al haber mínimo, con diez años de aportes en su historia laboral, explica Bárbara Schargorodsky, especialista en derecho previsional. «Es una demanda cada vez más fuerte la implementación de una nueva moratoria», remarca.

En 2015, el 87 por ciento de los nuevos jubilados completaron aportes con las moratorias. En 2020 fueron el 55 por ciento. Como se indicó, la disminución obedece a que cada vez hay menos gente encuadrada en los márgenes de esas leyes.

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La primera de las moratorias (ley 24.476) habilita la cancelación de deudas previsionales hasta septiembre de 1993, tanto para hombres como para mujeres. Se computa desde los 18 años hasta esa fecha. Los trabajadores o trabajadoras que no registren aportes en esos años pueden utilizar la moratoria. Por ejemplo, alguien que cumplió 18 años en 1983 puede completar un máximo de 10 años de aportes con moratoria si no hubiera tenido un trabajo formal en ese período. A medida que pasa el tiempo, menos personas encajan en esas condiciones.

La segunda moratoria es solo para mujeres y permite cubrir años hasta el 31 de diciembre de 2003. Eso implica que las trabajadoras deban reunir por lo menos 6 años de aportes tras esa fecha para jubilarse en este momento.

La consecuencia de la limitación para utilizar las moratorias es el incremento de las personas que cobran la PUAM. Desde su creación a fines de 2016, ya hay 190.000 titulares de esta prestación, que desde junio, con el nuevo aumento, alcanzará a 18.451 pesos, el 80 por ciento de la jubilación mínima (23.064 pesos desde junio). En 2020, 115 mil personas accedieron a la jubilación plena con aportes completos o moratoria, en tanto que 37 mil empezaron a cobrar la PUAM. Es decir, el 25 por ciento de los nuevos jubilados solo accede a la PUAM. Esa proporción seguirá en ascenso en la medida que no haya una nueva moratoria para completar aportes.

“Otra iniciativa que es necesario estudiar es la jubilación anticipada. Hay personas sin ingresos en este momento que reúnen los años de aportes pero no se pueden jubilar porque no cumplieron 60 años si son mujeres o 65 si son hombres. En las actuales circunstancias, se podría pagar un beneficio proporcional hasta que cumplan la edad jubilatoria”, plantea Eduardo Santín, presidente del Instituto de Previsión Social de la provincia de Buenos Aires (IPS).

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“Se necesita una reforma previsional integral. Todavía rige la ley jubilatoria del menemismo, emparchada, que tendía a la privatización total del sistema. El concepto que estaba detrás era el de los organismos internacionales, como el FMI y el Banco Mundial, que consideran que la seguridad social es un gasto y no un mecanismo para la redistribución del ingreso”, analiza el abogado previsionalista Federico Bobrovsky. En ese sentido, advierte que el Gobierno puede ser presionado en este momento por el Fondo Monetario en contra de una nueva moratoria o cambios más profundos que incrementen el gasto público.

Frente a la necesidad de reparar los daños de la pandemia y la herencia del macrismo, que achicó los beneficios jubilatorios, el Gobierno está por dar un paso clave con el reconocimiento de aportes a las mujeres por el cuidado de sus hijos. La aplicación de una nueva moratoria general debería seguir en el camino.

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