“Estos débiles papeles son más fuertes que los ladrillos”, así se llama el reciente libro de Abel Alexander, que merece una mención especial pues rescata su trabajo de más de 30 años en el campo de la fotografía antigua.

Abel, -conocido en Chascomús a partir de 1986-, cuando en el Museo Pampeano realizamos la Tercera Exposición de Daguerrotipos, Ambrotipos y Ferrotipos, junto con los otros dos pioneros Juan Gómez y Miguel Ángel Cuarterolo, (lamentablemente hoy desaparecidos), quienes fueron los iniciadores de esta epopeya al fundar el Centro de Investigaciones de la Fotográfica Antigua Argentina (CIFAA).

Estas investigaciones fueron iniciadas por el doctor Julio B. Riobó, vecino de esta ciudad, quien en 1942 hizo la “Primera exposición de Daguerrotipos, Ambrotipos y Ferrotipos” celebrada en el Club social, pero en ese momento su temática no llamó la atención suficiente como para anunciarlo en los diarios locales.

En 1992 se realizó en Vicente López, provincia de Buenos Aires, el 1er. Congreso de Historia de la Fotografía y a partir del mismo se publicaron las Memorias, que hoy ya llevan 12 encuentros, lo que ha permitido formar una novedosa e importante bibliografía en la materia.

Este flamante libro, que lo llevó a indagar y rescatar viejos papeles encontrados a veces en los contenedores de basura, sólo abarca una parte de su intensa búsqueda. Conformó un minucioso estudio sobre los tempranos fotógrafos que actuaron en las ciudades, pero no satisfecho con ello, Alexander siguió buceando en los pequeños pueblos, adonde la llegada de un fotógrafo provocaba una revolución, pues todos querían inmortalizar su imagen.

El libro está organizado en secciones: fotógrafos y su actuación, pueblos del interior, comunidades, como la de los afro en Argentina, italianos, franceses, alemanes, norteamericanos, la Sociedad de Fotógrafos Argentinos y Aficionados (SFAA), masones, entre los que se encontraba su antepasado Adolf Alexander también fotógrafo, nacido en Hamburgo, Alemania, que vino a Sudamérica y pasó por Chile, Mendoza y llegó a Buenos Aires.

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Y como la frutilla del postre Abel nos cuenta de la fotografía estereoscópica, que permitía obtener una visión tridimensional de las imágenes y de esa otra especialidad retratística, tan secreta y deseada- como son los daguerrotipos eróticos que provenían como no podía ser de otra manera, de Francia.

Un trabajo minucioso, increíble la bibliografía consultada en el país y extranjero, el seguimiento de las trayectorias de esos profesionales y saber descubrir e interpretar ese pequeño detalle que nos muestran las imágenes. Excelente trabajo de este gran amigo.

Felicitaciones Abel!!!!

                                                                                       Hilda Brandi

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