Las unidades de terapia intensiva se agotan a un ritmo frenético y marcan el peor momento de la pandemia, llegando a una media del 77,4% de ocupación en el Área Metropolitana y del 84% en la Ciudad de Buenos Aires, con no más de 80 camas disponibles en el sistema de salud pública porteño. Todas las camas que se habían agregado durante 2020 y que se siguieron agregando luego, parecen no bastar ante la magnitud de la crisis sanitaria desatada en abril, con un promedio de 23.600 nuevos casos diarios en la última semana. Pero ahora falta algo más. No respiradores, que también se sumaron por miles, sino otro elemento, el más vital de todos: el oxígeno.

Este martes, convocadas de urgencia a la Casa Rosada, las empresas proveedoras de oxígeno se reunirán con el jefe de gabinete, Santiago Cafiero, y con los ministros de Desarrollo Productivo y de Salud, Matías Kulfas y Carla Vizzotti. El objetivo es garantizar el abastecimiento de oxígeno a todos los establecimientos de salud del país en la coyuntura más compleja que afronta el sistema sanitario desde que se inició la pandemia.

De la reunión forman parte, en representación de la empresa Air Liquide, su director general para Argentina, Uruguay, Colombia y República Dominicana, Gonzalo Ramón, y la directora local del área de salud, Carolina Roca; Carlos María Brea y Patricia Portela, director y gerente regional de negocios, respectivamente, de la firma Indura; y por la empresa Linde, su gerente general, Rómulo Santana, y Valeria Krause, gerenta de legales.

La demanda de oxígeno medicinal, catalogado como “medicamento de primera necesidad” por la OMS, se ha disparado en la pandemia. Sólo en Brasil, por ejemplo, se consumieron 3 millones de metros cúbicos diarios en marzo. Y los precios de este insumo vital han subido en muchos países al ritmo de las internaciones y de la especulación. Si en Europa se vende el cilindro de ocho litros a 20 euros, en Perú llegó a superar los mil dólares a principios de abril.

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El objetivo de la reunión, y ante la perspectiva de un faltante de oxígeno en las próximas semanas, es garantizar que ese insumo esencial llegue a todas las terapias intensivas, aun si para asegurar ese abastecimiento debe restringirse el suministro de oxígeno para uso industrial en otras actividades productivas. Y evitar, así, las trágicas escenas que se vieron en muchos países, donde los familiares de los pacientes debían intentar procurarse sus propios tubos.

La francesa Air Liquide y la alemana Linde son los principales fabricantes globales de oxígeno, del cual en épocas normales se dedica entre un 5 y un 10% a uso medicinal. Esa tasa creció dramáticamente en pandemia. En clínicas y hospitales del AMBA, la demanda de oxígeno se ha triplicado de enero a abril y se aceleran los períodos de recambio de tubos que deben suministrar los proveedores.

El stock es un problema a resolver. Pero también el precio. En 2020, Desarrollo Productivo ya había intimado a
Air Liquide a que no aumentara los precios del oxígeno líquido medicinal, de su acarreo y mantenimiento, en la provincia de Chaco, uno de los focos iniciales de la pandemia. En ese momento, la Ley de Abastecimiento se usó para evitar abusos en la cadena de producción y garantizar que el insumo llegara al sistema de salud a un precio razonable.

También están presentes el secretario de Calidad de Salud, Arnaldo Medina; la secretaria de Comercio Interior, Paula Español; el secretario de Obras Públicas, Martín Gill; la jefa de Asesores del Ministerio de Salud, Sonia Tarragona; el subsecretario de Medicamento e Información Estratégica, Gastón Morán; la subsecretaria de Economía del Conocimiento, María Apolito; el subsecretario de Políticas para el Mercado Interno, Matías Ginsberg; y el director de Infraestructura y Equipamiento, Fernando Ballina.

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