En medio de un dramático escenario causado por la segunda ola de coronavirus

En los centros de salud ya no se encuentran camas de cuidados intensivos, respiradores, faltan médicos; los enfermos mueren sin poder ser atendidos y escasea el oxígeno. 
Desde hoy domingo, más de la mitad de los peruanos han vuelto a quedar confinados en cuarentena. En medio de una segunda ola de la pandemia del coronavirus, que ha disparado los contagios y muertes por la covid-19 y desbordado el precario sistema de salud, el gobierno decretó una nueva cuarentena en diez de las veinticinco regiones del país, incluyendo Lima donde vive la tercera parte de los 32 millones de peruanos. En conjunto, las regiones donde rige el confinamiento, declaradas en “alerta extrema”, concentran poco más del 50 por ciento de la población del país. Esta segunda cuarentena se prolongará hasta el 14 de febrero, cuando se evaluará la situación para decidir si el confinamiento se levanta o se prorroga, o si se extiende a otras zonas del país, consideradas ahora en alerta “muy alta” o “alta”.Esta nueva cuarentena es más flexible que la anterior, que abarcó todo el país entre marzo y junio pasados, considerada una de las más severas del mundo. En esta ocasión se permite el funcionamiento de una serie de actividades económicas no esenciales, como la construcción, parte de la industria, la minería, entre otras. Restaurantes y diversos comercios podrán atender por delivery. A diferencia de lo ocurrido en la primera cuarentena, esta vez se podrá salir una hora al día a caminar, andar en bicicleta o hacer deporte, pero no se pueden usar automóviles particulares.

La segunda cuarentena se inicia cuando los reportes indican 7.147 nuevos contagios y 171 fallecidos en el día anterior a su inicio y un total de 1.133.022 casos reportados y 40.857 muertes desde el inicio de la pandemia. Con el inicio de la segunda ola de la pandemia, el sistema de salud peruano, desfinanciado durante 30 años de políticas neoliberales que han reducido al Estado a un rol subsidiario de lo privado y abandonado los servicios públicos, ha colapsado rápidamente. En los centros de salud ya no se encuentran camas de cuidados intensivos, respiradores, faltan médicos, enfermos mueren sin poder ser atendidos, escasea el oxígeno, que es vendido con un alto sobreprecio por negocios privados que aprovechan la angustia de la gente para lucrar sin que las autoridades intervengan porque tienen como prioridad defender el libre mercado.

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En ese dramático escenario, el gobierno se vio obligado a declarar una cuarentena que hace unos días, cuando dictó nuevas restricciones para enfrentar la segunda ola, había descartado por razones económicas. Los gremios empresariales cuestionan esta medida, pero los expertos en salud la respaldan.

“La situación es muy seria, grave, trágica. La cuarentena es una medida dolorosa, pero necesaria para reducir la velocidad de los contagios, que es muy alta y ha copado nuestro sistema de salud, que es muy frágil, fraccionado, arcaico, con un presupuesto ridículo. Todas las segundas olas de una pandemia son muy intensas, peores que las primeras olas. Me temo que quince días de cuarentena no van a ser suficientes y se van a necesitar otros quince días para que la situación sea más manejable, pero prolongarla más de un mes sería negativo”, señaló el infectólogo Eduardo Gotuzzo, profesor emérito de la Universidad Cayetano Heredia.

“Para responder a esta segunda ola -indica el doctor Gotuzzo- además de la cuarentena hay que mejor el primer nivel de atención médica, dar oxígeno a la comunidad, para que los pacientes no lleguen graves a los centros de salud que ya no los pueden atender. Hay que cambiar ese enfoque casi militar del manejo de la pandemia que se ha tenido, que ha carecido de un componente social, de alianzas estratégicas con la sociedad civil, lo que ha sido un grave error. El presidente (Francisco) Sagasti ha dicho que se debe dar ese componen social, ese es un cambio positivo, ahora hay que ver que se ejecute”.

Duro impacto en la economía

La pandemia y la primera cuarentena han tenido un duro impacto en la economía, que el año pasado cayó 12 por ciento. El ministro de Economía, Waldo Mendoza, ha señalado que a pesar de esta segunda cuarentena el gobierno mantiene su proyección de un crecimiento de 10 por ciento para este año.

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El Perú ha sido de los países de la región que menos ayudas a dado a la población para enfrentar esta crisis. En todo el año pasado se entregaron solamente dos bonos de 760 soles (210 dólares) cada uno a 8,5 millones de familias, que demoraron meses en repartirse. Al decretarse esta nueva cuarentena, se ha dispuesto la entrega de un tercer bono, pero ahora a 4,2 millones de familias y por 600 soles (165 dólares).

“Veo muy complicado que se mantenga la proyección de crecer 10 por ciento este año. La demora en tener la vacuna afecta la reactivación. Nadie quiere una cuarentena, pero cuando el sistema de salud colapsa por la cantidad de contagiados y la gente se muere en la calle, como ocurre ahora, no hay alternativa, la salud se impone a la economía. Este último bono de apoyo a la población que se ha dispuesto entregar es insuficiente. Deberían darse al menos otros dos bonos de 760 soles a más de ocho millones de familias. El Perú tiene los recursos para hacerlo. Los bonos, además de ser una ayuda para la población que está muy afectada, tienen un impacto reactivador porque impulsan la demanda”, declaró el economista Humberto Campodónico, profesor de la Universidad de San Marcos y columnista del diario La República.

El economista Oscar Dancourt, profesor de la Universidad Católica y expresidente del Banco Central de Reserva, señaló que “el país tiene espaldas fiscales, por ahorros importantes y capacidad de endeudamiento porque su deuda pública es baja, para dar más ayuda a la población, pero eso no se ha hecho por una decisión política que tiene que ver con un prejuicio neoliberal. Esa decisión ha sido un error que ha agravado la crisis económica y el desempleo”.

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Solamente en Lima, por la pandemia se ha perdido un millón de empleos de los tres millones de empleos considerados adecuados; otros dos millones de limeños ya estaban en el subempleo o desempleo antes de la pandemia. A nivel nacional urbano, donde antes del inicio de esta crisis sanitaria solamente algo más de ocho millones de catorce millones tenían un empleo adecuado, se habrían perdido poco más de dos millones y medio de esos empleos.

“Todas las cuarentenas producen recesión y desempleo. Es difícil predecir ahora el impacto en el empleo de esta nueva cuarentena, que no sabemos cuánto tiempo se va a prolongar. Si durara un mes o poco más, como los epidemiólogos dicen debería prolongarse, estimaría que en Lima se podría perder otro medio millón de empleos adecuados”, dice Dancourt.

Cuando se anunció la nueva cuarentena, cuatro días antes de entrar en vigencia, la población se lanzó a las calles y tiendas. A pesar de que se señaló que los lugares de venta de alimentos y productos esenciales seguirían abiertos, se vieron largas filas en las tiendas, el tránsito colapsó en varias zonas. Fueron días de aglomeraciones, precisamente lo que se quiere evitar para cortar esta segunda ola. Los que no tienen los recursos para salir de compras, que viven del día a día, comienzan un nuevo encierro que los deja sin ingresos con la incertidumbre de cuándo llegará la ayuda anunciada por el gobierno. Regresan los duros días de la primera ola.

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