El presidente alcanzó el 61 por ciento de los votos y evitó la segunda vuelta

En medio de un dramático avance del coronavirus, los comicios contaron con una abstención sin precedentes, cercana al 62 por ciento del padrón. 
El presidente de Portugal, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, fue reelecto este domingo en primera vuelta y en medio de un dramático avance del coronavirusEl cierre del escrutinio le otorgó un rotundo 61 por ciento de los votos. Por su parte, la exeurodiputada socialista Ana Gomes obtuvo el 12,8 por ciento de los sufragios, por delante del candidato de extrema derecha André Ventura, que trepó al 11,9 por ciento. De Sousa es un antiguo profesor de derecho de 72 años que saltó a la fama como comentarista político en la televisión portuguesa, y tiene una buena relación con el gobierno socialista del primer ministro António Costa. La tasa de abstención se situó en el 61,6 por ciento, un nuevo récord histórico en comicios presidenciales desde la instauración del régimen democrático en 1974. Las elecciones se realizaron en medio del estricto confinamiento dispuesto para contener el avance del coronavirus, que el sábado provocó un nuevo récord de contagios y muertes. Con 636.190 casos y 10.469 muertos por covid-19, Portugal ocupa el primer lugar mundial en cantidad de contagios por cantidad de habitantes, superado solo por el enclave británico de Gibraltar.

Marcelo Rebelo de Sousa es un dirigente conservador que labró su fama como comentarista político y cultivó una imagen de político cercano a la gente. Se lo puede ver usando barbijo en la playa e incluso yendo a hacer las compras en la semana. Con una alta popularidad desde su elección hace cinco años, el actual jefe de Estado portugués convive sin mayores problemas con los socialistas del primer ministro António Costa. 

«Trabajo, dedicación, independencia, estabilidad y proximidad», detalló de Sousa al cierre de la campaña electoral. Tales fueron sus objetivos para el primer mandato y se repiten ahora. El dirigente remarcó en más de una oportunidad que pensaba marcharse del poder tras cumplir un periodo, pero la pandemia le hizo cambiar de idea.

A sus 72 años, el mandatario fue uno de los primeros en votar en un colegio de la ciudad de Celorico de Basto, en Braga. Desde allí declaró que encaraba estas elecciones «sin nerviosismo». «A mi edad se pierden y se ganan muchas elecciones, uno se acostumbra a todo y está preparado para todo. Llevo preparados discursos para la derrota, para una segunda vuelta y para la victoria«, llegó a confesar el presidente luso.

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En Portugal, el jefe del Estado no tiene ningún poder ejecutivo pero juega el papel de árbitro cuando hay crisis políticas, y puede disolver el Parlamento para convocar a elecciones legislativas anticipadas. Los cuatro presidentes que tuvo Portugal desde la vuelta de la democracia, en 1974, ganaron la reelección en primera vuelta. Nada indicaba que esa tendencia podía cambiar, por lo que la atención estaba puesta en quién quedaría segundo.

«Cuando el futuro está en juego, el arma que tenemos que usar es votar, sin importar a quién (votar) o qué proyecto», aseguró André Ventura en una arenga de último momento para subir la participación, luego de sufragar en Lisboa. La elección del fundador del partido antisistema «Chega» («Basta»), que le peleó el segundo lugar a la socialista Ana Gomes, confirmó el avance de la extrema derecha en un país en el que esta tendencia todavía era algo excepcional.

Durante la campaña, Ventura había dicho que su intención era «aplastar a la izquierda». Sin embargo Ventura, aliado de la francesa Marine Le Pen y del italiano Matteo Salvini, no logró un mejor resultado que Gomes, una diplomática de carrera de 66 años que hizo campaña sin el apoyo del primer ministro y logró un digno segundo puesto.

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