Diego Gastón Guida fue detenido por la Policía en la localidad de Claypole. Tiene antecedentes por robos y fue excarcelado 20 días antes de los asesinatos.

Diego Gastón Guida, el hombre que estaba prófugo desde hace un mes por el doble crimen de un Policía y un barrendero a bordo de un colectivo Barracas, en la Ciudad de Buenos Aires, fue detenido este jueves en Claypole, al sur del Conurbano bonaerense.

El hombre fue detenido durante un operativo realizado por personal de la División Homicidios de la Policía Federal Argentina (PFA) y este viernes será indagado.

Diego Gastón Guida tiene antecedentes por robos y fue excarcelado 20 días antes de los asesinatos por una Cámara que solo le fijó una fianza de 10.000 pesos y lo encomendó a «someterse al cuidado» de su mamá y una vecina.

Así surge de un fallo de la Sala VI de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional al que tuvo acceso Télam y fue dictado el 29 de septiembre pasado, es decir, tres semanas antes de que asesinaran al agente de la Policía Federal (PFA) Esteban Nicolás Lagos (28) y al barrendero Juan Roberto Bonifacio (34), en un colectivo de la línea 100.

La excarcelación de Guida (38) se resolvió en una causa por la que el 18 de septiembre el Juzgado Criminal y Correccional 57 lo procesó, con prisión preventiva, como autor del delito de «tentativa de robo calificado por la fractura de la puerta de un lugar habitado», hecho por el que había sido detenido tres días antes por la comisaría 4D de la Policía de la Ciudad.

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En un fallo dividido, dos de los camaristas, Magdalena Laíño y Ricardo Matías Pinto, avalaron la postura de la defensa para que sea excarcelado, y el tercero, Julio Marcelo Lucini, se opuso ante los antecedentes y los riesgos procesales que evaluó en Diego Gastón Guida.

«Denota su indiferencia por acatar el ordenamiento jurídico y las reglas mínimas de convivencia», afirmó Lucini en su voto disidente y mencionó que Guida presentaba «dos condenas» por «delitos contra la propiedad» y que había sido declarado «reincidente, por segunda vez».

Pero además, Lucini mencionó que el acusado tenía en trámite dos causas del 2019 acumuladas en el Juzgado 53 por «hurto» y «amenazas coactivas en contexto de violencia doméstica», en la que la damnificada fue su ex pareja, con quien tiene un hijo.

En cambio, la jueza Laíño, afirmó que se debía adoptar una solución «pro homine y favor libertatis de las normas en juego que imponen privilegiar la interpretación legal que más derechos acuerde al ser humano frente al poder estatal».

«Debo destacar que el domicilio aportado en Alvarado 2129 de esta ciudad ha sido constatado, en el que residiría con su madre Rosa María Martínez», señaló la jueza al descartar el riesgo de fuga.

«A ello se agrega que su amiga y vecina Norma Cerotti, quien dice conocer a Guida hace más de 20 años y lo ayuda en el cuidado de sus hijos, demostró preocupación por la situación e hizo saber a través de la defensa oficial que le conseguiría un trabajo y lo incorporaría en un proyecto de reinserción social para personas que estuvieron privadas de su libertad», añadió Laíño, al votar a favor de la excarcelación.

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Al resolver la disidencia entre sus colegas, Pinto acompañó a Laíño, al sostener que «la pena prevista para el delito que se le reprocha permite su soltura», que se había constatado el domicilio donde residía con su madre y que «el suceso atribuido no presenta aristas de particular gravedad».

En la parte resolutiva, la Sala VI, por mayoría, resolvió concederle a Guida la excarcelación «bajo una caución real o personal de 10.000 pesos».

Pero además le impuso tres condiciones: comunicarse cada 15 días con el tribunal, «someterse al cuidado de su madre Rosa María Martínez y de (la vecina) Norma Cerotti» y la «prohibición total de abandonar el domicilio de la calle Alvarado 2129» de Barracas, donde la policía lo fue a buscar para detenerlo por el doble crimen, pero no lo halló.

El doble crimen en Barracas

El hecho ocurrió el lunes 19 de octubre, a las 23.40, arriba del interno 4845 de la línea 100, ramal 1, que circulaba por la calle Vieytes, entre Quinquela Martín y Suárez, cuando dos ladrones subieron armados y comenzaron a asaltar a los pasajeros.

«¡Bueno, están todos regalados!», fue la frase que uno de los delincuentes gritó al iniciar el robo, tras lo cual tomó como «escudo humano» a un joven de 29 años que viajaba en el primer asiento detrás del chofer.

Al ver la situación, Lagos, quien viajaba entre el pasaje uniformado, se levantó de su asiento y dio la voz de alto, pero de inmediato comenzaron los disparos.

La autopsia determinó que el policía recibió cuatro tiros de frente: uno en el cuello, otro en el pecho, un tercero en un brazo y el restante en una pierna.

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En el caso del recolector de residuos Bonifacio, fue alcanzado por un único disparo que ingresó por la espalda, ya que viajaba en un asiento que miraba hacia la luneta trasera del colectivo.

Otros dos pasajeros, de 30 y 34 años, resultaron baleados, uno en una pierna y el otro en un pie, pero con heridas que no revistieron gravedad.

Los dos delincuentes escaparon de la unidad luego pedirle al chofer que abriera la puerta y de robar la pistola 9 milímetros reglamentaria al policía baleado.

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