Nic Pizzolatto, escritor y guionista

Nic Pizzolatto, escritor y guionista

El escritor guionista estadounidense Nic Pizzolatto, que con sus guiones para las tres temporadas de la serie “True Detective” instaló una nueva narrativa, que trazó una vía de innovación para los contenidos televisivos pero también para la literatura, participó la noche del lunes de una charla en el marco de Filba, donde destacó que «el arte no es democrático» y «no hay una forma más estúpida o más reduccionista de experimentar la condición humana que la política», entre otras ideas que desgranó en poco más de una hora.

Con un estilo digresivo que se emparenta con la dispersión elocuente de algunos de sus personajes, como el que encarnó el actor Matthew McConaughey en la primera temporada de “Tue Detective”, Pizzolatto encadenó una serie de reflexiones sobre la dinámica de la industria del entretenimiento, sus disparadores creativos y las identidades políticas en Estados Unidos, todo en un diálogo guiado por las preguntas y acotaciones de la periodista Natalia Trzenko.

«Debido a la educación terrible que prolifera en las universidades durante los últimos cuarenta y tantos años ahora tenemos una generación que no sabe nada de cómo enfrentarse a las artes»

¿En que anda hoy el hombre que además tiene en su haber un par de capítulos de la exitosa serie ‘The Killing”’ y es autor de la novela ´’Galveston’?

“Tengo algunos guiones y un show que escribí para ellos. Con todo lo que pasó este año, con esto de que todo está tan en el aire, en cuanto a la programación y los estudios, hay una parte de mí que siente que estos proyectos son una reliquia de un mundo anterior”, señaló.

El artífice de “True Detective”, la serie policial que recrea la vida y la pesquisa que emprenden dos detectives de Luisiana en torno a un asesinato ritual que parece responder a la metodología de un asesino serial, contó también que está dedicado a una serie de novelas que lo tiene motivado: «Estuve trabajando en tres novelas que me emocionan mucho. Es la primera vez que escribo algo autobiográfico, es una trilogía”.

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“Debería tener más obra. No he sido tan prolífico como debería o pude haberlo sido porque tuve muchas circunstancias externas que me lo impidieron», agregó.

“He empezado nuevamente a ser prolífico y eso tiene que ver con que tenía muchas cosas en mi vida que debían ser ordenadas pero no lo habían hecho y cobraron sentido este año”, aseguró Pizzolatto, quien además vaticinó que “el cine y la televisión no van a ser la forma dominante en este siglo como lo fueron en el pasado”.

Más adelante, se refirió a la manera en que la televisión opera sobre las audiencias: «El arte no es democrático -indicó-. Es una de las cosas más autoritarias que hay. No es lo más autoritario que pueda imaginar pero sí lo más autoritario que yo hago. No puedes votar, lamento decir que así no funciona la televisión. Pero la manera de luchar contra eso es deslumbrar al público. Le quitas el control. Están bajo tu control y eso les gusta», apuntó.

“He empezado nuevamente a ser prolífico y eso tiene que ver con que tenía muchas cosas en mi vida que debían ser ordenadas pero no lo habían hecho y cobraron sentido este año”

«Yo no sé realmente si el público en mi país puede percibir los efectos de una gran película aunque realmente no puedo culpar al público porque es culpa del artista. El público es el público de tu generación y si no sos bueno para capturar y mantener su atención y para que una película sea valorada, quiere decir que no sos lo suficientemente bueno. Ese es tu problema y no te mereces ese éxito», precisó.

Los ritmos inusuales impuestos por la pandemia también provocaron cambios radicales en la vida de Pizzolatto, como la decisión de deprenderse de una gran cantidad de libros. “Me deshice de casi toda mi biblioteca. Los libros que me quedé son los libros buenos, buenas ediciones que le dejo a mi hija. Pero mi apetito por la ficción en todos lo aspectos se redujo mucho”, confesó.

“Por otro lado, encontré que solía tener paciencia y admirar en las novelas el mucho tiempo que precisaban. Las novelas contemporáneas que alguna vez leí, y disfruté… me pregunto si lo hice porque me lo dijeron o porque tenía ciertos fetiches y tenía que leerlas para aprender el oficio. ¿Pero me gustó eso? Cuando estaba revisando mi biblioteca abrí libros ganadores del Pulitzer… y leí el primer párrafo que me pareció tan artificial, pretencioso, con esa caja de herramientas estándar para la ficción. ‘A quién le importa, por Dios’ y la tuve que tirar”, relató.

«El público es el público de tu generación y si no sos bueno para capturar y mantener su atención y para que una película sea valorada, quiere decir que no sos lo suficientemente bueno»

Verborrágico y ocurrente, el autor se explayó también sobre “la aparente torpeza de cierto tipo de libros -dijo-. No describís un árbol durante un párrafo entero porque te gusta el árbol. Poniéndolo en claro: yo admiro mucho a Philip Roth. Y guardé sus obras completas. Y las estaba hojeando y pensé: ‘Qué gran escritor’… no lo volveré a leer nunca más. Los detalles secundarios son tan perfectos y están tan cuidadosamente descriptos…pero ahora a mi edad mi experiencia pienso que eso es una porquería”, precisó.

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En la prehistoria de su consagración como guionista, Pizzolatto fue profesor universitario y un hábil dibujante, hasta que intuyó que la renovación estaba en los medios audiovisuales y se mudó a Hollywood.

Antes de escribir “True Detective” jamás había escrito una serie completa de televisión. Apenas había escrito un par de guiones para la serie “The Killing” y una novela “Galveston”, que fue llevada al cine.

Con esa misma sagacidad para leer el futuro, el escritor diagnosticó un futuro sin grandes apuestas de riesgo para la industria del entretenimiento: “Hoy estamos viendo a muchas personas que tiene canal de Youtube con muchísimo más público que cualquier serie de televisión. Detesto decir esto porque es el tipo de cosa donde se ataca al mensajero pero el contenido nuevo irá desapareciendo en la medida en que los estudios se transformen en servicios de streaming que van a utilizar un modelo de suscripción en lugar de un modelo de publicidad”, anticipó.

Pizzolatto aseguró que la inversión en nuevos productos audiovisuales será cada vez más restringida, ya que “muy pronto serán cinco películas las que cada estudio va a hacer al año y cada una de estas va a ser un símbolo: films de Marvel, Stars Wars o algo equivalente, y alguna película para niños -un par solamente- por ejemplo de Pixar… serán las únicas películas que estarán en el cine, al menos en Estados Unidos”.

El tramo más picante de sus intervenciones llegó, sin embargo, cuando caracterizó a la sociedad estadounidense en su forma de procesar la cultura y la política: «Aquí, debido a la educación terrible que prolifera en las universidades durante los últimos cuarenta y tantos años ahora tenemos una generación que no sabe nada de cómo enfrentarse a las artes. Piensan que un autor es un conjunto de significantes que necesita concordar con la ideología para la cual fue programado. Y el problema con esto es que toda ideología es binaria, como la política en este país. Entonces no hay una forma más estúpida o más reduccionista de experimentar la condición humana que la política. La política es estúpida, especialmente en Estados Unidos», arremetió el guionista.

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Y prosiguió: «No solamente ahora sino en toda mi vida nos han dado una elección entre dos opciones que son exactamente iguales y nos han programado para sentir una emoción sobre cosas que son prácticamente lo mismo. Y luego en cada generación, puesto que este es un país tan culposo y tolerante, nos vemos asaltados por bárbaros y nuestros jóvenes más tontos son liderados por nuestros contemporáneos más idiotas».

Pizzolatto aseguró también que comenzó a escribir dos podcast que son comedias. «Lo estaba haciendo por mi propio placer, porque amo la comedia. Y amo reír aunque no se note en mi obra porque he estado en un cierto estilo y ya no estoy encasillado. Y los podcats no cuestan nada y nadie te puede decir qué hacer. Entonces eso me entretiene mucho», afirmó el guionista.

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