La Justicia investigaba la desaparición de municiones de un polvorín en Zapala. Un efectivo fue detenido con el arsenal en su poder tras intentar suicidarse.

El Ejército Argentino detectó un importante robo de municiones en el batallón de Ingenieros de Montaña 6, de Neuquén. La Justicia federal tomó intervención en el tema y este fin de semana se procedió a detener a un suboficial que estaba a cargo de la custodia del arsenal.

El episodio fue descubierto cuando se realizó un recuento del material ubicado en el polvorín de Zapala, que forma parte de la unidad del Ejército con el comando ubicado en Neuquén. Se trataría del robo de más de 25.000 municiones 7,62mm de FAL.

De acuerdo con lo que se pudo reconstruir, el descubrimiento se hizo tras un pedido de municiones para realizar prácticas. Allí se detectó que había inconsistencias en el inventario por lo que se inició «una actuación de justicia militar» y se dio intervención a la Justicia federal.

 

La situación se precipitó cuando fue convocado por sus superiores el suboficial a cargó del arsenal. En ese momento no solo se descompensó, sino que confesó que había preparado explosivos para hacerlos estallar en su vehículo, estacionado frente a la guardia del regimiento.

Expertos antibombas de la policía provincial, con apoyo de la Policía Federal Argentina, hicieron detonar ese artefacto que estaba diseñado para ser activado con la batería del vehículo. Ese aparato explosivo estaba integrado por 1,3 kilo de tritonal.

Según afirmaron los investigadores, la intención de ese suboficial habría sido suicidarse. Quedó internado en un hospital local, en condición de detenido.

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Fuentes vinculadas con la investigación confirmaron que se trata de un sargento ayudante postergado en las listas de ascensos, ya que estaba bastante «pasado en años» en ese rango. Era el encargado de la munición de la unidad militar y habría sido identificado con las iniciales A.Q.

En la vivienda de ese sargento ayudante se encontraron, además, municiones, pero en pequeñas cantidades. Tenía allí balas de calibre 7,62 para completar seis cargadores de FAL y proyectiles calibres 9mm y 11.25 para llenar cuatro cargadores.

La causa quedó en manos del juzgado federal de Neuquén N° 2, a cargo de Gustavo Villanueva, donde el expediente se caratuló, en principio, como «intimidación pública y averiguación de hurto».

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