Esta performance está a cargo de la artista interdisciplinaria y escritora Coco Fusco y el artista Leandro Katz .

Esta performance está a cargo de la artista interdisciplinaria y escritora Coco Fusco y el artista Leandro Katz .

El Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (Malba) presenta «Dos amerindios no descubiertos en Buenos Aires» (1994), la segunda parte del proyecto «La historia como rumor», una propuesta creada por su directora artística, Gabriela Rangel, que busca recuperar como archivo «una historia oral que no existe en la performance» y se suma al acervo de la institución para celebrar su décimo noveno aniversario.

Esta performance está a cargo de la artista interdisciplinaria y escritora Coco Fusco y el artista Leandro Katz y forma parte del programa virtual con el que el museo se propone generar -comenta Rangel en diálogo con Télam- «un discurso que conecta Buenos Aires en un momento de gran desconexión, con cuestiones que tienen que ver con la globalización y con el momento histórico de cambio».

«El objetivo es documentar y contextualizar un conjunto de acciones y performances que ocurrieron en distintos momentos y lugares de América y el Caribe, en una transición histórica marcada por el fin de la Guerra Fría y el inicio de Internet», explica Rangel.

Las performances escogidas «tratan temáticas y estrategias formales y discursivas que tienen que ver con el presente que estamos viviendo» -indicó- y se relacionan con «la repatriación cultural, visibilización de minorías, con un momento político y con temporalidades sociales diferentes que atañen al mundo de ahora».

En ese sentido, la directora del Malba explicó que la exhibición de estos proyectos de investigación son para «actualizar la lectura de una serie de acciones que marcaron la producción de su tiempo» y que dialogan con «problemáticas del presente».

La exhibición de estos proyectos de investigación son para "actualizar la lectura de una serie de acciones que marcaron la producción de su tiempo"

La exhibición de estos proyectos de investigación son para «actualizar la lectura de una serie de acciones que marcaron la producción de su tiempo»

«En 1992 cuando Fusco y Gómez Peña hacen esta sátira de las exhibiciones humanas, ellos mismos poniéndose como unos pobladores de un lugar improbable, de alguna manera se están adelantando a muchas cuestiones que se están discutiendo. Hubo cierta indiferencia y agresividad, dependiendo del lugar donde se presentaron», grafica Rangel sobre la performance que se inaugurará hoy a las 18 con una conferencia de Fusco y Katz.

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En 1994, Fusco (Estados Unidos) y Guillermo Gómez Peña (México) fueron invitados por la Fundación Banco Patricios y concluyeron en Buenos Aires la gira de la performance «Two Undiscovered Amerindians Visit the West» (1992-1993), que había estado en EEUU, Europa y Australia. Se cumplían los 500 años de la llegada de Cristóbal Colón a América y hubo un fuerte cuestionamiento al colonialismo como proceso histórico.

La versión «Dos amerindios no descubiertos en Buenos Aires» consistió en una jaula instalada junto a la vidriera del céntrico edificio de Callao de la Fundación Banco Patricio donde realizaron acciones vestidos como pobladores originarios durante tres días.

«De acuerdo a fuentes de la época, más de la mitad del público asistente creyó que los performers eran amerindios cautivos, explotados y expuestos de manera grotesca. Las acciones incluían rutinas cotidianas como responder llamadas telefónicas, tomar fotografías, alimentarse, conversar entre ellos, escribir en computadora o leer e interactuar con el público», indica el texto de presentación.

La versión "Dos amerindios no descubiertos en Buenos Aires" consistió en una jaula instalada junto a la vidriera del céntrico edificio de Callao de la Fundación Banco Patricio.

La versión «Dos amerindios no descubiertos en Buenos Aires» consistió en una jaula instalada junto a la vidriera del céntrico edificio de Callao de la Fundación Banco Patricio.

Rangel expresa que «lo más importante del proyecto del Rumor -doce performances que empezaron con la de Jorge Eielson de 1972 que fue un pionero-, es que ahora estamos trabajando con dos performers que están activos y vivos. Estamos recuperando una historia oral que no existe. La historia oral es muy tenue, muy accidentada».

«Recopilamos los documentos que ayudan a entender la pieza en el presente y ayudamos a armar el archivo, un cuerpo de conocimientos que permite entender el contexto -si se puede recuperar-. En ese sentido es un rumor. Tiene mucho que ver con la situación que estamos viviendo de fake news. Por eso es una resonancia con el presente. Es una serie que tiene que ver con la resonancia entre cómo se produce la historia y el presente, y cómo se produce la verdad y la post verdad», afirma.

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¿Por qué rumor? Porque, según explica Rangel, «el chisme tiene que ver con un proyecto de Ulises Carrión. El chisme produce una ficción creada, mientras el rumor es más difuso que el chisme. El performance se parece más al rumor que al chisme. Se produce una mitología y es muy difuso. Esta misma jaula de Fusco y Gómez Peña, desde el 92 está circulando, ha sido enterrada y resucitada varias veces, pero nunca termina de morirse, queda en el terreno del mito».

«Es una serie que tiene que ver con la resonancia entre cómo se produce la historia y el presente, y cómo se produce la verdad y la post verdad»

Gabriela Rangel

Rangel se refiere a un proyecto de Carrión (1941-1989), artista visual y escritor mexicano, que, tomando como referencia los sistemas de comunicación, estudió el funcionamiento del chisme, el rumor, el escándalo y la calumnia como constructores de historias y los diagramó. Si el chisme es una línea de flechas (cadena de información), el rumor son flechas que se dispersan en la hoja («movimiento múltiple»).

En esta oportunidad los testigos serán la curadora Nora Hochbaum, Leandro Katz (artista, poeta y cineasta) quien fue profesor de Fusco en la Universidad de Brown y conoce su obra, y Roberto Amigo, Como «rumoristas» la antropóloga Rita Segato y Sebastián Calfuqueo (artista mapuche).

Para Coco Fusco, radicada en Nueva York y docente en la escuela de arte de Cooper Union, «la propuesta representa una oportunidad de reflexionar sobre el performance y sus repercusiones» y en cuanto a su resignificación sostiene que «estamos viviendo un período de mucho conflicto en el campo cultural. Se cuestionan los valores y los intereses clasistas, sexistas y racistas que han dominado en el contexto artístico.», que es lo que trataron de hacer con esta performance y eso la mantiene «vigente».

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«No fuimos invitados a México con esta obra -responde-. Concebimos la obra como respuesta a una invitación a Madrid y Londres. El 92 fue el año de la celebración del quinto centenario en EEUU y Europa del llamado descubrimiento de América. La obra surge de ese contexto», cuenta.

Fusco señala que la problemática que abordaron tiene que ver «con la construcción de la categoría de lo ‘primitivo’ y el papel que tuvo en las exhibiciones etnográficas en las que los indígenas de África, Asia y América Latina fueron expuestas como curiosidades en Europa y Estados Unidos» y ejemplifica: «Hay algunos mexicanos que fueron llevados a Europa y a la Estados Unidos para esto, como el caso de la mujer barbuda, Julia Pastrana».

«En 1992, el mundo de arte de México no estaba interesado en una reflexión sobre esa trágica historia. Tanto en México como en el resto de América Latina el mundo del arte ha sido muy elitista y formalista», reflexiona y asevera que esto «refleja el clasismo de las sociedades latinoamericanas y el afán de ser vistos como modernos, como europeos desplazados», describe.

"Recopilamos los documentos que ayudan a entender la pieza en el presente y ayudamos a armar el archivo."

«Recopilamos los documentos que ayudan a entender la pieza en el presente y ayudamos a armar el archivo.»

Agrega que «las culturas subalternas sólo entran en el panorama como referencias para miembros de las élites artísticas, con una separación muy estricta entre el arte y la antropología y mucho desprecio hacia la performance».

Fusco señala que hoy esta situación es cuestionada y hay «un debate sobre la problemática de género dentro y fuera del mundo del arte», ya que «en Brasil en la última década se ha prestado más atención a la producción artística de los afro-brasileños y en México la política cultural actual tiene como objetivo la reorientación de las prioridades de financiamiento para dar más apoyo a las comunidades que han sido culturalmente y económicamente marginadas».

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