Juntos por el Cambio intentó despegarse del escrache que la misma oposición fogoneó
La manifestación en la casa de Lorenzetti fue el último paso de una larga cadena de presiones mediáticas y judiciales sobre la Corte Suprema para que intervenga con un per saltum a favor del trío de jueces Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Germán Castelli. Con ese fin, y de manera unilateral, el presidente de la Corte, Carlos Rosenkrantz, llamó a un acuerdo «extraordinario» para resolver ese tema y obligar a los otros ministros de la Corte a pronunciarse.
Además de los propios jueces y de los medios que hicieron presión, la coalición Juntos por el Cambio viene empujando para que haya un fallo de la Corte. De hecho, los diputados de Juntos por el Cambio Mario Negri (UCR), Maximiliano Ferraro (CC-ARI) y Cristian Ritondo (PRO) presentaron un proyecto para que el Congreso exhorte a la Corte a tomar el caso y resolver el per saltum. El texto del proyecto asegura que “hasta acá las remociones o desplazamientos forzados de los jueces habían sido patrimonio exclusivo de los gobiernos que usurparon el poder por golpes de Estado”. Fue la forma en la que eligieron referirse a una decisión tomada por el Senado.
La decisión de ir a la casa de Lorenzetti, no obstante, los obligó a recalcular y a varias de las figuras principales del espacio opositor, a salir a repudiar. Mientras el presidente Alberto Fernández decía que Lorenzetti «sufrió un escrache propio del fascismo», desde Juntos por el Cambio comenzaron rechazar también que le organizaran una protesta en la puerta de la casa donde pasa los fines de semana en Rafaela. «Repudio profundamente los hechos ocurridos frente a la casa de Lorenzetti. Me solidarizo con él y con su familia. Todos tenemos que trabajar, siempre, por una Justicia independiente», escribió el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta. «Me solidarizo con Lorenzetti y su familia por el mal momento vivido hoy en la puerta de su casa. Los aprietes y la violencia nunca son el camino», indicó la exgobernadora María Eugenia Vidal.
«Las manifestaciones a casas particulares de funcionarios, ya sean jueces u otras personas públicas, no son métodos democráticos. Esto es así por Lorenzetti o cualquiera que lo sufra», señaló el titular de la UCR, Alfredo Cornejo. La titular del PRO, Patricia Bullrich, prefirió no decir nada, pero sí salió a hablar el ex presidente Mauricio Macri: «La Corte debe fallar conforme a derecho, sin presiones de ninguna índole. No es bueno para la República afectar la tranquilidad de los jueces Rosenkrantz, Lorenzetti, Highton, Maqueda y Rosatti. Tenemos que respetar a la Justicia y dejarla actuar». Quizás el ex mandatario no estaba informado de que hubo excandidatos de su espacio político entre los manifestantes.
Vecchioli reconoció haber formado parte de la protesta frente a la casa de Lorenzetti, pero negó haberla organizado: «Sí, yo asistí pero esto no fue un escrache ni fue organizado por una agrupación política. Me están atribuyendo algo que no he tenido tal poder de convocatoria ni organización». «Las personas que fuimos somos todas personas de bien. No hubo ningún delito», aclaró en declaraciones radiales.
No obstante, según pudo saber este diario, la organización de esa manifestación trajo un cortocircuito de los concejales de la Coalición Cívica con los de la UCR y del PRO. Los de estos dos últimos espacios se echaron atrás a último momento y no participaron de la protesta. Exprecandidata a intendenta, Vecchioli sí fue. Lo mismo hizo la diputada Lucila Lehmnan en otra manifestación organizada en Santa Fe.
No está claro cómo se compatibiliza ese comunicado con los repudios de Vidal, Larreta, Cornejo y Macri por las presiones a la Corte, en los que hablaron de «aprietes y violencia» y «métodos no democráticos».