Desde su casa de Madrid, Rosa Montero cuenta que «está triste, como todos» por las secuelas que está dejando la pandemia, pero optimista como es atisba una luz de esperanza porque si bien «estamos todavía en la herida y todavía el mundo se está rompiendo» los seres humanos somos «bichos tenaces, con una capacidad de adaptación increíble».

«Nos hemos ido adaptando a esta vida rara ¿no? Dolorosa y que va a durar porque todavía no ha terminado. Y si contamos la resaca de la crisis económica pues va a llevar bastante tiempo hasta que volvamos a una vida razonablemente estable», sostiene la escritora española.

Sin esperarlo su novela, «La buena suerte» terminó teniendo puntos en común con la actualidad, como «la parálisis» y el «confinamiento del protagonista» pero esta historia la escribió antes de la emergencia sanitaria, aunque su lectura final «después de dos meses de reposo» fue en marzo, en pleno pico de contagios.

«Los muertos nunca se van solos: se llevan un pedazo de universo», se lee en la novela ¿qué crees que se llevan los muertos de la pandemia? «Han sido muertes hiper traumáticas, de gente que no ha podido despedirse y va a ser muy difícil recuperarse del dolor. Sigue muriendo gente y seguirá muriendo. Estamos todavía en la herida y todavía el mundo se está rompiendo y nuestros corazones. Tenemos que aguantar, tener esperanzas», dice Montero.

«A cada uno -reflexiona- se nos va algo distinto y a las sociedades se le ha ido mucho: están angustiadas, perdidas. Pero, insisto, no hay que perder esa tenacidad de la esperanza. Y como dice el verso de Lorenzo de Médice del principio «Quien quiera estar contento que lo esté, del mañana no hay certeza». Del mañana no hay certeza, nos lo ha demostrado la pandemia. Así que quien quiera estar contento que lo esté».

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