Un puñado de personas con banderas de Argentina, cornetas y carteles contra el Gobierno se congregó frente al Congreso con el objetivo de hacer un acampe en contra de la reforma judicial que se tratará este jueves en la Cámara de Senadores. Sin embargo, no pudieron armar la carpa, sino un gazebo, porque el Gobierno de la Ciudad, que conduce Horacio Rodríguez Larreta, no concedió el permiso. En el transcurso de la tarde hubo incidentes con manifestantes violentos que golpearon a un periodista y el episodio terminó con un detenido que, al cierre de esta edición, aún se encontraba en la comisaría comunal 1. 

Si bien la consigna principal apuntaba contra la reforma, la mayoría de los manifestantes no podía argumentar su postura y las principales críticas eran contra de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. La titular del senado, antes de las 16 –hora de la convocatoria– pidió a Diego Santilli, vicejefe de Gobierno porteño, que levante el vallado que el Gobierno de la Ciudad había colocado en el perímetro del Congreso, ya que, según indicaron fuentes oficiales, no quería protección para el Parlamento y quería que la gente pudiera manifestarse libremente. 

“Estoy en contra de todo. En ocho meses destruyeron el país. La reforma judicial es en beneficio de ellos y tiene que ser por ley como corresponde, no se trata de poner y sacar como se les canta”, dijo gritando una señora mayor que se encontraba en la Plaza del Congreso. Otra mujer que no tenía barbijo indicó que “no uso tapabocas porque no lo necesito. El coronavirus se llevó en 160 días a siete mil personas, y eso no es nada porque en este país somos millones”. Cuando fue consultada acerca del proyecto de reforma judicial, afirmó que “estoy en contra porque la hacen para defenderse a ellos mismos, no es una reforma penal que es lo que necesitamos nosotros”. Con respecto al tapabocas, otra manifestante señaló que «no uso barbijo porque a mi nadie me obliga a taparme la boca».

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Las marchas estaban convocadas en distintos sitios del país, pero en ninguno de ellos tuvo éxito, ni fue masiva. En Córdoba, por ejemplo, tan solo se reunieron unas cuatro o cinco personas con banderas de Argentina frente al shopping Patio Olmos. En las intersecciones de las avenidas Santa Fe y Callao, en el barrio porteño de Recoleta, hubo un grupo de personas cerca de las cuatro, pero cuando comenzó a llover se fueron y lo mismo sucedió en Cabildo y Juramento, aunque en ese lugar el grupo de personas fue más ruidoso. Allí había muchas mujeres con carteles, silbatos y hasta disfrazadas. Una de ellas, por ejemplo, se disfrazó de Temis, la diosa griega de la justicia, y en sus balancines tenía réplicas de dólares. 

En el Congreso también había manifestantes disfrazadas. En ese caso, una mujer decidió vestirse con un «traje a rayas» simulando ser una presidiaria: “me movilizo porque es una vergüenza la reforma y porque nos robaron la movilidad jubilatoria. Queremos una república y no una dictadura de Cristina Fernández”, dijo enfurecida. Además exclamó: “Nos tuvieron encerrados y hacen lo que quieren. Nos quieren matar a los jubilados, basta de corrupción y que Cristina vaya presa”.

Cerca de las 18, según confirmaron fuentes oficiales del Gobierno de la Ciudad en diálogo con Página/12, algunos manifestantes agredieron al periodista Ezequiel Guazora y por eso la policía se llevó a un hombre detenido. El reportero indicó que «estábamos entrevistando a una persona cuando nos rodearon y nos pegaron a mi y a mi compañero. Me dieron una patada en el pecho y nos rompieron nuestros equipos». 

Al igual que en la marcha del 17A, algunas personas llevaban puesto barbijos que decían “qué gobierno de mierda”, pero esta vez sumaron al atuendo remeras que proclaman “no a la reforma”. Entre los carteles se podía leer uno que indicaba “república vs impunidad”, otro “Alberto gobierna para la rika” y una pancarta que decía “Congreso no sean Komplices”. Una de las señoras que llevaba un cartel explicó: “estoy en contra de la reforma y de los corruptos que están en el gobierno. Vamos derecho al comunismo. Me molesta que se olviden que somos un pueblo republicano y libre”.

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Además de no argumentar sus posturas contrarias al proyecto de reforma judicial, algunos manifestantes lo confundían con una reforma constitucional. Fue el caso de Mirtha que dijo: “estoy en contra de la reforma de la Constitución, del traslado de los jueces, esto es un proyecto para desplazar el Poder Judicial”. Carlos, por su parte, agregó que “estoy acá por los corruptos y ratas. Esto no es un gobierno, es un aguantadero de chorros». Y ante la pregunta acerca de si no le daba miedo asistir a movilizaciones en pandemia pronunció: «no me voy a morir del virus, me voy a morir del disgusto». Otra de las confusiones fue creer que la reforma judicial “va a modificar la Cámara Electoral”: “el objetivo de esta reforma es eliminar los tres poderes del Estado. Quieren reubicar jueces, reformar la Cámara Electoral y convertirnos en Venezuela con elecciones fraudulentas”, sostuvo una mujer joven.

Entre los asistentes caminaba Juan Carlos Blumberg, el padre del joven asesinado Axel Blumberg. En diálogo con un canal de televisión subrayó que “estamos para defender la democracia y que no voten este disparate de querer modificar la Justicia para que quede impune la vicepresidenta. Esta reforma es una estupidez más grande que una casa».

Informe: Melisa Molina

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