Ingredientes
- Para la salsa brava:
- 500 ml de caldo de pollo
- 200 g de tomate natural triturado
- ½ cebolla
- 1 diente de ajo
- 1 cucharada sopera de harina
- 1 cucharada de pimentón dulce
- 3 guindillas o pimienta de cayena
- Sal
- Aceite para freír
- 500 g de patatas
- Mayonesa
Preparación:
1.- Pica media cebolla bien fina. Pela el ajo y córtalo a láminas.
2.- Coloca una buena cantidad de aceite de oliva en una sartén al fuego. Pocha la cebolla a fuego moderado y añade los ajitos cuando la cebolla se empiece a dorar. Pon una buena cucharada de pimentón al cabo de un minuto. Da una vuelta rápida con la espátula para que no queme y añade el tomate triturado sin dejar de remover. Añade también tres guindillas sin semillas y sal al gusto.
3.- Pon en un vaso un poco de caldo y añade una cucharada sopera de harina. Mezcla hasta que se disuelva por completo. Incorpora el caldo, a través de un colador, a la sartén cuando el tomate haya reducido. Tras 10 minutos la harina ya estará totalmente cocida.
4.- Tritura la salsa con una batidora de brazo hasta que quede bien fino. Pon la salsa en la salsera y rectifica tanto de sal como de picante.
5.- Pela las patatas. Córtalas en dados manos o menos de bocado.
6.- Fríe las patatas. Coloca una buena cantidad de aceite en una sartén y pon las patatas cuando el aceite esté caliente. Deja que se hagan poco a poco para que se vayan confitando y queden muy tiernas por dentro. Tras 20 minutos, las patatas empiezan a deshacerse así que es conveniente subir el fuego para que se doren por fuera. Saca las patatas a un plato con papel absorbente cuando queden doradas. Ponles sal al gusto.
7.- Para servirlas, pon una buena cantidad de patatas en un plato. Añade una cucharada de mayonesa y la salsa brava.
Mis consejos:
Si te sobra salsa brava, puedes guardarla en el frigorífico dentro de un tarro de cristal. También puedes congelarla.
Si no te gusta el picante puedes suprimirlo.