El poeta y narrador Aldo Giacometti encaró el reto de traducir al español las historias en las que el escritor británico Lee Child despliega su raid de ilícitos que desatan las célebres luchas cuerpo a cuerpo que le encanta narrar y que el traductor argentino ha logrado capturar desde su idioma original con una pericia que le valió los elogios del autor de «El inductor», «Tiempo pasado» y la reciente «Mañana no estás».

Giacometti (Buenos Aires, 1978), autor de «Qué no hacer», «La guitarra sin cuerdas» y» Criatura de dios» dialogó con Télam acerca de las complejidades de la traducción y de su trabajo con Child, del que lleva traducidos cinco libros.

-Télam: ¿Cuáles son los aportes que la lengua rioplatense le da a una traducción de Child?

– Aldo Giacometti: Dado que Blatt&Ríos y Eterna Cadencia cuentan con los derechos para publicar los títulos contratados en todos los países de habla hispana, el proyecto de traducción no tiene el acento puesto en explotar al máximo las características de la variante rioplatense del castellano. La idea es más bien dar con una lengua lo más abarcadora posible también de otras variantes del idioma. Claro que como mi castellano es el rioplatense tampoco me alejo tanto de los usos y costumbres del idioma que yo manejo. Estimo que el principal aporte puede estar en la velocidad y el dinamismo y la energía. La prosa de Child es enérgica, veloz y dinámica, características con las que el castellano rioplatense de Buenos Aires se entiende bien.

-T: ¿Y cuáles son las mayores dificultades a las que se confronta un traductor cuando encara la traducción de una novela con una acción que no da respiro como en esta saga?

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-AG: Más que de dificultades hablaría de desafíos. Uno de los mayores es sostener esa sensación de «no dar respiro», sostener el ritmo todo a lo largo de la traducción de la misma manera que se sostiene ese ritmo en el original. Otro de los desafíos es hacer todo lo posible pare respetar al máximo el sistema de repeticiones léxicas, idiomáticas, sintácticas, que el autor concibe dentro de las novelas y también de una novela a otra.

Las novelas de Child tienen descripciones muy minuciosas de escenas de acción que incluso se despliegan a través de varios capítulos y que incluyen un relato pormenorizado de las secuelas de una pelea o una muerte violenta como en el episodio inicial de «Mañana no estás».

– T: ¿La traducción de esos tramos incluye alguna tarea de investigación sobre anatomía o manejo de armas para dar con el tono exacto para trasmitir aquello que el autor intenta en el original?

– AG: Hago todas las consultas y averiguaciones posibles para que en la traducción los lectores se encuentren con todos los condimentos que el autor usa para preparar sus novelas. A lo largo de los cinco libros traducidos he consultado, además de a personal de las fuerzas de seguridad a músicos, arquitectos, abogados… Incluso para una escena de un cuento de «Sin segundo nombre» consulté a un fabricante de zapatos. Y en el caso de «Mañana no estás» llegué a estar en contacto, para la descripción del subfusil MP5SD, con su fabricante, Heckler&Koch.

– T: La relación entre autor y traductor se construye con el tiempo. ¿Ahora que va por la quinta traducción de Child se siente más afianzado en su estilo de escritura?

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-AG: Creo que el hecho de que un mismo traductor tenga la posibilidad de traducir varias obras de un mismo autor es una manera muy especial de cuidar al público lector del autor. La mayoría de los escritores crean universos nuevos o paralelos o así, y es menos dificultoso reconstruir ese universo en otra lengua si uno tiene la chance de ir familiarizándose en el tiempo con la obra del autor con el que uno trabaja. Especialmente en el caso de un autor como Lee Child, que trabaja de manera excluyente con un único protagonista y va expandiendo ese universo de una entrega de la saga a la siguiente.

– T: Además de traductor también es narrador y poeta ¿La experiencia propia con el proceso de escritura ayuda a captar mejor las atmósferas y los móviles del libro del otro?

-AG: Traducir es una forma más de leer y escribir. En el ámbito de la poesía es muy corriente practicar la traducción como un acercamiento más a la escritura, independientemente de si esas traducciones después terminan publicadas o no. Traduciendo se incorporan cosas que transforman la manera de leer y escribir. Después de internarse en el trabajo de otra persona uno vuelve al trabajo propio con una experiencia y una mirada nueva o distinta. Tener la práctica de la escritura puede ayudar a la práctica de la traducción. Pero no es garantía de nada. Hay excelentes escritores que son pésimos traductores y traductores excelentes a los que jamás se les ocurriría escribir.

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