A 80 años del asesinato del León Trotsky, el Partido Obrero recordó la trayectoria del revolucionario ruso a través de un acto virtual en el que participaron más de tres mil personas. «A 80 años de su muerte, reivindicamos la obra y legado de Trosky desde la perspectiva de su vigencia en el presente. La realidad que vivimos hoy, de guerras comerciales, enfrentamientos bélicos, depresión económica y hambre de miles de millones confirman su caracterización respecto a la descomposición y la agonía mortal del capitalismo, del cual nada podemos esperar», sostuvo Néstor Pitrola.
El 20 de agosto de 1940, un espía estalinista llamado Ramón Mercader ingresó en la casa de León Trotsky en Coyoacán, México, y le clavó un piolet en la cabeza, acabando con la vida de uno de los más importantes líderes de la revolución rusa. Reivindicando la vigencia del pensamiento del revolucionario, el Partido Obrero realizó un acto en el que también participaron virtualmente militantes trotskistas de Uruguay, Chile, Bolivia, Perú, Brasil, Costa Rica y México.
«Recogiendo el legado de Trotsky nos preparamos para una nueva etapa de rebeliones populares en América Latina, que más temprano que tarde se abrirán curso como se observa ahora mismo en la resistencia contra el gobierno golpista en Bolivia. Las aspiraciones de la juventud, de las mujeres y de los pueblos que recorren el mundo en reclamos por derechos democráticos, contra la represión, el hambre y la pobreza no pueden ser resueltas por un sistema social en crisis», declaró la legisladora cordobesa Soledad Díaz. «En este cuadro de rebeliones en el mundo homenajeamos a León Trotsky levantando sus banderas de lucha por la Unidad Socialista de América Latina», finalizó.
En la misma línea, al cierre del acto, el dirigente de izquierda Néstor Pitrola declaró: «En 2020 reivindicamos la vigencia de la etapa del socialismo, como ponen sobre la mesa las rebeliones populares desde Estados Unidos, hasta el Líbano y Bolivia que se levantan contra las diferentes formas de opresión del régimen que no puede garantizar las más mínimas condiciones a los pueblos del mundo».
