Todos los 7 de julio desde el año 1963 se conmemora el Día Internacional de la Conservación de los Suelos, en honor al fallecimiento del científico estadounidense Hugh Hammond Bennett, quién dedicó su vida a demostrar que el cuidado de la salud de los suelos es necesario e influye directamente en su capacidad productiva.
El propósito primordial de este día es el de concientizar a los ciudadanos sobre el valor esencial que tienen los suelos dentro del frágil equilibrio ambiental en el cuál se desarrolla la vida humana y la de otras especies que dependen directamente de la salud del suelo.
El suelo es un sistema vivo que depende de infinitas interacciones físicas, químicas y biológicas, las cuales se ven seriamente amenazadas por los modelos productivos mundiales establecidos que no contemplan el cuidado de la salud de los mismos.
Un suelo saludable genera múltiples beneficios eco-sistémicos, entre ellos, favorece la biodiversidad, mejora la absorción de agua y aumenta la captación de carbono. En consecuencia, se reduce la escorrentía superficial, las inundaciones y se mitiga el impacto de las emisiones de CO2 en el planeta.
La desertificación de los suelos es uno de los mayores problemas para la humanidad y es producto de la deforestación, sobrexplotación y el uso inadecuado de la tierra que atentan contra la salud del suelo. En relación a esto, el pasado miércoles 17 de junio se celebró el Día Mundial de Lucha contra la Desertificación y la Sequía con el fin de concientizar acerca de las iniciativas internacionales para combatir este fenómeno.
En las producciones agropecuarias es fundamental tener en cuenta al recurso suelo y su salud como un factor más de la actividad productiva. Una manera de alcanzar este objetivo es reducir o eliminar el uso de insumos que generan impacto sobre la biodiversidad, efectuar la rotación de cultivos utilizando procesos naturales, entre otras medidas que ayuden a mejorar y regenerar los suelos de la cuenca.
Desde los hogares también se puede colaborar con el cuidado y conservación de los suelos a través de acciones simples y cotidianas, entre ellas, reducir el consumo de productos innecesarios, plantar árboles, crear una huerta propia y realizar compostaje domiciliario. Este último, no solo evita la contaminación del suelo, sino que ayuda a la obtención de un abono orgánico de excelente calidad para la huerta o el jardín.
Es por ello, que a través de la conmemoración de este día queremos hacer llegar este saludo a quienes diariamente colaboran en cada una de las acciones ambientales que proponemos e invitar también a aquellos que aún no comenzaron a animarse y comenzar a cambiar el mundo con simples acciones.

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