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Por una ley para salvar los clubes de barrio

Las asociaciones barriales, en peligro de extinción

“Mis padres se conocieron en este club y se casaron acá y mis abuelos también se conocieron y se casaron en el club”, dice Laura D’Amore, secretaria del Colon F. Club, de Temperley. Pero ese club, fundado por su abuelo en 1939, hoy está en peligro de extinción, como tantas asociaciones civiles y entidades de fomento que con la debacle sufrida por los tarifazos del macrismo quedaron en emergencia económica. Sin embargo, acostumbrados a gestionar comunitariamente, se organizaron en federaciones y hoy buscan que se sancione la Ley de Asociaciones Civiles y Mutuales, en la provincia de Buenos Aires. El proyecto ya tiene media sanción en Diputados y este jueves se trata en el senado bonaerense.El Colón F. Club integra la Federación de Clubes y Entidades del Sur (FECEAS). La asociación reúne a entidades de zona sur junto a otras federaciones del norte y del interior de la provincia. Acompañados por funcionarios de distintos distritos lograron darle impulso al proyecto que les puede permitir atravesar las dificultades económicas, y resistir al marco de hostilidad que impone la pandemia. Una situación en la que ellos, los clubes de barrio y centros culturales, son fundamentales ya que saben tejer lazos al interior de sus comunidades, genuinamente.

Maxi, de la Asociación de Fomento de Alumi y del Club Juvenil de Turdera, explica: “Nosotros apoyamos la Ley de Asociaciones Civiles porque las sociedades de fomento no somos una empresa. Somos, junto a cientos de clubes de barrio, comedores, jardines comunitarios y centros culturales, un lugar de contención e inclusión para todos los chicos y chicas de la provincia de Buenos Aires”. Habla mirando a cámara en un video que promociona la sanción de la ley. Conocen la capacidad de vinculación que portan las entidades que representan y saben que sus destinos hoy están atados a esa ley.

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La propuesta presentada por el diputado Federico Otermín ofrece beneficios impositivos y administrativos para las instituciones destinadas a servicios comunitarios. En general, ligados al deporte y lo recreativo hasta que llegó la covid-19. Entonces su trajín diario de adolescentes jugando fútbol o practicando pasos de tango se transformó. Se convirtieron en centros de asistencia para la prevención de la pandemia, o en lugares para hacer ollas populares que alimentan a las personas en situación vulnerable de sus localidades.

En un comunicado, la FECEAS manifestó la necesidad de que se apruebe la ley y exigió a los senadores bonaerenses que la acompañen sin modificaciones en la sesión del jueves 30: “Nos urge que se vote la Ley Asociaciones Civiles, ya que aborda y da solución a la problemática que nos afecta. Entre otras cosas se contempla la tarifa cero en los servicios para el tiempo que dure la pandemia”, explican. Y detallan: “Esto significa la eximición de las deudas generadas durante la emergencia sanitaria. Derriba trabas burocráticas que complican a nuestras entidades, y condona deudas tributarias anteriores a la normalización”.

El proyecto propone un marco de protección ante el contexto actual y fue realizado en consulta con los clubes. “Como nunca, se nos dio participación en su confección, y por eso nos contiene e interpreta nuestras necesidades”, sostienen desde FECEAS. “Los clubes de barrio, pocas veces reconocidos como una herramienta del Estado, nunca han generado costo y siempre atienden la problemática social de su comunidad. En esta crisis sin precedente, seguramente será igual, y pasaremos a ser un espacio de importancia en las estrategias de contención, ayuda y apoyo comunitario”, enfatizan.

Hoy, mantener cerradas las puertas impide el autofinanciamiento que rige la cultura de estas asociaciones, que pueden llegar a tener entre 300 y 5000 afiliados. “Pero no son clubes grandes, no somos empresas de fútbol –señala Laura D’Amore, en representación de su Federación–, por eso necesitamos la ley”.

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Los clubes lograron el acompañamiento de dirigentes del Frente de Todos. Entre ellos, el intendente de Lomas de Zamora, Martín Insaurralde; el autor del proyecto y presidente de la Cámara de Diputados de la provincia Federico Otermín; el diputado provincial Facundo Tignanelli y la diputada nacional Daniela Vilar, quienes presentaron la iniciativa en un evento virtual con la participación de más de 300 clubes.

Expectantes por lo que suceda esta semana en el Senado, desde FECEAS expresan preocupación. En esa cámara el Frente de Todos tiene 20 bancas mientras Juntos por el Cambio –que no acompañó la media sanción en Diputados–, es primera minoría, con 26 escaños sobre 46. Esa diferencia puede poner en peligro la permanencia de los clubes en los barrios. “Porque a todos nos pasan las mismas cosas, por eso nació la Federación y por eso estamos tan unidos –explica D’Amore–. Sabemos que es la única posibilidad de lograr el apoyo estatal y que eso, además, es lo único que nos va a salvar”.

“Ya dejamos las actividades deportivas y culturales como tango, folklore o teatro”, confirma la dirigenta sobre los salones cerrados por pandemia. Pero cuenta: “Hoy varios hacen ollas populares, otros tienen organización solidaria para donar alimentos, ropas y juguetes. Los clubes de Lomas de Zamora tenemos ayuda del municipio, tuvimos gente de Salud y Deportes que nos ayudó a capacitar gente para crear conciencia sobre las cuestiones sanitarias. Pero eso depende de cada municipio, y por eso peleamos por la ley, porque si nos toca un municipio bueno, estamos presentes en las decisiones, pero no fue siempre así”.

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La ley le aporta al club “la ayuda estatal” para adquirir equipamiento, hacer arreglos edilicios o mantener el costo de los servicios. “Se busca el beneficio de la Tarifa Cero –señala D’Amore– porque los servicios hoy en día son el lugar por donde más dinero se va”. Mantener las instalaciones es otro aspecto que consideran primordial ya que “las instalaciones se deterioran y mantenerlas se hace imposible” cuenta, con cierta tristeza. Pero inmediatamente su tono cambia y explica, enérgica: “Necesitamos la ley para mantener vivo el lugar de los clubes, como nexo de comunicación con los vecinos. Es un lugar que está en nuestra vida. En algún momento en este país, todos pasamos por un club de barrio”, sintetiza sobre estas instituciones, esenciales en sus comunidades, en la rutina diaria de cada barrio.

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