Informe sobre los sectores vulnerables en Salta ante la Covid-19

La organización Techo dio a conocer un estudio en el que relevaron datos cualitativos y cuantitativos en el contexto de pandemia.
El Centro de Investigación Social de Techo Argentina realizó un estudio sobre los efectos de la pandemia en los barrios populares. En Salta, entrevistó a alrededor de 100 personas. Los datos arrojan que afrontan la Covid-19 sin redes de agua potable, en condiciones de hacinamiento, han visto afectadas sus fuentes laborales y presentan dificultad para obtener ingresos.En esta crisis sanitaria y económica, el informe  destaca la organización y el fortalecimiento de las redes comunitarias en los sectores vulnerables, lo que ha ayudado a paliar el hambre mediante merenderos, comedores y ollas populares. Desde Techo manifestaron que la difusión de estos datos tiene como objetivo incidir y que sean tomados por los gobiernos en sus diferentes estratos para elaboración de políticas públicas.

Según datos del Relevamiento Nacional de Barrios Populares (RENABAP), en la provincia de Salta existen 154 asentamientos en los que habitan más de 20.000 familias, de las cuales el 98% no tiene acceso a redes de agua potable y cloacas y más del 60% no tiene garantizado de forma regular el servicio de energía eléctrica.

El director general de la sede provincial de Techo, Carlos Durán, indicó que en Salta los municipios de Tartagal y Capital son los que aglomeran más del 70% de los barrios populares del total de la Provincia. Pese a ello, dijo que estos son los territorios donde menos llegan los sistemas de contención social.

En la provincia, el informe visibiliza que respecto a las medidas sanitarias para el cuidado de la salud ante la propagación del virus, «el 51,6% de las personas entrevistadas asegura que la falta de agua potable es uno de los mayores obstáculos para poder afrontar la pandemia».

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También se evidencia la situación de hacinamiento en la que viven las familias. Techo advirtió que esto «pone en riesgo la salud de los y las habitantes de los asentamientos, el 32,6% de los vecinos y vecinas considera que las condiciones de su vivienda afecta totalmente a su capacidad de hacer frente al COVID-19, mientras que el 22,7% afirma que afecta mucho. El 39,4% asegura que el hecho de que muchas personas vivan en una misma casa influye negativamente en el cuidado de la salud, en tanto que el 37,3% identifica como una problemática el espacio reducido».

El relevamiento señaló que la pandemia afectó directamente las fuentes laborales e ingresos de habitantes de barrios populares. «El 58,96% de las personas encuestadas afirma que la principal dificultad a la que se enfrenta actualmente es la disminución de los ingresos del hogar, al igual que el 42,6% identifica a la dificultad para obtener suficientes alimentos para el hogar como el principal desafío», sostiene el informe.

El 53,2% de las personas entrevistadas dijo que se encontraba trabajando en el momento previo al dictado del Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio. Techo también enfatizó que los resultados varían según el género: un 72,5% de los hombres declaró encontrarse trabajando, mientras que solo el 48,5% de las mujeres afirmó lo mismo.

Por último, vecinos y vecinas destacan los distintos procesos de organización comunitaria como un factor fundamental para hacer frente a la pandemia. El 41% de las personas valora la organización entre personas que habitan en el barrio como una fortaleza en el contexto de urgencia, mientras que en el 100% de los asentamientos encuestados la comunidad se organizó para realizar alguna acción ante la propagación de la Covid-19, siendo la principal actividad las ollas populares.

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Durán sostuvo que la finalidad del estudio fue «mostrar con datos duros como los barrios populares sufren una situación de vulnerabilidad mucho más marcada por la pandemia». Planteó que la intención es «posicionar la problemática para que se vuelva un tema de agenda pública. Si bien toda la sociedad y la economía sufrió algún impacto por la pandemia, los barrios populares tuvieron un efecto mucho más grande», aseguró.

Además, aclaró que la emergencia en los barrios populares está desde antes de la pandemia pero que ha empeorado con el surgimiento de ésta. Dijo que no realizaron una presentación formal aún a las entidades públicas pero han dado difusión pública al estudio.

Tres proyectos 

De este relevamiento también surgió la elaboración de tres proyectos para los barrios Juan Manuel de Rosas, La Ciénaga y La Cerámica. Ya fueron presentados y están en evaluación en la Secretaría de Integración Social y Urbana social del Ministerio de Desarrollo Territorial y Habitat de Nación en conjunto con el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).

El proyecto para el barrio Juan Manuel de Rosas consiste en mejorar la conectividad del servicio de internet. «Uno de los grandes problemas es ése. Tiene que ver con la necesidad de los chicos (y las chicas) que tienen que cursar de forma virtual y la mala conectividad no les permite hacerlo», precisó Durán.

Para los barrios La Cerámica y La Ciénaga los proyectos presentados proponen la conformación de cuadrillas sociales que serían integradas de forma participativa para llevar información y articular con las instituciones necesarias.

«En La Ciénaga hubo casos de violencia de género, la gente manifestó que no había espacios de contención, no podían radicar las denuncias, las comisarías no daban respuestas. Otro problema tenía que ver con los almacenes que cobraban porcentajes extras con la Tarjeta Alimentar«, dijo Durán.

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«Al tratarse de familias de barrios populares no cuentan con toda la información, se veían atrapadas en esas situaciones. La cuadrilla llevaría información y daría acompañamiento. También se prevé que puedan trabajar en la prevención de la enfermedad de Covid-19 y que cuenten con insumos sanitarios», explicó.

La directora del Centro de Investigación Social de Techo Argentina, Gabriela Arrastúa, dijo que la realidad de los barrios populares es compleja, «con diversos factores que se entrecruzan, agudizando la situación crítica actual, por ello, los esfuerzos que se hagan para la recuperación no pueden pretender únicamente volver al punto de partida, sino que deben ir más allá, procurando, sobretodo, resolver las problemáticas estructurales»

El estudio “Efectos de la pandemia COVID-19 en los barrios populares” fue realizado en mayo a partir de un muestreo no probabilístico, tipo bola de nieve, alcanzando hasta hoy a un total de 675 personas de 162 asentamientos de 30 municipios de 16 provincias a nivel país.

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