La serie "Poco ortodoxa" se basó en el libro autobiográfico de Feldman.

La serie «Poco ortodoxa» se basó en el libro autobiográfico de Feldman.

A partir del fenómeno rotundo que suscitó la serie «Poco ortodoxa», en agosto se publica por primera vez en español el texto autobiográfico de Deborah Feldman que inspiró su adaptación, «Unorthodox. Mi verdadera historia», donde cuenta su vida como integrante de una comunidad jasídica de Williamsburg (Estados Unidos) y el difícil camino para su independencia, un libro -como ella misma explicó hoy en conferencia de prensa- que escribió «con muchísima presión, sabiendo que era la puerta a la libertad».

Cuando casi todo el mundo parecía sincronizado con el confinamiento, la serie «Poco ortodoxa» en la plataforma Netflix, desarrollada en cuatro capítulos y hablada en yiddish, desplazaba en los seriéfilos, al menos por un rato, la atención de la pandemia: la historia de Etsy -interpretada por la israelí Shira Haas- y el modo en que logra salir de ese seno, cuando escapa de la comunidad en la que vive asfixiada, bajo la rigurosidad de reglas y deberes del mundo jasídico y un matrimonio arreglado con un chico que apenas conoce antes de su casamiento.

Podría decirse que la eficacia de la serie radica en su lenguaje universal al tratarse de una historia que habla sobre la libertad de un entorno que oprime pero también sobre la búsqueda por la libertad individual en un mundo que exige experimentación, deseo, diálogo y convivencia: «No soporto la idea de pasar una vida entera en este planeta y no hacer todas las cosas que sueño hacer solo porque no me está permitido», se lee en uno de los pasajes del libro que en agosto llegará al país de la mano del sello Lumen y desde el jueves se podrá conseguir en ebook.

La historia de Devoireh (antes de ser Deborah) es impactante -por lo que revela para el mundo occidental acerca de vivir en un núcleo hermético y por todo lo que tuvo que pasar para poder irse- pero no es la única: «Formo parte de una red internacional que se ha ido de la comunidad, somos miles de personas. Hay mucha gente valiente que ha hecho este camino sin ninguna ayuda. Vemos un movimiento inspirador pero por otro lado sigue siendo difícil, sobre todo para las mujeres que son necesarias para que la dinámica de la comunidad funcione», contó la autora en una videconferencia con motivo de la salida de su obra en español.

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Es que la comunidad así como puede oprimir, también contiene y protege; por eso cuando Feldman decidió salirse el camino estuvo plagado de dificultades. «Me fui siendo joven, sin conocimiento de cómo funciona el mundo fuera de la comunidad, en primer lugar uno tiene que buscar cómo sobrevivir, qué es una cuenta bancaria. En lo práctico, lo más difícil es la supervivencia financiera. Esto fue muy difícil, siempre al borde del precipicio del hambre y del estar sin techo. Hice muchas cosas para sobrevivir, por ejemplo, doné mis óvulos a un banco para conseguir dinero».

Pero la parte más difícil, consideró, es que cuando «uno se va no tiene nada, no tiene identidad. Todo lo que constituía quién eras desaparece porque la comunidad define tu identidad, es una comunidad colectiva no individual. Uno se va y deja de ser persona y esto produce una crisis grave y afecta la salud mental. ¿Cómo hace uno para vivir como persona cuando se le vacía de su identidad? ¿cuál es el nuevo idioma, cuáles las nueva creencias, qué queremos en la vida? Son preguntas que cuestan mucho responder».

«Unorthodox. Mi verdadera historia», en el cual se basa la serie audiovisual con algunas licencias -por ejemplo la música funciona como salvoconducto, mientras que en la historia real lo es la literatura- fue publicado originalmente en 2012 y significa el primer libro de Feldman. Lo empezó a escribir antes de  irse de la comunidad jasídica de Williamsburg de Brooklyn en la que se crió porque sabía que «era la puerta a la libertad».

De sus lecturas prohibidas en la infancia y adolescencia (desde «Orgullo y prejuicio» a «Harry Potter» ) y su interés por la literatura, Feldman se fantaseaba escritora pero las circunstancias de su vida la llevaron a convertirse mucho antes de lo que imaginaba, cuando «estaba metida en todo el lío emocional».

«El libro está escrito con una gran presión por la libertad, no pude escribirlo con el tiempo necesario para hacerme escritora pero sabía que ese presente era la única forma para plasmar lo que estaba viviendo. Es un libro crudo, que no se ha digerido, real, inmediato. A diferencia de las memorias, no ha habido una retrospectiva, una reflexión… normalmente las memorias se escriben con reflexión. En muchos sentidos, este libro no es una memoria», aseguró la autora, que reside en Berlín, Alemania, junto con su hijo, fruto de su matrimonio jasídico. Al igual que ella, pero cuatro años más tarde, su ex marido también cortó lazo con su comunidad.

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Cuando «Unorthodox» se publicó por primera vez fue un arma de doble filo porque si bien fue la puerta a esa nueva vida, también significó la presión y la crítica de la comunidad que había decidido dejar atrás. A su entender, la crítica tuvo que ver con que «es una novedad osada y atrevida que el libro haya sido escrito por una mujer porque en el pasado hay muchos relatos de cómo es salir de una comunidad ortodoxa pero han sido narrativas masculinas. Y además es una mujer que escribe de forma muy íntima sobre la experiencia femenina, que es algo muy tabú».

Además de funcionar como salvoconducto, lo que buscó con el libro fue dar cuenta los motivos de su decisión de salir del seno donde se crió, tratando de reflejar la cosmovisión -sus reglas, normas y deberes- de los Satmar, la comunidad jasídica ultraortodoxa, que surgió tras la Segunda Guerra Mundial y que vive bajo estrictas conductas, en una suerte de guetto urbano al que pertenecen casi 120.000 en todo el mundo, de los cuales 57.000 viven en Williamsburg, el barrio neoyorquino de Brooklyn.

«No encajaba del todo en esa comunidad en la que pertenencia: era la hija de un matrimonio fracasado, mis padres eran artículos defectuosos y a mi me trataban como si yo no fuera una de ellos. Era la mancha.Yo creo que esto me dio la perspectiva de verme como alguien en el margen y eso te lleva hacerte preguntas y a desconectar de lo que los demás aceptan como algo normal y a buscar una salida», consideró.

A pesar de haber tenido una experiencia traumática y difícil, Feldman quiere dejar en claro que no busca dividir ni guiarse por el resentimiento: «Son gente que cree que es la forma adecuada de vivir porque sino Dios los borrará de la faz de la historia, creen que viviendo así van a evitar a otro Holocausto. Hay mucho dolor, sentimiento de pérdida. A veces, los medios de comunicación dicen que es una secta con rituales extraños pero falta complejidad. No hay que mostrarlo como exótico porque lo que hacemos es apartarnos y lo que hay es buscar son los puntos de contacto».

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Sin embargo, romper con lo establecido genera ruido: «Cuando  hablé transgredí una línea y me convertí en un demonio, en una categoría casi como Hitler porque difundía propaganda antisemita. Lo que ocurrió es que este libro tuvo un éxito inusual y mi comunidad nunca antes había tenido que verse frente a esta situación y reaccionaron con furia.Trataron de desacreditarme pero nadie dijo que lo que contaba fuera una mentira. Debido a este ultraje, los medios empezaron a prestarme atención y se dieron cuenta que llevaron el libro al éxito y aprendieron porque con la serie han mantenido el silencio».

Pero como dice Feldman, la critica más compleja hoy «viene del mundo judío en general». Se refiere a que «en gran medida el judaísmo ha pretendido ser demasiado vulnerable porque han sido un pueblo perseguido, víctimas del antisemitismo, y por lo tanto las injusticias no se han podido abordar. Pero ya estamos en un momento en que los judíos están empoderados y ya no se puede decir que el judaísmo es vulnerable porque esto continúa con la idea de que los judíos son distintos y por consiguiente las injusticias no pueden ocurrir, mientras que sí ocurren»

«Es como si el judío -explicó- no pudiera tener las imperfecciones como el resto de la humanidad;  admitir los cambios no significa atacarlos. Estamos en una época donde las diferencias de identidad son diferencias superficiales: todos tenemos distintos legados culturales y cosmovisiones pero estamos comprendiendo que las experiencias humanas son universales».

En este punto, Feldman espera que «Unorthodox. Mi verdadera historia» ofrezca «una oportunidad para empezar con este diálogo con todo el espectro étnico del judaísmo. Tenemos que encontrar formas de dialogar sobre nuestras experiencias, y aceptar que aquellos que quieran irse pueden hacerlo. Y las comunidades judías tienen que tener una actitud positiva con quienes así lo quieren».

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