Diputados aprobó el retiro del 10 por ciento del dinero de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP). A través de un intenso lobby, el presidente chileno intentó hacer fracasar la reforma que abriría el camino para terminar con un modelo que permite a los privados invertir en el mercado global con el dinero destinado a las pensiones.

Una foto se viralizaba anoche en las redes sociales chilenas: era el Palacio de La Moneda en penumbras y las ventanas del segundo piso con la luz encendida. Allí se divisaba al presidente Sebastián Piñera reunido con el ministro del interior Gonzalo Blumel y el jefe de asesores de la presidencia (y activo funcionario de la Dictadura de Pinochet) Cristián Larroulet. En esos momentos la Cámara de Diputados aprobaba por 95 votos a favor, 25 en contra y 31 abstenciones, la idea de legislar el retiro del 10 por ciento del dinero de las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).

Un sistema establecido por Pinochet en 1980 e ideado por el economista José Piñera (hermano del presidente y conocido como “el padre de las AFP”), que permitió la creación de instituciones privadas que inviertan el dinero impuesto individualmente por los trabajadores para su jubilación, sin participación alguna de éstos en las ganancias, pero sí en las pérdidas.

En los registros de las reuniones, el dictador se mostraba desconfiado por la idea que incluía diversos fondos de riesgo variable que el propio trabajador debía elegir y que finalmente aceptó, pero excluyendo astutamente a las fuerzas armadas.

Para el resto de los chilenos, en cambio, las AFP ha generado desesperación, obligando a los jubilados a rebuscárselas en cualquier empleo mal pagado y a los trabajadores saber que todo ese dinero que obligatoriamente debe imponer es prácticamente dinero perdido. Eso explica en buena parte el estallido social de octubre en Chile —con más de un millón de personas protestando en las calles, incluyendo agrupaciones como “No + AFP”— y sólo interrumpido por la pandemia. La derrota del gobierno, cuyo dogma es no tocar el modelo económico que tanta prosperidad le dio a la elite por décadas, era evidente.

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Aunque esta es sólo la primera etapa de un proyecto que será revisado y votado en el Senado esta semana, anoche se celebró como si fuera un triunfo deportivo, anoche se escuchaban cacerolas y gritos de júbilos en los edificios del centro de Santiago mientras las páginas de las diversas AFP como Habitat, Cuprun, PlanVital se reportaban caídas siendo imposible ver a cuanto corresponde el 10% que uno podría retirar. La recomendación que circulaba en chats y teléfonos era sacar este dinero (que muchos chilenos creen que ni siquiera existe físicamente, sino que está guardado en el exterior) para así desestabilizar los negocios de los grandes grupos económicos tras este sistema.

Lo conocido hasta el momento es el destino de 124.336 millones de dólares invertidos por las AFP en grupos económicos chilenos, en un estudio de 2020 de la Fundación Sol —quienes han hecho una interesante labor de “mediación” de un sistema intencionalmente confuso y difícil de entender en toda su magnitud— una cifra que es sólo parte del dinero que se maneja y que beneficia a grupos económicos que, curiosamente, poseen bancos y medios de comunicación como el Luksic, dueños del Banco de Chile, el influyente Canal 13 y una cadena de radios particularmente crítica del estallido social y a favor de las medidas de Piñera o los Saieh quienes poseen el banco Itau y el conglomerado Copesa (destacando el diario La Tercera, también caja de resonancia del gobierno). Aunque también hay otros grupos como los Matte, Yarur y Said que son parte de lo que popularmente se conoce como “los auténticos dueños de Chile”.

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Golpe para Piñera y llanto en las AFP

De todas formas, el hecho ha sido un duro golpe para Piñera y la coalición de derecha que lo respalda que tuvo 13 diputados votando a favor del retiro del 10% (4 de la Unión Demócrata Independiente y 7 de Renovación Nacional). El último intento “público” fue el anuncio de un nuevo paquete de medidas llamado pomposamente Ingreso Familiar de Emergencia Plus.

El “político” fue directamente la presión con llamados personales del presidente para no apoyar la idea y el envío de ministros al Congreso en Valparaíso a hacer lobby —incluso enfrentándose con periodistas que reporteaban allá— siendo especialmente llamativo el del Ministro de Hacienda Ignacio Briones quien dio un discurso enloquecido que demuestra el estrés que provoca Piñera (y Larroulet): «Se ha hecho acá una arenga libertaria, vaya curiosidad que venga de la izquierda, en que plantea algo así como un derecho de propiedad irrestricto, cuando lo que se hace en el Congreso, día a día, a través de las leyes, es ponerle bordes a la libertad (…) Es salirse del libertinaje, salirse del referir a que puedo hacer con lo mío lo que quiera. Les invito a pensar si acaso en la casa o en el departamento de cada uno de nosotros podemos hacer lo que queramos”.

Previsiblemente las AFP no pueden disimular la inédita crisis (y desconexión con la calle) que viven. Como consignó Radio Cooperativa: “Nadie puede celebrar lo que ha aprobado la Cámara de Diputados” dijo el gerente general del gremio de estas administradoras, la vocería de AFP Habitat señaló que fue “un error histórico” de características “ideológicas y populistas” y la AFP Capital fue incluso más allá y aseguró que, aparte de ser una medida “mal focalizada y regresiva”, “en el largo plazo profundizará el problema de las bajas pensiones”.

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