Si bien se mantienen en una línea menos propensa a restringir que la del Gobierno bonaerense, los funcionarios porteños comenzaron a ver que, tarde o temprano, deberán a volver atrás con las condiciones del aislamiento. Ya lo había empezado a manifestar Horacio Rodríguez Larreta en una conferencia conjunta con Axel Kicillof la semana pasada, cuando dijo que no le «iba a temblar el pulso» para dar marcha atrás con la reapertura. En el encuentro con el gobernador y con el presidente Alberto Fernández, Larreta pidió unos días más para evaluar la evolución de la curva de contagios, pero admitió que está preocupado por el aumento de los últimos días. El jefe de Gobierno pretende esperar hasta cerca del fin de semana para que se defina de manera conjunta si se va a una mayor restricción en todo el AMBA.

La línea que sostuvieron hasta fines de la semana desde la gestión de Larreta es que no habría una marcha atrás, salvo un escenario catastrófico. El objetivo del Gobierno porteño, como informó este diario
, era mantener abiertos todos los rubros y apostar a los testeos sobre distintos barrios populares y la zona sur de la Ciudad para contener los contagios. No obstante, esa estrategia comenzó a palidecer a medida que se aceleró el ritmo de los contagios a niveles que preocuparon hasta al más liberal de los funcionarios porteños.

Un primer indicio de que la marea estaba cambiando fue la conferencia conjunta que dieron Larreta y Kicillof, luego de semanas en la que los funcionarios bonaerenses cuestionaran las reaperturas de la Ciudad y Larreta mantuviera un estudiado silencio. Lo que no quiere decir que no hubiera ganas de contestar desde la gestión PRO: «¿Vos viste las imágenes de la gente saliendo en La Matanza? Después se quejan de los runners porteños», decía a este diario en voz baja un funcionario porteño. Una frase que retrata el espíritu general en la sede de Parque Patricios.

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La conferencia conjunta del viernes iba ocurrir sin la presencia de Larreta, pero el jefe de Gobierno decidió dar una señal política con su presencia. Un dato: resolvió viajar incluso cuando tenía todavía que conservar un aislamiento preventivo tras su contacto con María Eugenia Vidal, quien dio positivo por covid-19. Por suerte, los testeos sucesivos del jefe de Gobierno dieron todos negativo. En la conferencia con Kicillof de la semana pasada, Larreta ya dio señales de que podía haber un cambio de políticas en el Gobierno porteño: “Vemos con mucha preocupación los datos de los últimos días y si
tenemos que tomar medidas más drásticas para cuidar la salud de la gente
no nos va a temblar el pulso”, afirmó el gobernador bonaerense.

En el encuentro del lunes con Fernández y Kicillof, no obstante, Larreta fue el que buscó frenar la idea que traían desde la provincia de Buenos Aires de avanzar lo antes posible con las restricciones. El jefe de Gobierno planteó que se tomaran unos días más para evaluar la evolución de la curva de casos, si bien manifestó que los números de los últimos días le resultan preocupantes. «Todavía hay margen. No es tiempo de cerrar todo«, se esperanzó Larreta.

Lo que no quiere decir que eso no vaya a ocurrir en algún momento. Su ministro de Salud, Fernán Quirós, piensa que tarde o temprano hay que volver a restringir, pero todavía no hay acuerdo con el cuándo. El argumento número uno que usan en el Gobierno porteño es no buscar volver atrás en un momento en que las encuestas les marcan el fastidio social con el aislamiento. Insisten en que mucho depende de la disciplina colectiva para cumplir con las medidas de autoprotección. «Lo peor que podés hacer es tomar una medida y que nadie la cumpla. Es el escenario más complicado», dicen. Sostienen que hay que generar un clima social que permita que las medidas de volver a encerrarse de cumplan como al comienzo, y no con el «relajamiento» que se observa hoy. 

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«Los de provincia vinieron con la idea de cerrar todo ya. Horacio les dijo que veamos cómo evolucionan las cosas en los próximos tres días y luego tomaremos la decisión que tengamos que tomar», señalaron cerca del jefe de Gobierno. «Hoy es muy pronto para cerrar todo. Pero venimos viendo que hace diez días pegó un salto de 400 a 700 casos por día. Si eso se mantiene o crece y también la ocupación de camas en terapia intensiva por covid, es muy posible que vuelvan las restricciones», reconocieron en el entorno del mandatario porteño.

Ese salto en la curva es el que produjo ese viraje de los últimos días en el discurso del jefe de Gobierno. Sin embargo, sigue siendo el más reticente a volver atrás en las fases de la cuarentena, habida cuenta del malestar social que puede producirle entre los porteños una medida de ese tipo. Sobre todo, en la base electoral del PRO que ya le regaló en Twitter hashtags como #LarretaTraidor o el menos elegante #Fase1LaChota. También que, dentro de las internas de Juntos por el Cambio, el sector de Mauricio Macri y Patricia Bullrich, viene sintonizando con el sector y reclamando, de una forma o de otra, que se debería priorizar la economía y no volver a restringir.

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