Permite controla a más personas a mucho menos costo. Son investigadores de Exactas de la UBA y de la Universidad de La Plata. La estrategia de hacer pruebas grupales está en desarrollo en otros países. 

Hasta que no aparezca una vacuna eficaz contra el coronavirus, la única herramienta que sirve para frenar la propagación es el aislamiento de las personas infectadas. Y la herramienta más eficaz para detectarlas es la prueba por PCR (se desarrollaron otros tests, pero no son tan eficaces). El problema es que los kits para hacer el test son escasos y caros. 

Por eso, un grupo científicos argentinos encaró el problema desde otro ángulo: cómo testear a más personas usando menos kits. Y desarrollaron un procedimiento para hacer pruebas por grupos de personas, no individuales (lo que en inglés se llama pooled testing).

Roberto Echenique, doctor en química por la UBA lo explica así: «Somos un grupo grande de científicos de la Facultad de Exactas de la UBA y de la facultad de La Plata, coordinados por Daniela Hozbor y yo, que empezamos a trabajar juntos para desarrollar un sistema de testeos por pooles«.

El sistema hace más de un mes que se está aplicando en la provincia de Buenos Aires. «Es un sistema especialmente eficaz para aplicar en instituciones cerradas o semicerradas, como geriátricos o neuropsiquiátricos, y donde haya una baja prevalencia de infectados».

¿En qué consiste la eficacia? En que puede reducir significativamente los costos de testear a un determinado grupo. «Hacerle la prueba a una persona tiene un costo de 35 dólares. Con los desarrollos de componentes argentinos (hubo varios), este costo se redujo a aproximadamente la mitad, 18 dólares. Sigue siendo muy caro. Por eso nosotros nos centramos en bajar los costos», contó Echenique.

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La prueba individual consiste en hacer un hisopado de una persona y poner ese hisopo en un tubito con un líquido especial para preservar el virus (si lo hubiera) o en solución salina, llevarlo al laboratorio y ponerlo en una máquina que hace el test de PCR (proteína C reactiva, una proteína producida por el hígado cuyos volúmenes en sangre aumentan en respuesta a una infección) para detectar el ARN del virus.

En el testeo por pool, se hace todo igual hasta llegar al laboratorio. Allí se junta una porción del líquido de varios tubitos, cuatro por ejemplo, y se analizan todos juntos. Si da negativo, quiere decir que las cuatro personas de esa prueba no están infectadas. Si da positivo, una, algunas o todas las personas de ese tubito tienen el virus, y entonces hay q hacer tests individuales. En una muestra tan pequeña, el sistema no sirve, pero sí si se hace en todo el personal de un centro de salud, por ejemplo.

«La prueba de PCR es muy sensible y detecta el virus aunque haya una sola persona infectada y se hayan puesto, por ejemplo, 64 muestras. La idea es que se puede llenar la plantilla de tubitos con las muestras de los 32 enfermeros de un servicio, agrupadas de a 4. Se hace el test, uno solo para las 32 muestras, y uno de los tubitos da positivo. Entonces sabemos que de esas 32 personas, 28 son negativas y hay 4 que analizar individualmente, y se hacen esas 4 pruebas. Con 5 tests (el primero a todos juntos, y los 4 individuales) sabemos quién de las 32 personas de ese servicio está infectado. Usamos 5 tests en lugar de 32. Por supuesto, si hay muchos infectados, el sistema es inútil, porque hay que seguir testeando para conocer la situación de cada uno. Pero en conjuntos con pocos infectados, el ahorro en costos es altísimo», grafica Echenique. El grupo de científicos de la UBA y de la UNLP está trabajando en pruebas con 32 muestras.

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Alemania, Estados Unidos e Israel están trabajando en diferentes sistemas de pruebas agrupadas. En una entrevista que publica este viernes The Washington Post, el principal epidemiólogo norteamericano, Anthony Fauci, explicó las ventajas de la estrategia de testear a un conjunto de personas y recurrir a la prueba individual solo si se confirma que en el grupo hay uno o varios positivos. 

«La estrategia de los testeos grupales es especialmente eficaz en situaciones con baja prevalencia de contagios, para evitar que el virus se propague y se produzca un nuevo brote. Supongamos, por ejemplo, una ciudad en la que no hay circulación de virus y que tiene una gran afluencia de camiones desde distintas partes del país. Como cualquiera de esos camioneros podría estar infectado, habría que dejarlos en cuarentena 14 días, lo que, evidentemente, descalabra la economía, el comercio, la vida de todo el mundo. Con el sistema de pooles, hay que esperar tres días (por si en alguno la carga viral es muy baja) y testearlos a todos por grupos. Se deja pasar a todos los negativos y sólo se testea individualmente a los que estén en un grupo con algún positivo», destaca el doctor en química.

Otra de las ventajas de este sistema es que incluye a más personas, entre ellas a los posibles contagiados asintomáticos, que con el sistema actual, que se limita a los casos sospechosos, no se detectan y pueden seguir propagando la enfermedad inadvertidamente. Por lo general, a partir de un caso positivo se rastrea y se contacta a todas las personas que estuvieron cerca de ella. El siguiente paso es aislar a todos porque potencialmente podrían estar infectados y seguir contagiando. Luego está la decisión de si testear a todos o no, mucho más factible con el sistema de pruebas agrupadas.

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Este proyecto, en el que participan alrededor de 15 científicos en Exactas en Buenos Aires y 9 en La Plata, fue seleccionado por la Unidad Coronavirus del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación para ser financiado. El trabajo de testeo en pooles está coordinado por el Ministerio de la Provincia de Buenos Aires.

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