En linea con la reconfiguración forzosa que por la cuarentena debieron poner en marcha los rubros asociados a prácticas comunitarias, los espacios vinculados a la formación artística se adaptaron al signo de los tiempos sin giros dramáticos: «En épocas de desconexión, las artes conectan», afirma Sandra Torlucci, rectora de la Universidad Nacional de las Artes (UNA), mientras que el docente Ricardo Manetti sostiene que «para el arte el concepto encierro es el de resistencia, defensa y vida».

Ambos docentes y directivos -Manetti es vicedecano de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA- exponen sobre la enseñanza de las disciplinas artísticas, sus transformaciones en los últimos tiempos y la particularidad de un presente de aislamiento social, preventivo y obligatorio.

«La UBA es una universidad de carácter presencial que estableció como nexo la virtualidad, ante la situación de pandemia», señala Manetti a Télam, y aclara que los docentes han tenido muy poco tiempo para adecuarse: «Se requiere de una formación y de un modo de pensar el sentido didáctico y pedagógico, que es diferente al presencial».

«Por otro lado, en esta situación excepcional se debe entender qué le ocurre a docentes y estudiantes, qué es lo que pasa en sus casas, donde están encerrados las 24 horas del día. Y saber si cuentan con herramientas tecnológicas para conectarse y continuar la formación», explica.

«Me preocupaba que muchos entiendan este encierro casi como estar en un campo de concentración. Hay un elemento absolutamente diferente: el campo de concentración era un campo de exterminio y hoy estamos encerrados en defensa de la salud y la vida -destaca el docente-. Este es otro potencial que desde el arte se debería tomar: el concepto de encierro como un lugar de resistencia, de defensa y de vida. Y trabajar con lo lúdico y lo confrontativo que ha tenido el arte».

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En el caso de la UNA, Torlucci asegura que «enseñar artes en estos tiempos es un desafío a la creatividad, tanto en la gestión como en la docencia. Porque la enseñanza de las artes aplicadas involucra al cuerpo en los procesos de conocimiento».

«A pesar de que las subjetividades contemporáneas están atravesadas por la tecnología -desde lo afectivo y perceptivo- sigue teniendo una fuerte relación fenómenológica presencial, aspectos que las artes involucran. Por lo tanto, hay muchas dificultades para enseñar artes aplicadas de manera virtual», dice Torlucci.

La rectora de la UNA asegura que se buscaron soluciones al aislamiento, que define básicamente como un desencuentro: «Las cátedras que decidieron trabajar de manera semipresencial, utilizan aulas virtuales al inicio y posteriormente tendrán encuentros presenciales para evaluar la aprobación de la materia, tanto en lo teórico cómo en lo práctico. En otros casos esta primera instancia virtual funciona como un encuentro preparatorio para el inicio de las clases presenciales. «Las materias de taller, que necesariamente requieren ser presenciales, serán reprogramadas para ser cursadas de manera intensiva», aclara.

En cuanto a estrategias educativas, Manetti sostiene que «estamos en un tiempo absolutamente novedoso para establecer vínculos con les otres, con lógicas distintas a nuestros códigos comunicacionales» y propone ser tan creativos como para «tomar del arte las formas de la resistencia y rescatar elementos para vincular situaciones placenteras y lúdicas. Es un momento difícil, un tiempo de aprendizaje».

No estamos solos

«Hay acompañamiento desde las instituciones», señala Manetti. Se refiere a propuestas como Compartir Cultura, del Ministerio de Cultura de la Nación y a que la Facultad de Filosofía y Letras, a través de Filo Propone, ofrece recursos: materiales de archivo, artes escénicas, musicales, y audiovisuales de disponibilidad pública. Otras instituciones académica, como la de Universidad de San Martín (Unsam) y la UNA pusieron también recursos a disposición. «Son importantes estos gestos colaborativos desde las disciplinas artísticas, para atravesar este tiempo de pandemia», dice el docente.

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Para Torlucci, «en plena pandemia, podemos ver como las y los artistas crean museos virtuales, formas de encuentro digital como nunca antes se había intentado; seguramente no reemplazarán el encuentro físico, pero dejarán experiencias que transformarán nuestro mundo conocido».

Como sucedió tras la estallidos sociales de 2001, es posible que se produzca un crecimiento de las matrículas: «Cuando el mundo parece estar enloquecido, en un borde, en una crisis de proporciones gigantescas, las artes son el mejor aliado para transformar lo que generó tanta locura. En épocas de desconexión, las artes conectan».

Según Torlucci «la enseñanza de las artes en las universidades es compleja, ya que la propia definición de arte inició un camino de deconstrucción; esto puso en crisis los límites disciplinares y la necesidad de transculturalidad, como camino necesario para la identidad», detalla.

Y prosigue: «las artes son una forma específica de producción de conocimiento -como la ciencia y la tecnología- para producir innovación. Y están necesariamente involucradas en una enseñanza transdisciplinar, tanto en la investigación como en la formación y en la creación artística».

Manetti específica que «para pensar el campo disciplinar de las artes, es imposible abstraerse de cualquier modo de pensamiento que construyeron las tecnologías a fines del siglo XX y principios del actual. Se transformó la forma de enseñar y los paradigmas de las historias».

«El desarrollo de las tecnologías cambió el acceso a la información y los modos de registro. Los archivos digitales generaron nuevas formas de búsqueda -indica Manetti-. Las transformaciones en el campo tecnológico impactaron en el modo de hacer las disciplinas artísticas».

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El docente afirma que se volvió imposible no hablar de arte y tecnología, y de lo transdisciplinar.

«Esta concepción dialógica -concluye Manetti- permite entender el paso de una historia de las artes a una historia de las diferentes manifestaciones artísticas. A su vez, poner a éstas en función de determinados territorios, permite llegar a las historias de las representaciones, subjetividades, géneros, masculinidades».

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